15/08/2022
Cuando estuve preparando el viaje y viendo qué podría hacer por los alrededores de Palmer, además de conocer la zona de Hatcher Pass otro de los atractivos era Knik Glacier. Sin embargo, este glaciar no era de los más conocidos fuera de los ámbitos locales. Hay diversas formas de conocerlo, pero cuando di con la posibilidad de hacerlo con un ATV biplaza y viendo fotos y opiniones de la gente que realizaba la actividad, me quedó meridianamente claro que así debía realizarlo. El problema, pues el coste, no es una actividad barata, pero en Alaska todo es caro y ya que estamos… Tienes dos posibilidades, realizar el tour de medio día o el de día completo. La diferencia, además del precio, claro, es que con el completo llegas hasta el glaciar, mientras que con el de medio día conduces por la zona y lo ves en la lejanía. Nosotros elegimos el del día completo, una aventura de unas 7 horas aproximadamente y para mí fue un total acierto.
El glaciar Knik, ubicado en el borde norte de las montañas Chugach, tiene más de 45 kilómetros de largo y 8 de ancho, lo que lo convierte en uno de los ríos de hielo más grandes del centro sur de Alaska.
El glaciar se encuentra al final de un hermoso “sendero” para vehículos todo terreno de 40 kilómetros. Este increíble sendero cubre muchos entornos diferentes; bosque arbolado, dunas de arena, lechos de ríos secos, prados y un lago glacial. En el camino, se ve el glaciar Knik, el río Knik, Pioneer Peak, Jim Creek, Friday Creek, Metal Creek y, finalmente, el lago George lleno de icebergs. Este lago, nos indicó el guía, fue conocido debido a un fenómeno natural único llamado "jökulhlaup", un término islandés para la inundación repentina del lago glacial. La ruptura de esta presa de hielo enviaba una violenta pared de agua, hielo y escombros por el valle del río, lo que provocaba inundaciones masivas y, en ocasiones, devastación de las propiedades de los locales, como conocieron en sus carnes en tiempos pasados. El fenómeno no se da desde 1967.
Pues bien, la actividad en ATV la realizan varias empresas de la zona. Nosotros elegimos 49th State Motor Tours y quedamos más que satisfechos. Además, tuvimos la suerte de que solo nosotros y otra pareja (padre e hijo) realizábamos el tour del día completo, por lo que tuvimos el guía para nosotros solos.
Llegamos pasadas las 8:30. Nos presentamos y nos dicen si vamos con equipo propio o nos lo proporcionan todo. Yo les señalo que llevamos zapatillas de senderismo goretex y nos dicen que eso no sirve, así que nos dan pantalones y chaqueta impermeable, botas de agua, guantes, gafas para evitar que el barro entre en los ojos y nos dicen qué tipo de casco queremos, tipo motocross o uno más de moteros de los 60. Elegimos el último.
Una vez enfundados con todo nos muestran nuestros vehículos. Decir que es la primera vez que hacíamos esta actividad y no teníamos ni idea de cómo funcionaban. Nos lo explican en un periquete, es como conducir un coche pero que las marchas son tracción 2 ruedas, 4 y luego velocidad baja y alta. El guía siempre se pararía para indicarnos que marcha había que meter.
La idea era que yo condujera a la ida y luego a la vuelta mi mujer. Por cierto, el día nublado totalmente pero sin llover, por ahora.
Y empezamos. Primero nos dice que demos un par de vueltas por la finca para que pillemos el tranquillo y luego salimos de la misma y empezamos la aventura.
No sé cómo describirla, pero yo disfruté como un enano. La primera hora fue por un bosque por un amplio sendero con mucho sube y baja y metiéndote en charcacos de las últimas lluvias, dando botes y disfrutando del frío aire en tu cara. A la hora hicimos una pequeña parada cuando llegamos al río Knik. Ya a lo lejos se veía el glaciar.
Luego había que cruzar el río. Nos dijeron que esperáramos que el guía iba a probar si se podía porque estaba bastante crecido. Se metió lentamente y el agua subiendo y subiendo. Nos fijamos que trayectoria hacía y luego nos dijo que era cruzable, pero que fuéramos muy lentos. Emocionante como poco el cruce, con el agua entrando en el vehículo y a dos centímetros que sobrepasara el agua la altura de las botas que me llegaban hasta las rodillas. El río lo cruzamos varias veces más, pero sin que subiera tanto como esa primera vez. Durante el camino vimos a un águila calva posada en la copa de un árbol.
Seguimos nuestro trayecto por donde nos llevan, por diferentes terrenos y zonas, algunas de barro hasta los topes, otras llenas de agua, otras superempinadas y otras más despejadas donde le podíamos meter caña y que se nos congelaran la nariz y las orejas por la interacción con el frío aire y la ausencia de sol. Ya cuando nos empezó a chispear nos temimos lo peor, pero solo fue un momento. Hicimos otra parada sobre las 11 en un arroyo para ver salmones y estirar los pies.


Pasadas las 12:15 llegamos al lago George, con sus múltiples fragmentos de hielo y vistas a los glaciares, porque Knik Glacier es el principal, pero el guía nos mostró en un mapa que se pueden ver 7, siendo Colony y Lake George Glaciers los otros dos principales.
El lugar es mágico y allí permanecimos una hora y media. En ese tiempo el guía nos habló de la zona y de los animales que habitan por allí, la diferencia entre Grizzly y Brown Bear para los alaskeños (los Grizzlys son los osos del interior, de los densos bosques, valles profundos o zonas alpinas, mientras que los que rondan la costa son Brown Bears. Los primeros son más solitarios y los segundos más sociales. Y todo por la facilidad de obtener comida. En el interior es más difícil y por ello son más territoriales y en la costa como abunda más pues como les da igual tener un congénere al lado) También hizo una fogata para calentarnos, nos hizo café caliente y luego nos hizo las mejores quesadillas de salmón que he comido en mi vida. Hizo 6 por barba y estaban de muerte. Además, tenía un porrón de chocolatinas. El rato que estuvimos por allí pasó volando y durante ese momento más gente vino en sus ATVs, algunas podrían trasladar a una familia fácilmente.




Volvimos a ponernos en marcha. Mi mujer me dijo que prefería seguir siendo la copiloto. Yo no me opuse. No volvimos directamente por el mismo sitio, sino que dimos un pequeño rodeo para subir a un monte para ver el glaciar desde otra zona. Allí paramos, nos hicimos unas fotos y comimos unos cuántos arándonos de los arbustos de al lado.
Seguimos, con un tiempo mejor que en la ida. Había algunos claros y los rayos de sol caldeaban un poquito. Continuamos atravesando zonas fangosas, riachuelos e incluso vimos una muflona de Dall en el camino, sí esos muflones totalmente blancos que rondan por Alaska. En la parte final el guía se adelantaba un poco y se bajaba para hacernos fotos que luego nos mandaron por correo electrónico. Por otro lado, nuestro atv empezó a hacer un feo ruido como de cadena medio suelta. Se lo dijimos al guía y rezamos para que no nos dejara tirado en mitad de la nada, pero llegar llegamos, haciendo mini piruetas al haber pillado manejo al vehículo.
Ya en la empresa, llenos de barro y con una sonrisa de oreja a oreja le dimos las gracias por la excelente guía y actividad. Me dio un poco de vergüenza no darle propina al guía, pero es que no tenía ni un mísero billete.
Finalmente deciros que me dieron un código de descuento para futuros viajes. No sé si os valdrá o si es personal o caduca, pero aquí lo pongo por si sirve: RR49SMT



Tras esta increíble experiencia aún nos quedaba un trayecto de 4 horas y media hasta Valdez, nuestro destino para las próximas 3 noches.
Aquí condujo todo el rato mi mujer y el camino fue más que interesante. Paradas no hicimos muchas. Una en la milla 101,5 de la Glenn Hwy, que es el mirador al glaciar Matanuska, mucho más conocido que el Knik y no sé por qué porque parece de menor categoría. Tal vez se deba a que suele ser el destino de muchos de los que quieren caminar por un glaciar al ser de los más accesibles. Nosotros lo teníamos como opción y tenía buenas referencias de estas dos empresas: Nova y Mica
A partir de esa zona y prácticamente hasta que llegamos a Valdez fue cuando me sentí por primera vez conduciendo en la última frontera. Kilómetros y kilómetros sin ver un coche, con un paisaje de taiga increíble, con montañas asomando de forma imponente, como la Montaña Drum y sus más de 3600 metros, que aunque no es de las más altas de la cordillera Wrangell sí que sobresale por la diferencia entre su pico y su base.
Una vez dejada la Glenn Hwy y cogida dirección sur la Richardson, el tiempo empezó a nublarse algo más. Los miradores que tenía pensados para observar la cordillera Wrangell ni me paré, ya veía que no iba a verse nada. La Richardson es feílla hasta que te vas acercando a Thompson Pass. Parada obligada con Worthinton Glacier.
Y llegas a Thompson Pass y cuando te diriges a Valdez empieza a llover a cántaros. Keystone Canyon precioso y diluviando. Ya pararemos a la vuelta. Una vez en Valdez el tiempo sigue igual, lloviendo que no veas. La zona tiene una pinta espectacular, aunque las nubes tapan un montón las montañas. Es tarde, así que tras hacer un checkin atípico pues quieren cobrar y les digo que se esperen a mañana a que reciba el dinero de la transferencia que he hecho a mi Revolut y poner cara el gerente asiático de no fiarse un pelo de mí, nos metemos en la amplia habitación de hotel, que tiene buena pinta al principio, aunque luego por la noche sufriremos que se oigan los pasos de todo el mundo, vaya insonorización. Allí duchita, cena y a dormir.
El glaciar Knik, ubicado en el borde norte de las montañas Chugach, tiene más de 45 kilómetros de largo y 8 de ancho, lo que lo convierte en uno de los ríos de hielo más grandes del centro sur de Alaska.
El glaciar se encuentra al final de un hermoso “sendero” para vehículos todo terreno de 40 kilómetros. Este increíble sendero cubre muchos entornos diferentes; bosque arbolado, dunas de arena, lechos de ríos secos, prados y un lago glacial. En el camino, se ve el glaciar Knik, el río Knik, Pioneer Peak, Jim Creek, Friday Creek, Metal Creek y, finalmente, el lago George lleno de icebergs. Este lago, nos indicó el guía, fue conocido debido a un fenómeno natural único llamado "jökulhlaup", un término islandés para la inundación repentina del lago glacial. La ruptura de esta presa de hielo enviaba una violenta pared de agua, hielo y escombros por el valle del río, lo que provocaba inundaciones masivas y, en ocasiones, devastación de las propiedades de los locales, como conocieron en sus carnes en tiempos pasados. El fenómeno no se da desde 1967.
Pues bien, la actividad en ATV la realizan varias empresas de la zona. Nosotros elegimos 49th State Motor Tours y quedamos más que satisfechos. Además, tuvimos la suerte de que solo nosotros y otra pareja (padre e hijo) realizábamos el tour del día completo, por lo que tuvimos el guía para nosotros solos.
Llegamos pasadas las 8:30. Nos presentamos y nos dicen si vamos con equipo propio o nos lo proporcionan todo. Yo les señalo que llevamos zapatillas de senderismo goretex y nos dicen que eso no sirve, así que nos dan pantalones y chaqueta impermeable, botas de agua, guantes, gafas para evitar que el barro entre en los ojos y nos dicen qué tipo de casco queremos, tipo motocross o uno más de moteros de los 60. Elegimos el último.
Una vez enfundados con todo nos muestran nuestros vehículos. Decir que es la primera vez que hacíamos esta actividad y no teníamos ni idea de cómo funcionaban. Nos lo explican en un periquete, es como conducir un coche pero que las marchas son tracción 2 ruedas, 4 y luego velocidad baja y alta. El guía siempre se pararía para indicarnos que marcha había que meter.
La idea era que yo condujera a la ida y luego a la vuelta mi mujer. Por cierto, el día nublado totalmente pero sin llover, por ahora.
Y empezamos. Primero nos dice que demos un par de vueltas por la finca para que pillemos el tranquillo y luego salimos de la misma y empezamos la aventura.
No sé cómo describirla, pero yo disfruté como un enano. La primera hora fue por un bosque por un amplio sendero con mucho sube y baja y metiéndote en charcacos de las últimas lluvias, dando botes y disfrutando del frío aire en tu cara. A la hora hicimos una pequeña parada cuando llegamos al río Knik. Ya a lo lejos se veía el glaciar.

Luego había que cruzar el río. Nos dijeron que esperáramos que el guía iba a probar si se podía porque estaba bastante crecido. Se metió lentamente y el agua subiendo y subiendo. Nos fijamos que trayectoria hacía y luego nos dijo que era cruzable, pero que fuéramos muy lentos. Emocionante como poco el cruce, con el agua entrando en el vehículo y a dos centímetros que sobrepasara el agua la altura de las botas que me llegaban hasta las rodillas. El río lo cruzamos varias veces más, pero sin que subiera tanto como esa primera vez. Durante el camino vimos a un águila calva posada en la copa de un árbol.

Seguimos nuestro trayecto por donde nos llevan, por diferentes terrenos y zonas, algunas de barro hasta los topes, otras llenas de agua, otras superempinadas y otras más despejadas donde le podíamos meter caña y que se nos congelaran la nariz y las orejas por la interacción con el frío aire y la ausencia de sol. Ya cuando nos empezó a chispear nos temimos lo peor, pero solo fue un momento. Hicimos otra parada sobre las 11 en un arroyo para ver salmones y estirar los pies.


Pasadas las 12:15 llegamos al lago George, con sus múltiples fragmentos de hielo y vistas a los glaciares, porque Knik Glacier es el principal, pero el guía nos mostró en un mapa que se pueden ver 7, siendo Colony y Lake George Glaciers los otros dos principales.
El lugar es mágico y allí permanecimos una hora y media. En ese tiempo el guía nos habló de la zona y de los animales que habitan por allí, la diferencia entre Grizzly y Brown Bear para los alaskeños (los Grizzlys son los osos del interior, de los densos bosques, valles profundos o zonas alpinas, mientras que los que rondan la costa son Brown Bears. Los primeros son más solitarios y los segundos más sociales. Y todo por la facilidad de obtener comida. En el interior es más difícil y por ello son más territoriales y en la costa como abunda más pues como les da igual tener un congénere al lado) También hizo una fogata para calentarnos, nos hizo café caliente y luego nos hizo las mejores quesadillas de salmón que he comido en mi vida. Hizo 6 por barba y estaban de muerte. Además, tenía un porrón de chocolatinas. El rato que estuvimos por allí pasó volando y durante ese momento más gente vino en sus ATVs, algunas podrían trasladar a una familia fácilmente.




Volvimos a ponernos en marcha. Mi mujer me dijo que prefería seguir siendo la copiloto. Yo no me opuse. No volvimos directamente por el mismo sitio, sino que dimos un pequeño rodeo para subir a un monte para ver el glaciar desde otra zona. Allí paramos, nos hicimos unas fotos y comimos unos cuántos arándonos de los arbustos de al lado.

Seguimos, con un tiempo mejor que en la ida. Había algunos claros y los rayos de sol caldeaban un poquito. Continuamos atravesando zonas fangosas, riachuelos e incluso vimos una muflona de Dall en el camino, sí esos muflones totalmente blancos que rondan por Alaska. En la parte final el guía se adelantaba un poco y se bajaba para hacernos fotos que luego nos mandaron por correo electrónico. Por otro lado, nuestro atv empezó a hacer un feo ruido como de cadena medio suelta. Se lo dijimos al guía y rezamos para que no nos dejara tirado en mitad de la nada, pero llegar llegamos, haciendo mini piruetas al haber pillado manejo al vehículo.
Ya en la empresa, llenos de barro y con una sonrisa de oreja a oreja le dimos las gracias por la excelente guía y actividad. Me dio un poco de vergüenza no darle propina al guía, pero es que no tenía ni un mísero billete.
Finalmente deciros que me dieron un código de descuento para futuros viajes. No sé si os valdrá o si es personal o caduca, pero aquí lo pongo por si sirve: RR49SMT



Tras esta increíble experiencia aún nos quedaba un trayecto de 4 horas y media hasta Valdez, nuestro destino para las próximas 3 noches.
Aquí condujo todo el rato mi mujer y el camino fue más que interesante. Paradas no hicimos muchas. Una en la milla 101,5 de la Glenn Hwy, que es el mirador al glaciar Matanuska, mucho más conocido que el Knik y no sé por qué porque parece de menor categoría. Tal vez se deba a que suele ser el destino de muchos de los que quieren caminar por un glaciar al ser de los más accesibles. Nosotros lo teníamos como opción y tenía buenas referencias de estas dos empresas: Nova y Mica

A partir de esa zona y prácticamente hasta que llegamos a Valdez fue cuando me sentí por primera vez conduciendo en la última frontera. Kilómetros y kilómetros sin ver un coche, con un paisaje de taiga increíble, con montañas asomando de forma imponente, como la Montaña Drum y sus más de 3600 metros, que aunque no es de las más altas de la cordillera Wrangell sí que sobresale por la diferencia entre su pico y su base.

Una vez dejada la Glenn Hwy y cogida dirección sur la Richardson, el tiempo empezó a nublarse algo más. Los miradores que tenía pensados para observar la cordillera Wrangell ni me paré, ya veía que no iba a verse nada. La Richardson es feílla hasta que te vas acercando a Thompson Pass. Parada obligada con Worthinton Glacier.

Y llegas a Thompson Pass y cuando te diriges a Valdez empieza a llover a cántaros. Keystone Canyon precioso y diluviando. Ya pararemos a la vuelta. Una vez en Valdez el tiempo sigue igual, lloviendo que no veas. La zona tiene una pinta espectacular, aunque las nubes tapan un montón las montañas. Es tarde, así que tras hacer un checkin atípico pues quieren cobrar y les digo que se esperen a mañana a que reciba el dinero de la transferencia que he hecho a mi Revolut y poner cara el gerente asiático de no fiarse un pelo de mí, nos metemos en la amplia habitación de hotel, que tiene buena pinta al principio, aunque luego por la noche sufriremos que se oigan los pasos de todo el mundo, vaya insonorización. Allí duchita, cena y a dormir.