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A las 8:00 estábamos en el muelle, media hora antes de tiempo. Sin embargo de haber sabido que a los que llegan con tiempo les pesan la maleta cobrándoles 20 Bahts por cada kilo que exceda los 20 kg permitidos, habríamos esperado un rato más antes de ponernos en cola frente al dique.
En algo más de una hora se divisa Koh Tao, el ferry la rodea y se dirige a un pequeño islote frente a ella, es la idílica Koh Nang Yuan, isla donde no hay residentes, pero la gente va a pasar el día, tras una breve parada para que se apeen unos cuantos turistas, retrocedemos hasta el muelle de Koh Tao. Uno de los taxis que se nos avalanzan encima ofrece llevarnos por 300, al final el tipo acepta 200, y recoge a otros 3 pasajeros que vamos apretujados entre nuestros bastos macutos, en la parte trasera de una pick up.
Koh Tao, que traducido del Tailandés significa Isla Tortuga, es una isla, abarrotada de centros de buceo, y por tanto de buceadores, he de decir que en nuestras inmersiones en la misma, no vimos tortugas. Y preguntando a los instructores, tampoco es que haya muchas, hay 2 o 3 en toda la isla así que el nombre debe venir de un pasado en el que anidaban ahí, pero que fruto de la masificación de gente, probablemente hayan emigrado.
Llegamos al centro de buceo "Pura Vida" con quien ya habíamos acordado hacer el Advance( Segundo título de buceo que se puede uno sacar y que te permite bajar hasta 30 mts en lugar de los 18 que te permite el primero). Ellos mismos nos habían buscado el alojamiento. Sin embargo, el alojamiento que ellos nos incluían en el curso era de rango algo bajo(ni tv, ni ventana, ni frigorífico, ni agua caliente... No es que seamos muy pijos, pero no olvidemos que era luna de miel), así que convenimos con ellos un descuento correspondiente y cogemos un bungalow con terraza justo sobre el mar, todo al lado del centro de buceo. Y muy próximo a la popular Sairee beach. Repleta de centros de buceo, hoteles, y bares y restaurantes que prolongan la noche hasta altas horas de la madrugada con potente música electrónica y espectáculos de malabares con fuego.
Primer día en Koh Tao, de relax, conocemos a Sergio, nuestro instructor y Fátima, otra guía que nos acompañaría en todas las inmersiones, nos explican el plan del curso, un masajito, cena y a dormir.
El segundo día empezaríamos con las inmersiones por la tarde. Quedamos a las 11:30 en el centro para hacer el papeleo y tomar tallas(para el alquiler de equipo), y una hora más tarde bajamos a pie al puerto para tomar el barco.
El Capitán, un viejo Lobo de mar Tailandés, cuenta mediante señas(se ve que ni domina el inglés ni lo pretende), le cuenta a nuestro instructor, Sergio, que el mar estaba bravo, y debían ir a una zona resguardada. Deciden el lugar y al agua patos. Hicimos dos inmersiones, una dedicada a controlar la flotabilidad, y otra a orientación subacuática(Navegación). Ambas tuvieron poco tiempo para recrearnos en ver peces, pero fueron muy prácticas de cara al futuro.
Al día siguiente buceábamos por la mañana, así que nos acostamos pronto. Sin embargo entre un ataque de pulgas, chinches o algo así que me dejó las extremidades con urticaria y llenas de ronchas. Sumado al musicote electrónico proveniente de la playa hasta las 5 de la mañana, contribuyó a que me desvelara hasta las 4. Cuando empecé a reconciliarme con mi sueño, a las 5 me despierta Raquel, porque un individuo, al que llamaremos "guiri" por su altura y rubio capilar(en realidad en esta tierra guiri somos todos, pero para nosotros el guiri es alto, rubio, borrachuzo, y preferiblemente abrasado por el sol). El caso es que este mamarracho se metió en la habitación(que previamente yo había dejado abierta cuando en mi desvelo salí a fuera), dejo sus cosas en la mesilla y se sentó en la cama. Tras gritarle varias veces, empezó a asimilar que se había equivocado de habitación, pero tras echarle, volvió a por sus cosas, y una tercera porque quería pedir perdón, ya que se sentía muy afligido por lo sucedido...
Tras una horita más de sueño despertamos y nos recorremos los 15 minutos a pie que llevan hasta el muelle para coger el barco. Esta mañana, haríamos buceo profundo, en un "pecio"(nomeclatura de los buceadores para un barco hundido), y luego reconocimiento de especies. Ambas inmersiones espectaculares, vimos peces de todo tipo y colores, incluso un par de preciosas manta rayas.
A la salida dejamos el material en el barco, ya que esa noche teníamos la inmersión nocturna. Echamos una merecida siesta y vuelta al lío. Una fantástica inmersión en el que nuevamente vimos de todo, incluyendo rayas, esta vez mucho más activas al ser de noche. Por ponerle alguna pega, un Irlandés bastante mentecato (posiblemente familiar cercano del "guiri" del día anterior), que dedico la inmersión a ir adelantando al grupo empujándonos o a botellazo o aletazo limpio, además que de vez en cuando veía un pez durmiendo y le daba un sopapo... Pues en uno de esos me estampó con un erizo y me clavé 3 puas(he de destacar que el erizo de mar del sudeste asiático no tiene pues del tamaño de un pulgar como el Mediterráneo, si no que tienen auténticas agujas que pueden rondar los, 15 ó 20. Afortunadamente también parece que son absorbidas mejor que las de nuestro Mare Nostrum, y no duelen tanto. Un poquito de zumo de limón, y al día siguiente casi ni se notaban(en Malta me han llegado a durar mas de un mes). La resaca que padecía el mar tampoco ayudó, y Raquel se puso malísima. Pero vamos en lineas generales, encantados con nuestra primera inmersión nocturna.
En lineas generales, las inmersiones fueron muy buenas, sin embargo, he de decir que vi más vida en Koh Phi Phi, y sobre todo menos buceadores.... Bucear aquí es como ir a un parque temático. Ya desde superficie, es dificil reconocer tu barco entre los 6 ó 7 que encuentras en cada zona de buceo, y donde cuesta seguir a tus compañeros ya que una vez abajo, una centena de buzos recorren cada uno de los puntos de buceo. Comparado con el Mediterraneo es espectacular, pero si vas a bucera por el sudeste asiático recomiendo ir a otras zonas.
De vuelta al muelle. Tiempo para cenar, dos deliciosas pizzas y un suculento carpaccio en el "Cafe del Sol" junto al puerto. Luego una copita escuchando música en directo y con a dormir.
Al día siguiente teníamos el largo viaje de 12 horas en barco y bus hasta Bangkok.
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