Desayunamos en el Behique, la verdad que la habitación nuestra estaba tan bien localizada que este bufet estaba a 20 metros, al ladito vaya. Luego nos fuimos a la playa del Bavaro y me quede un poco dormido en la hamaca, genial la siestecita en esa postal que es la playa Palladium.


Luego como de costumbre a sondear la barra húmeda, del bávaro en este caso. Habíamos 15 personas en la piscina. A la voz de Omega el Fuerte me iba tomando mis cañitas, conociendo a unos abueletes de Madrid mu buena gente. Raro era el día que no conocía a alguien nuevo, tenía activao el modo “amigo” desde el 2º día, soy así, ¿qué hago?
Almorzamos en el Arrecife en una de las mesas que tiene unas vistas espectaculares de la playa. Una gozada, una de las cosas que no os podéis perder. Allí vimos a Graciela y José almorzando, quedamos luego en vernos donde el tiburón.
Pues nos fuimos donde el tibu todos a pegarnos unos latigazos, jugamos un rato a vóley y conocimos a un gallego muy simpático, el compadre Miguel.
Nos fuimos a dormir un rato y pensamos en cenar en el mare nostrum, ya nos quedaban pocos temáticos por probar. La verdad que me gusto bastante, decían que el chef rafaelle era mucho mejor que este y para nosotros resulto al contrario, le puse un 7,5.
Después de cenar nos fuimos al anfiteatro Sunset, el del bávaro, había espectáculo de parejas, graciosillo pero poco más. Nos tomamos unas copas en el heminway las 4 parejas, nos reímos un montón contando chistes, José y yo éramos los artistas. Luego la ultima en la disco y a dormir.