Nos levantamos más temprano tras una noche algo rara. Me desperté varias veces por temblores; y sí, hubo dos temblores que los tuve que comprobar en internet por si era cosa de un sueño...
Ahí quedó la cosa, en temblores. Parece algo normal. Ya no noté más en el resto del viaje.

Después del rico desayuno maldivo que nos preparó Mohammed, como cada día, cogimos las bicis y fuimos a nuestra playa secreta. Hoy no tuvimos tanta suerte y no vimos el grupo de mantas, pero pudimos ver dos napoleones...es una pena, porque cuando te ven rápido se van al fondo y apenas te da tiempo a hacer la foto.

Pasamos una mañana estupenda. Snorkel, dron, fotos, sol, baño y a medio día nos fuimos a nuestra segunda playa favorita: la Bikini Beach del columpio. Por el camino nos llovió y nos empapamos, pero fue hasta divertido...Una vez allí, nos pusimos cómodos y sacamos la fruta para comer, nos dimos un baño y, aunque había mucha corriente y hacía algo de viento, estuvimos muy bien.

De aquí, cuando ya no daba el sol (esta playa es mejor de mañana y de tarde la otra bikini) nos fuimos a una entrada de playa que hay justo al lado derecho mirando el mar de la entrada principal de la otra bikini; y aquí, vimos el atardecer y nos dimos nuestro último baño en la isla.

Cenita en el hotel, duchita y pronto a dormir. El día siguiente a las 6.30am cogeremos el ferry a Rasdhoo.