UYUNI: EL ESPEJO DE LA TIERRA ✏️ Diarios de Viajes de BoliviaSábado, 8 de noviembre. Me acerco a las oficinas de Tito Tours a la hora pactada. Me presento a quienes van a ser mis compañeros de viaje: Dagmar y Janine, dos amigas alemanas de 33 y 29 años, y Jean Pierre y Christa, un matrimonio suizo de 61 y...Diario: BOLIVIA: Recorrido de 40 días por libre, de la Amazonia al Altiplano⭐ Puntos: 4.9 (13 Votos) Etapas: 19 Localización: BoliviaSábado, 8 de noviembre. Me acerco a las oficinas de Tito Tours a la hora pactada. Me presento a quienes van a ser mis compañeros de viaje: Dagmar y Janine, dos amigas alemanas de 33 y 29 años, y Jean Pierre y Christa, un matrimonio suizo de 61 y 59 años. Edgar, el guía, carga el 4x4 y salimos a las 11:00h, como el resto vehículos fletados por otras agencias. Primera parada: cementerio de trenes. Me temo lo peor cuando veo decenas de personas encaramadas en los restos de dos trenes del s.XIX abandonados. Segunda parada: tiendas de souvenirs. En principio ninguno de nosotros quiere bajar del coche, pero de repente, creo que aquí puedo cumplir con mi compromiso con el coleccionismo y encuentro una cajita, una cajita de sal. Salimos de Colchani y entramos en el Salar. Rego, un pintor minituarista amigo de Claudia, comentaba que cuando Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna, observó la Tierra desde el cosmos, reparó en un lugar de Sudamérica que parecía un espejo gigantesco, el espejo de la Tierra. Se trataba de Uyuni. Plantarte allí resulta irreal. La luz, la intensidad del cielo y el infinito suelo blanco hace que pierdas toda referencia. Pareces un garabato en un lienzo infinito. Sensación sólo rota cuando ves pasar por el horizonte los coches de las diferentes compañías, pareciendo juguetes, o a los turistas haciendo toda suerte de fotografías imposibles jugando con la perspectiva. Avanzamos en el inmenso desierto de sal (10.500km2) para comer en la Isla Incahuasi, un promontorio rocoso donde arraigan enormes cactus milenarios. Tras recorrerlo por una senda bien señalizada, seguimos la marcha hasta salir del Salar. Atravesamos algunas comunidades y pernoctamos en un rudimentario hotel construido con bloques de sal en San Juan del Rosario. Doña Gregoria, la mujer que lo atiende ayuda a Edgar a preparar la cena mientras nosotros tomamos unas cervezas bien frías. Al día siguiente nos levantamos a las 07:00, desayunamos tranquilamente y proseguimos la marcha rumbo sur dejando una cadena de volcanes al oeste que delimitan la frontera con Chile. El paisaje es árido y el blanco de la sal ha dado paso a los rojizos del terreno y los ocre de la paja brava. Vamos pasando lagunas de diferentes colores donde los flamencos rosados tienen su hábitat. Atravesamos el desierto de Siloli donde la erosión del viento talla rocas con formas caprichosas, siendo la más singular la llamada árbol de piedra, para llegar a la espectacular Laguna Colorada. Nos alojamos en un hotel más rudimentario en Huaylla Jara. Edgar sirve pronto la cena, pues al día siguiente debemos madrugar. Conversamos un rato a la luz de la débil bombilla y nos vamos a dormir enseguida. El tercer día nos levantamos a las 04:30h, a oscuras. Hace mucho frío. Con lentitud nos vestimos, recogemos y salimos a ver la puesta de sol en unas fumarolas, unos géiseres de gas con olor a azufre. Poco despues pasamos por Aguascalientes, donde nos damos un chapuzón en una piscina de aguas termales. De allí pasamos por el desierto donde los clastos expulsados por los volcanes dibujan un paisaje surrealista que aquí llaman Desierto de Dalí. Vemos la última de las lagunas antes de llegar a la frontera con Chile. Alli nos despedimos de Christa y Jean Pierre ante una cabaña en medio del desierto, donde numerosos vehículos esperan a que los viajeros hagan sus trámites aduaneros para proseguir su viaje a San Pedro de Atacama. Dragmar, Janine y yo volvemos a Uyuni tomando otra carretera. Por el camino encontramos comunidades que domestican el territorio, cerca de bofedales donde pastan grandes rebaños de llamas. Tras una bajada, el coche desprende un fuerte olor. Tenemos un problema con los frenos. Muestro a Edgar como bajar las pendientes con la reductora y avanzamos lentamente cuando la carrtera no es llana. Paramos a comer mientras él va a consultar a un mecánico. El problema no se puede arreglar y tras una hora continuamos la marcha. Llegamos a Alota, donde definitivamente el coche no puede continuar. Además del problema de frenos, falla la dirección. Paramos en la calle principal, que parece el escenario de un spaghetti western: bolsas corriendo por acción del viento, una llamas pacen en un parterre y nadie en la calle. Edgar no tiene celular y gestiona llamar a la agencia desde el móvil de una muchacha. No tiene saldo y debe comprar una tarjeta. Mientras, Dragmar decide avituallarse, ya que la solución al problema parecía que no se iba a resolver en un rato. Compramos unas cervezas y unas Pringles en un colmado donde hay dos borrachos comprando vodka. Tras una hora decidimos volver a la solitaria carretera y hacer autostop. Nos rescata Rodolfo, un trabajador de una mina, que se dirigía a San Cristóbal. De repente llega la muchacha del celular para decirnos que había salido un coche de la agencia a buscarnos. Volvemos a llamar a la agencia para indicarles que nos recojan en An Cristóbal, a mitad de camino, para ganar tiempo. Rodolfo es un mediador que se había dirigido a un pueblo donde un camión de la mina había atropellado a un par de llamas. Al poco de llegar a San Cristóbal llega el vehículo de la agencia para llevarnos a Uyuni a tiempo de tomar el autobús, ellas a La Paz y yo a Tupiza. Mientras podemos contemplar uno de los mas bonitos atardeceres que haya visto. Muchas mujeres tienen a sus hijos con ellas mientras trabajan. Llamarlo conciliación laboral sería cinismo. Antes de tomar el autobús voy a comprar con Janine un bocadillo en un puesto. Detrás de la mujer que me atiende está una niña que me pregunta por qué llevo barba. Como la respuesta sería muy larga, me limito a decirle si quiere que me la quite. Ella asiente y dice que le doy miedo, mientras se esconde tras su madre. Me dice que se llama Grace y que tiene 4 años. Su cara era un pequeño espejo que reflejaba a mi sobrina. Era como si tuviese a María ante mí. Índice del Diario: BOLIVIA: Recorrido de 40 días por libre, de la Amazonia al Altiplano
01: COMENTARIOS GENERALES
02: CRUZANDO LA FRONTERA
03: LAS CALZADAS ROJAS DE CHIQUITOS
04: LA LLAMABAN TRINIDAD
05: RURRENABAQUE: COMO FRANK, POR LA JUNGLA
06: LA PAZ EN EL CIELO
07: TIHUANACO: OH, BOLIVIA!
08: HUAYNA POTOSÍ: EXCLAVO DE TUS PALABRAS, DUEÑO DE TUS SILENCIOS.
09: LA PAZ DE TODOS LOS SANTOS
10: LA CARRETERA Y LA MUERTE
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