- DIA 09/12: PUSHKAR-AJMER-JAIPUR ✏️ Diarios de Viajes de IndiaLa luz del sol que se escurre entre las cortinas, tras las que se esconde el magnífico balcón con vistas de nuestra habitación, nos despierta sutilmente; sin prisas, delicadamente nos envuelve y aunque nos resisitimos a abandonar ese estado de...Diario: Amazing India: Diario de un viaje⭐ Puntos: 4.8 (36 Votos) Etapas: 30 Localización: IndiaLa luz del sol que se escurre entre las cortinas, tras las que se esconde el magnífico balcón con vistas de nuestra habitación, nos despierta sutilmente; sin prisas, delicadamente nos envuelve y aunque nos resisitimos a abandonar ese estado de felicidad completa en el que nos encontramos, lentamente nos desperezamos y somos conscientes de que un nuevo día ha comenzado. Dejamos preparada la habitación con todo guardado en las mochilas y nos apresuramos hacia el restaurante para tomar el desayuno. Me siento totalmente recuperada, aunque desayuno poco (esta vez no ocurre como en Udaipur que desayuné 2 veces, jejee, una sola y frugal). Nos encaminamos de nuevo por el río de sábula y tierra que nos separa de Pushkar. Otra pareja de occidentales camina en sentido contrario, pero nadie más salvo nosotros osa desafiar al sol de justicia que se desploma sobre nuestras cabezas. Los pocos animales que vemos dormitan bajo las escasas sombras y hasta a los camellos parece que les cueste soportar el calor que a esas tempranas horas ya lo invade todo. Otra cosa que descubres en la India es que no hay reglas, no hay normas para según qué cosas y si las hay, nadie las cumple y nosotros no las entendemos, jeje. Una de las cosas que no se cumplen son los horarios comerciales, precisando: las tiendas "llámemoslas de barrio" abren cuando quieren y cierran cuando les da la gana. Y madrugar, no madrugan demasiado la verdad, jajaja . Mientras andamos por la calle principal vemos que las tiendas que la flanquean aún permanecen cerradas. Una de 2: o no madrugan porque no les gusta o consideran que los turistas no tienen intención de madrugar y esperan a que éstos abandonen el refugio que les ofrecen los hoteles para asaltarlos después . Vamos analizando comportamientos y comparándolo con nuestra experiencia en Thailandia del año pasado. Todo lo contrario: allí no existían los horarios, de buena mañana ya estaban las tiendecitas en mitad de la calle, sobre las aceras, a lado y lado, cualquier centímetro ocupable era bueno para ofrecer algo; y los mercadillos nocturnos estaban hasta bien entrada la noche irradiando efluvios de luces, colores y agradables alborotos. Sin embargo, todo tiene un ritmo diferente en la India y aún tenemos que aprender a bailar ese compás que nos marcan sus gentes, sus costumbres, su actitud, su voluntad de hacer (o de no hacer, según que casos). En la callecita de las joyerías aún no hay nadie (y eso que le preguntamos al señor el día antes a qué hora abrían y nos dijo que a las 10 h.). Dejamos pasar el tiempo callejeando un poco, viendo los gahts, los templos y disfrutando del placer de andar prácticamente solos. Se aprende a valorar la soledad en la India. Poco a poco los negocios van abriendo sus puertas y volvemos sobre nuestros pasos hacia la zona de la plata. Esta vez ya nos recibe el señor de la noche anterior con una amplia sonrisa dibujada en su cara. Entramos en la minúscula pero bien aprovechada tienda e iniciamos el ritual. Nos explica que su plata es de calidad, nos enseña referencias que dan prueba de ello y nosotros, por supuesto, le creemos (qué remedio tenemos!). Nos explica que los objetos se venden al peso y el precio está marcado por ley. Le preguntamos si habrá alguna rebajita si compramos mucho y no tarda en mover la cabeza con esa cadencia tan suya, tan India y ríe otra vez. Nosotros también reimos. Será una lucha sin cuartel, una dura batalla, pero lo intentaremos. Le pregunto por pendientes y pulseras y nos muestra los distintos modelos de que dispone. Tiene piezas realmente preciosas. Pero como siempre el miedo al engaño nos detiene un poco. Vamos avisados de que en Pushkar la plata es de calidad y está realmente bien de precio, pero siempre te queda la duda ahí. Tras mucho mirar, probar nos decidimos por varios modelos de pendientes muy "a la india" para mi hermana, la sobrina de Jose y para mi; otro modelo muy original y un conjunto de pulsera y pendientes que son una preciosidad. Hay otro modelo de pendientes que me gusta, pero dudo y al final lo rechazo (pienso que probablemente me arrepentiré pero tengo la esperanza de encontrar algo más adelante; ahora me arrepiento, pero ya no se puede volver atrás). El señor va pesando y va dando precios, lo suma y nos dice el resultado final. Jose, como experto "regatero" pone en marcha su táctica y finalmente conseguimos rebajarle un poco (si no recuerdo mal nos costó sobre unos 30 euros, pero debo preguntarle a Jose, jejejej yo como siempre tan feliz, jajajjajajajaj ). Se dice que si eres el primer cliente del día tienes más opciones de obtener un buen precio ya que los hindúes creen que el primer cliente da suerte. Nosotros hoy hemos sido los primeros, esperamos darle suerte y que el precio y la calidad hayan sido justos. Toma el dinero, lo ofrece al Dios que cuelga en la pared junto a él, lo besa y lo introduce en la caja. Esta operación la veré más veces y realmente es un ritual que me ha llegado a enamorar, no solo por el ceremonial en si, sino por la veneración y el fervor que desprenden sus rostros. Ahora ya encontramos más gente por las calles. Unos vendedores ambulantes nos ofrecen sus pendientes de quincalla; sus ojos nos miran suplicantes y nos dejamos arrastrar por el ruego de su mirada. Nos llevamos varias bagatelas, fruslerías que a nadie servirán pero nos sentimos como si hubiéramos hecho una pequeña gran obra. Volvemos hacia el hotel, casi son las 12 y tenemos que abandonar la habitación. Cogemos las mochilas (que cada día pesan más ) y nos dirigimos a recepción. Nos preguntan si nos piden un taxi pero negamos con la cabeza, a pesar de eso le pregunto por el precio, aunque damos un gracias y un quizás más tarde. Enfilamos la carretera de polvo y arena una vez más. Recordamos haber visto varias agencias a lo largo del camino y decidimos probar suerte. Entramos en la primera que vemos. Dentro hay 4 personas picando en la pared y cargando trozos de cemento y piedra. El polvo lo cubre todo, creo que casi hay más que en el exterior. Al entrar nosotros todos paran. Preguntamos por un taxi, nos dicen que esperemos un poco y nos ofrecen asiento. No estamos cansados y el polvo lo cubre todo, pero como no queremos ser descorteses y además llevamos los mismos pantalones desde que llegamos a la India tampoco es plan de ponerse escrupuloso con la higiene que nos rodea . Casi todos son de mediana edad, exceptuando un chico que parece bastante joven. El polvo no los cubre sino que se ha apoderado de ellos, de sus caras, sus ojos, sus bocas. Leo una mezcla de curiosidad y tristeza en sus ojos. Mientras estamos allí sentados, permanecen quietos, en espera; imagino que seguirán en pausa hasta que nos vayamos. Al momento llega el que suponemos es el propietario. Le explicamos que queremos ir a Ajmer y le preguntamos por el precio de la carrera. Nos da una cantidad inferior a los del hotel (y un poco superior al del día de venida, pero no mucho más - unas 350 INR si no recuerdo mal) y teniendo en cuenta que hacia Ajmer hay que pagar un peaje adicional que no existe de venida, nos parece razonable y aceptamos. Esperamos un poco (no mucho) y en menos de 15 minutos ya tenemos uno de esos coches blancos antiguos tan característicos de la India. Nos despedimos, damos las gracias y salimos de la diminuta habitación. El repique de los martillos comienza de nuevo y nos acompaña mientras colocamos las mochilas en el coche. Esta vez es de día y contempamos la carretera de la serpiente mientras Pushkar y sus templos blancos desaparece a nuestras espaldas. Otra etapa que termina y otra a la que damos comienzo. Ajmer es ya una gran ciudad (unos 485.197 habitantes). Bordeamos el lago ANA SAGAR, creado en el s.XII tras la construcción de una presa en el río Luni y apreciamos los dos parques que besan sus orillas, el DAULT BAGH y el SUBASH BAGH. El taxista nos hace una pequeña panorámica y unas cuantas explicaciones de los edificios por los que pasamos hasta que nos deja en la estación. El bullicio nos embarga al momento. Sugiero a Jose ir a dar una vuelta ya que aún queda tiempo hasta la hora prevista para nuestro tren. Es tal el maremagnum de rickshaws, autorickshaws, taxis que cruzar la calle nos parece una misión imposible. Como no podía ser de otra manera, por las calles aledañas se extienden los puestos del mercado. La marea humana lo invade todo y la basura y la suciedad se extiende más allá de nuestra vista. El peso de las mochilas y el fuego que cae sobre nuestras cabezas a esas horas nos superan y decidimos volver a la sombra de la estación. Nuestro tren sale a las 15.50 horas. Todavía queda una hora de plantón. Andamos por la estación y veo un cartel que señala sala de espera para los viajeros con billetes de primera y al lado otra para los de segunda. Nosotros esta vez hemos cogido billetes en el vagón de ejecutivo. Así que enseñamos nuestros billetes al señor que vigila la entrada, firmamos en el libro de registro y para adentro que nos metemos. La sala es cuadrada y las sillas están dispuestas a ambos lados, por el fondo se accede a los baños. Realmente la sala es sencilla pero está limpia y "apañá". Descargamos las mochilas sobre unas sillas y nos sentamos. No estamos solos, una pareja mayor está sentada casi a nuestro lado y frente a nosotros un matrimonio con 2 hijos ve pasar también los minutos. Llaman bastante mi atención la familia que tenemos enfrente. El padre y el hijo mayor llevan la cabeza cubierta por el característico turbante. Los observo con discreción mientras hablo con Jose. Nos hemos acomodado en ese rincón y nuestras mochilas reposan también en uno de los asientos. Voy a inspeccionar los baños y me llevo una agradable sorpresa. Realmente las estaciones en la India están mucho mejor de lo que yo suponía. Me habían hablado muy mal al respecto. Reservé los trenes con ilusión pero a la vez con miedo cuando pensaba que tendríamos que esperarnos en unas vías atestadas de gente tirada por los suelos. Nada más lejos de la realidad. Hay gente echada por los suelos, sí! pero nada comparable con lo que me habían dicho. Tampoco sabía de la existencia de salas para la gente con primera y segunda clase y la verdad es que esto nos fue muy bien, más que nada para poder quitarnos el peso de las mochilas de las espaldas y tener unos baños en condiciones. Estas salas tampoco están en todas las estaciones, pero... en la que hay se agradece . En una de mis miradas fugaces a la familia de enfrente me doy cuenta de que el hijo mayor también nos mira con disimulo, sonrío para mi e intento imaginarme qué se estará preguntando. Sus padres y su hermano pequeño se van un momento y se queda solo. Nuestras miradas se cruzan, le sonrío. Pasan unos minutos y entonces se levanta y se acerca a nosotros. Nos pregunta en ingles si somos españoles. Yo río y me pregunto cómo puede ser que lo acierten siempre, jejejejej. Le decimos que sí y nos dice unas palabras en español, las únicas que sabe. Nos comenta que su padre, que habla español, quiere que lo aprenda. En unos segundos ya nos ha contado toda su vida y nos pregunta por la nuestra, jejejej AY la curiosidad india, ! Así nos enteramos de que todavía va al instituto, que luego irá a la Universidad, que viven en Delhi, que son musulmanes, que han venido a Ajmer porque había un festival religioso y ahora volvían a Delhi. Le hablamos de nuestra experiencia en la ciudad, de los días que llevamos de viaje, etc. Al momento entra su madre con el hijo pequeño y nos saluda tímidamente. Jose y yo le escuchamos encantados y contestamos a todas sus preguntas, realmente es un chico encantador y muy educado. Le pregunto por sus estudios, sus preferencias, etc. Habla con tal respeto y orgullo de su padre que me llega al alma. Al momento entra su padre en la sala, el chico se levanta y va hacia él. Se acercan los 2. Jose y yo nos levantamos y nos presentamos y allí nos ponemos los 4 a hablar en mitad de la sala. Tras pocos minutos se acerca tímidamente su madre y nos presentamos también. La miro de nuevo, con disimulo. Se mantiene en un segundo plano, reservada y discreta, con un dulce mutismo que la envuelve y la hace, para mi, más enigmática. Hablamos con ellos hasta que llega su tren y nos despedimos. El nuestro ya no tardará en llegar. Al momento lo anuncian y salimos de la habitación VIP . Buscamos nuestro vagón y lo encontramos en seguida. El trayecto de hoy dura aproximadamente 2 horas. En lugar de coger coche de primera (con litera) al ser trayecto corto y de día cogí coche de sillones ejecutivo porque era más barato que el anterior. Cual es nuestra sorpresa cuando subimos y nos damos cuenta de que estamos solos en el vagón. Buscamos el número de nuestros asientos y tomamos posesión. Como las mochilas no caben en el sitio destinado a ellas las sentamos en los asientos de "al lado", jejeje . Los asientos para las mochilas Un trocito de vagón Y todo el restoooooo! Al minuto sube otro señor, pero será el único. Ya no subirá nadie más. Nos parece muy fuerte ir solo 3 personas en todo el vagón, pero así es! Vagón privado, vamos! Hoy la novedad es: ir en tren durante el día, jeeje porque siempre habíamos cogido trayectos nocturnos. Estamos todavía comentando que el vagón no está nada mal y exponiendo las primeras conclusiones, cuando un trabajador de la RENFE india nos da a cada uno una botella de litro de agua. Nos quedamos flipados! Agradecemos la consideración y comentamos la experiencia del tren en Thailandia y del autobús (donde también nos dieron agua y hasta unas galletitas). Y entonces es cuando vuelve a aparecer el mismo chico, pero esta vez cargado con unas bandejas con un pequeño tentempié. Entonces ya alucinamos pepinillos! . Aún tengo la psicosis por mi mala experiencia intestinal, pero me niego a no probar la bandejita. Hay varias cosas: una especie de bollo relleno, unos dulces y realmente está todo genial. Lo como con precaución pero con ganas . Y así vamos haciendo kilómetros sin enterarnos. Miro por la ventana y veo como se van sucediendo aldeas y más aldeas, paisajes casi desérticos de polvo, arena y árboles dispersos. Con 15 minutos de antelación llegamos a la estación de Jaipur. Y ahora de nuevo... la luchaaaaaaaaaaaaa! A armarse de paciencia y tranquilidad para regatear el transporte hasta el hotel, jejeje . El caos y la congestión de las estaciones ya no nos asusta y abandonamos los andenes con paso fuerte y seguro. La primera avanzadilla de conductores ya se nos acerca y empezamos a negociar. He visto en el plano de la Lonely que el hotel no está muy lejos de la estación, así que no pienso pagar mucho. Por unas 30 INR conseguimos conductor. Nos montamos al autorickshaw con una ligereza y rapidez que nos sorprende hasta a nosotros mismos (ya tenemos controlado el ritual de subir con las mochilas y la colocación en el pequeño habitáculo). Nos ponemos en marcha y descubro que la distancia teórica del plano de la Lonely nada tiene que ver con la realidad. Estamos más lejos de lo que había imaginado (menos mal que no sugerí ir a pie ). El conductor no sabe muy bien por donde para el hotel y vamos todos pendientes de ver los letreros. Se lo salta, pero al momento da un giro y volvemos sobre nuestros pasos. El hotel es el Jas Vilas y su precio aproximado unos 40 euros. Es de noche ya. Los exteriores que rodean el edificio son estupendos. Una tenue luz nos guía hacia la entrada y descubrimos asombrados una agradable estancia. Nos presentamos al señor que está en la pequeña habitación que hace las veces de recepción. Es realmente cortés y afable. Nos comenta que sus mejores amigos son españoles y nos sentimos como en casa. Realizamos los trámites de check-in (ya le estoy cogiendo el gusto a eso de rellenar yo misma los libros de registro: nombre, apellidos, país, dirección, profesión, fecha de nacimiento, lugar del que venimos, lugar al que vamos, días de estancia, firma.... ) es todo un ceremonial, jjejejeej. Nos explica que si queremos cena lo tenemos que avisar y le decimos que sí. La sirven en el patio y es buffet. PERFECTO! porque tenemos una hambre canina, jejeje. Dejamos las cosas en la habitación y nos vamos un rato a dar una vuelta hasta la hora de la cena. Pillamos un autorickshaw al vuelo y volvemos hacia el centro de Jaipur. No pensamos hacerlo muy largo, pero tenemos ganas de dar una vuelta y pisar la ciudad. El caos y la congestión de la ciudad nos dan la bienvenida. Nos quedamos atascados en un cruce. El intercambio de pitidos es ensordecedor pero ya no nos resulta tan desagradable como los primeros días. Supongo que los tímpanos ya se han acostumbrado, Se me olvidó decir que tras registrarnos en el hotel nos dejaron elegir entre varias habitaciones la que preferíamos. Optamos por la que estaba en el tercer piso (aunque había que ganársela subiendo a pie, jejeje) ya que daba a una terracita con una mesa y sillas con una especie de columpio estilo colonial al final del pasillo, con unas maravillosas vistas al patio y a la piscina, que hicieron la delicia de las sobremesas y las tertulias nocturnas antes de acostarnos. Cachito de la habitación Después de nuestro primer paseo nocturno por Jaipur regresamos al hotel. La cena la sirven en la terracita que hay junto a la piscina. Las mesas son de 2 personas y están dispuestas casi en círculo a una distancia prudencial para guardar la intimidad de las conversaciones. El ambiente casi íntimo se ve realzado por las diminutas velas que adornan cada mesa y que nos hacen volver a pensar en una cena romántica a precio de ganga en un marco ideal. No somos los primeros. Ya hay algunas mesas ocupadas. Una suave música suena desde algún lugar. El buffet está a un lado. Primero nos sirven una sopa (esto ya es un clásico de las cenas, jejeje). Posteriormente se pasa al buffet. Hay varias clases de carne, de verduras, arroz y... por supuesto el naan que adoro (pienso que cuando vuelva a España lo echaré de menos). Aunque tengo un hambre feroz, con ciertos matices de antropófago soy discreta y es que aún recuerdo a Sangonereta y la nochecita de Jodhpur, jajajjaja . Desde el patio vemos la luz de la luna y las estrellas. Volvemos a pensar en la Luna llena de Agra y suspiramos. Ya falta menos Jose, ya falta menos! De postre nos sirven un flan casero que hace las delicias de mi vertiende golosa, juajuajua. Y como no podía ser menos, un buen CHAI. Eso que no falte! Remoloneamos unos instantes en la terraza. En la que está justo enfrente (arriba de la zona de la cocina) los trabajadores del hotelito están cenando. Los contemplamos discretamente. Compartimos alguna que otra confidencia e impresión sobre el viaje y Jose toca a retirada. Valeeeeee! pasa porque mañana te voy a hacer madrugar, le digo yo, jajajajjaja. Doy de nuevo una fugaz mirada a la luna y nos dirigimos a nuestra idílica morada. Buenas noches y que descanséis. Índice del Diario: Amazing India: Diario de un viaje
01: - DIA 29/11: CASTELLÓN-VALENCIA
02: - DIA 30/11: VALENCIA-DELHI
03: - DIA 01/12: DELHI
04: - DIA 02/12: DELHI
05: - DIA 03/12: JODHPUR
06: - DIA 04/12: JODHPUR
07: - DIA 05/12: JODHPUR-UDAIPUR
08: - DIA 06/12: UDAIPUR
09: - DIA 07/12: UDAIPUR-AJMER
10: - DIA 08/12: AJMER-PUSHKAR
11: - DIA 09/12: PUSHKAR-AJMER-JAIPUR
12: - DIA 10/12: JAIPUR-AMBER-JAIPUR
13: - DIA 11/12: JAIPUR-AGRA
14: - DIA 12/12: AGRA-FATHEPUR SIKRI-AGRA
15: - DIA 13/12: AGRA-JHANSI-ORCHHA
16: - DIA 14/12: ORCHHA-KHAJURAHO
17: - DIA 15/12: KHAJURAHO-VARANASI
18: - DIA 16/12: VARANASI
19: - DIA 17/12: VARANASI-DELHI
20: - DIA 18/12: DELHI-AMRITSAR
21: - DIA 19/12: AMRITSAR
22: - DIA 20/12: AMRITSAR-CHANDIGARH
23: - DÍA 21/12: CHANDIGARH-KALKA-SHIMLA
24: - DÍA 22/12: SHIMLA
25: - DIA 23/12: SHIMLA
26: - DÍA 24/12: SHIMLA
27: - DÍA 25/12: SHIMLA-KALKA
28: - DÍA 26/12: DELHI
29: - DÍAS 27 Y 28/12: DELHI Y DELHI-ESPAÑA
30: EPILOGO
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