10/08/2022
Al fin nos levantamos con un día medio despejado. Son sobre las 7 de la mañana y como hasta las 9 no tenemos la actividad de los perros de trineo, nos damos un festín desayunero en la casa y tras ello empaquetamos todo y al coche para acercarnos a Seward y darnos un paseíto matutino por el puerto. Cómo se ve de diferente las cosas con un buen solecito dándote en la cara.
Nos dirigimos para el complejo perruno. Allí en la caseta de bienvenida nos damos a conocer y nos dicen que esperemos a que venga nuestro guía, el cual llega puntual.
Dando un pequeño paseo llegamos a la zona donde se encuentran las decenas de perros que tienen, que están medio locos sabiendo lo que les toca hacer. En un porche nos da una charla al grupo y tras ello nos divide en diferentes trineos (que son carros con ruedas) y van colocando los perros.
Y empieza el paseo por el complejo senderístico que tienen que dura unos 15 minutos, con diferentes paradas para que los perros descansen, que el carro metálico más todas las personas que llevan tiene que pesar lo suyo. La verdad es que está muy chulo el ver cómo giran y siguen al perro líder y los felices que se ven.
A continuación, tras hacernos unas fotos con nuestros perros campeones, toca la sesión de ver a los cachorros y los niños del grupo se vuelven locos cogiéndolos. Había una niña que no quería soltar el suyo, la preciosa. Nos mostraron cachorros de 2 meses y de 2 semanas.
Finalmente te meten en un salón donde rodeado de los diferentes trofeos de la familia y fotografías de las carreras Iditarod, te dan una charla enseñándote como es el trineo que usan, qué ropas llevan para la carrera, que ropas ponen a los perros para hacer frente a las inclemencias meteorológicas, todo con la ayuda de la única Husky que tienen. Ahí nos dicen que los Huskys no son buenos perros de trineo, demasiado distraídos para seguir órdenes. Y tras hora y media de experiencia se acabó todo.
Contentos cogemos el coche y nos ponemos dirección hacia Kenai, que es donde pasaremos las próximas dos noches. Son algo más de dos horas en coche, pero nosotros hacemos parada en Russian River para hacer el conocido Trail.
Este sendero estaba planificado al principio, pero a principios de año pusieron que iban a cerrar la zona para unas obras el 1 de agosto, por lo que se me fastidió el plan, pero luego, iniciado el verano, se indicó que al final cerraría el 15 de agosto, por lo que al final pudimos hacerlo.
La zona es superconocida por ser una zona muy buena de pesca y por tanto para acceder hay que pagar. Había una buena cola de coches y por lo visto como el aparcamiento estaba completo no dejaban pasar. Decir que el control estaba a algo más de 1 km antes de la zona de camping y del sendero. Como la cosa no se movía preguntamos si podíamos aparcar en el aparcamiento que había donde estábamos y nos dijeron que sí, que eran 4 dólares y que podríamos hacer a pie el camino hasta el inicio. Eso hicimos. Fue dejar el coche y salir unos cuántos de la zona, por lo que podríamos habernos ahorrado el camino por carretera, pero bueno, no lo sabíamos y el aparcamiento en el camping es el doble.
El camino por la carretera no tenía nada salvo el que teníamos al principio a nuestros pies el conocido Kenai River y veíamos a las barcas de rafting río abajo. Luego el sendero son unos 4 kms por un camino plano superacondicionado y con bastante gente que te lleva hasta el mirador-plataforma de Russian River donde es común ver grizzlys ya que el río está hasta los topes de salmones. No tiene nada que le haga especial y para mí fue un bluf en toda regla. Claro si ves a los grizzlys te cambiará la percepción. Nosotros estuvimos en la plataforma unos 45 minutos sin éxito plantígrado y con la única diversión de vitorear a los salmones que lograban saltar con éxito los diferentes obstáculos que tienen por el camino.



Tras la excursión de algo más de 10 kms seguimos nuestro camino y tras algunas paradas por arreglos en la carretera, cogemos la Skilak Lake Rd, una carretera de grava de 30 kms que más adelante se vuelve a conectar con la Sterling Hwy, para tratar de ver si tenemos suerte que se cruce algún animalito.
Vamos haciendo alguna parada, tomamos alguna foto y en la parte final paramos para comer, que a lo tonto son las 4 de la tarde.
Salimos de la carretera sin éxito faunístico y ya directos nos dirigimos hacia las oficinas de Natron Air, la compañía con la que vamos a hacer el vuelo escénico en avioneta a Lake Clark NP, con una parada de 30 minutos en tierra.
Decir que la compañía se encuentra en Soltdona, una población mucho más grande de lo que esperábamos, mucho más que las conocidas Seward o Homer. La elección de esta compañía fue simplemente por lo que ya comenté, la idea era hacer noche en uno de los lodge de Lake Clark, pero al no poder descartamos la opción de visitar Lake Clark. Como al final también nos quedamos sin las motos acuáticas pues volvimos a pensar en hacer la visita de un día, pero era todo tan caro, que al final nos quedamos con esta, que además por horario (las 18 horas) nos venía bien. Otras compañías de la península de Kenai que hacen este tipo de actividades podéis verlas aquí
Llegamos sobre las 17:15 y tras pagar la otra mitad que nos quedaba, esperamos en los cómodos sofás junto al mega perro que tienen. Y llega la hora. Todo nerviosos subimos a la avioneta, junto a otra pareja.
Despegamos y buah, decir que fue una experiencia maravillosa.
El vuelo de ida fue lo más “aburrido” y aún así estuvo bien, sobrevolando la ciudad, pasando por la ensenada Cook, viendo claramente a la montaña Denali y Foraker (el segundo pico más alto) y ya acercándonos a Lake Clark NP viendo esas moles de más de 3000 metros que salen casi desde el nivel del mar que son los volcanes Redoubt e Iliamna.
Acercándonos a Iliamna
Aquí ya nos dijo el piloto que atentos y que miráramos para que cuando viéramos un oso lo dijéramos y aterrizara ipso facto y fuéramos a por él. Así que planeando a baja altura primero divisé a un grupo de gente con atvs, que seguramente serían los del lodge y rápidamente divisamos un oso cerca de la playa. El piloto aceleró, giró la avioneta 180º en un plis plas y aterrizó en la playa en un nanosegundo. Madre mía que habilidad y maniobralidad tienen estos aparatos.
Todo nerviosos bajamos de la avioneta y el piloto coge trípode y telescopio y nos ponemos a mirar por donde puede ir el oso. Veo una cabeza de oso moviéndose entre la vegetación más adentro y es entonces cuando empieza una carrera en su búsqueda. Adrenalina a tope y entonces oigo ¡¡Ay, Álex!! Giro y mi señora por los suelos. Corriendo a por el oso y por un terreno irregular, lleno de hoyos, con vegetación y sin mirar al suelo sino al frente, ha metido el pie en un hoyo y se le ha doblado el tobillo. La recojo y me dice que le duele un poco, pero aprieta los dientes y seguimos que el oso cada vez se aleja más. Lo vemos de nuevo y comprobamos que no es un oso, sino una osa con dos crías, pero los malditos se alejan cada vez más.
Los volvemos a perder, el piloto va rápido y yo también, mi señora un poco más atrás, pero la otra pareja que es más mayor está más lejos. El piloto dice que aguarde, que hemos de ir más juntos. Nos reagrupamos y seguimos andando y tras un cambio de rasante a la izquierda veo a otra osa con una cría algo más grande comiendo a no más de 35 metros. Esos serán los que nos deleitarán durante un cuarto de hora y harán de esta actividad una experiencia maravillosa. Estuvieron primero ahí comiendo, nosotros haciendo fotos y fotos y luego cuando se hartan van en dirección nuestra andando tranquilamente, nos apartamos, pasan a menos de 10 metros y siguen. La cría se entretiene con una piedra como si fuera una pelota, dándole con el hocico… magnífico.
Se dirigen a la playa y nosotros a una distancia prudencial lo seguimos. En la playa nos dan una sesión de juegos, la cría picando a la madre para que juegue y se ponen a correr por la misma jugando al pilla-pilla en esa inmensa playa de arena. Felicidad absoluta. Cuando se hartan de jugar, siguen andando por la playa, alejándose.



Nosotros nos dirigimos con pena a la avioneta. Al final no han sido 30 minutos, sino 45 en tierra. Y 5 osos en tan poco tiempo. Lo que tiene que ser alojarse aquí: debe ser un sin parar. Pero si creíamos que lo bueno ya había acabado nos equivocamos, el viaje de vuelta es una atracción en sí, porque hace un vuelo escénico por Lake Clark y es impresionante. Primero pegados a la costa nos dirigimos hacia Mt Redoubt, que ya lo que ves es precioso, pero ver de cerca el volcán es increíble, porque lo bordea completamente y nos deleitamos con sus inmensos glaciares oscurecidos por la ceniza de su última erupción de 2009 y por todas las montañas Chigmit que con sus nieves se ven más allá. Luego nos acercamos a Double Glacier y buah, increíble de verdad. Y ya cuando nos baja por la lengua glaciar a baja altura y notamos cuando esta finaliza el cambio de corriente o lo que sea que hace que la avioneta de un minibote es el no va más. Ahora vamos por las llanuras que el complejo de ríos forma en su desembocadura al Cook Inlet. Por ahí vemos una moose y cuando ya salimos al mar, ya directamente nos dirigimos a Soldotna.



Contentísimos con la experiencia (menos mal que el tiempo acompañó) nos vamos a nuestro alojamiento en Kenai (está al lado de Soldotna, más al norte) llegamos a la mega casa que tienen nuestros anfitriones y nos dicen cuál es nuestra habitación. Es un semisótano que tiene dos dormitorios, un salón-cocina común y con dos cuartos de baño pero que tienes que salir al salón. Hoy somos los únicos huéspedes, así que dice que elijamos la habitación que queramos. El salón estaba repleto de pieles de oso negro, grizzly, coyote,….así como cráneos de animales. Y tenía un billar. Hoy no le daremos uso, ya que son casi las 10 de la noche, pero tal vez mañana. Y esto fue todo.

Nos dirigimos para el complejo perruno. Allí en la caseta de bienvenida nos damos a conocer y nos dicen que esperemos a que venga nuestro guía, el cual llega puntual.
Dando un pequeño paseo llegamos a la zona donde se encuentran las decenas de perros que tienen, que están medio locos sabiendo lo que les toca hacer. En un porche nos da una charla al grupo y tras ello nos divide en diferentes trineos (que son carros con ruedas) y van colocando los perros.
Y empieza el paseo por el complejo senderístico que tienen que dura unos 15 minutos, con diferentes paradas para que los perros descansen, que el carro metálico más todas las personas que llevan tiene que pesar lo suyo. La verdad es que está muy chulo el ver cómo giran y siguen al perro líder y los felices que se ven.

A continuación, tras hacernos unas fotos con nuestros perros campeones, toca la sesión de ver a los cachorros y los niños del grupo se vuelven locos cogiéndolos. Había una niña que no quería soltar el suyo, la preciosa. Nos mostraron cachorros de 2 meses y de 2 semanas.

Finalmente te meten en un salón donde rodeado de los diferentes trofeos de la familia y fotografías de las carreras Iditarod, te dan una charla enseñándote como es el trineo que usan, qué ropas llevan para la carrera, que ropas ponen a los perros para hacer frente a las inclemencias meteorológicas, todo con la ayuda de la única Husky que tienen. Ahí nos dicen que los Huskys no son buenos perros de trineo, demasiado distraídos para seguir órdenes. Y tras hora y media de experiencia se acabó todo.

Contentos cogemos el coche y nos ponemos dirección hacia Kenai, que es donde pasaremos las próximas dos noches. Son algo más de dos horas en coche, pero nosotros hacemos parada en Russian River para hacer el conocido Trail.
Este sendero estaba planificado al principio, pero a principios de año pusieron que iban a cerrar la zona para unas obras el 1 de agosto, por lo que se me fastidió el plan, pero luego, iniciado el verano, se indicó que al final cerraría el 15 de agosto, por lo que al final pudimos hacerlo.
La zona es superconocida por ser una zona muy buena de pesca y por tanto para acceder hay que pagar. Había una buena cola de coches y por lo visto como el aparcamiento estaba completo no dejaban pasar. Decir que el control estaba a algo más de 1 km antes de la zona de camping y del sendero. Como la cosa no se movía preguntamos si podíamos aparcar en el aparcamiento que había donde estábamos y nos dijeron que sí, que eran 4 dólares y que podríamos hacer a pie el camino hasta el inicio. Eso hicimos. Fue dejar el coche y salir unos cuántos de la zona, por lo que podríamos habernos ahorrado el camino por carretera, pero bueno, no lo sabíamos y el aparcamiento en el camping es el doble.
El camino por la carretera no tenía nada salvo el que teníamos al principio a nuestros pies el conocido Kenai River y veíamos a las barcas de rafting río abajo. Luego el sendero son unos 4 kms por un camino plano superacondicionado y con bastante gente que te lleva hasta el mirador-plataforma de Russian River donde es común ver grizzlys ya que el río está hasta los topes de salmones. No tiene nada que le haga especial y para mí fue un bluf en toda regla. Claro si ves a los grizzlys te cambiará la percepción. Nosotros estuvimos en la plataforma unos 45 minutos sin éxito plantígrado y con la única diversión de vitorear a los salmones que lograban saltar con éxito los diferentes obstáculos que tienen por el camino.



Tras la excursión de algo más de 10 kms seguimos nuestro camino y tras algunas paradas por arreglos en la carretera, cogemos la Skilak Lake Rd, una carretera de grava de 30 kms que más adelante se vuelve a conectar con la Sterling Hwy, para tratar de ver si tenemos suerte que se cruce algún animalito.
Vamos haciendo alguna parada, tomamos alguna foto y en la parte final paramos para comer, que a lo tonto son las 4 de la tarde.

Salimos de la carretera sin éxito faunístico y ya directos nos dirigimos hacia las oficinas de Natron Air, la compañía con la que vamos a hacer el vuelo escénico en avioneta a Lake Clark NP, con una parada de 30 minutos en tierra.
Decir que la compañía se encuentra en Soltdona, una población mucho más grande de lo que esperábamos, mucho más que las conocidas Seward o Homer. La elección de esta compañía fue simplemente por lo que ya comenté, la idea era hacer noche en uno de los lodge de Lake Clark, pero al no poder descartamos la opción de visitar Lake Clark. Como al final también nos quedamos sin las motos acuáticas pues volvimos a pensar en hacer la visita de un día, pero era todo tan caro, que al final nos quedamos con esta, que además por horario (las 18 horas) nos venía bien. Otras compañías de la península de Kenai que hacen este tipo de actividades podéis verlas aquí
Llegamos sobre las 17:15 y tras pagar la otra mitad que nos quedaba, esperamos en los cómodos sofás junto al mega perro que tienen. Y llega la hora. Todo nerviosos subimos a la avioneta, junto a otra pareja.

Despegamos y buah, decir que fue una experiencia maravillosa.
El vuelo de ida fue lo más “aburrido” y aún así estuvo bien, sobrevolando la ciudad, pasando por la ensenada Cook, viendo claramente a la montaña Denali y Foraker (el segundo pico más alto) y ya acercándonos a Lake Clark NP viendo esas moles de más de 3000 metros que salen casi desde el nivel del mar que son los volcanes Redoubt e Iliamna.

Aquí ya nos dijo el piloto que atentos y que miráramos para que cuando viéramos un oso lo dijéramos y aterrizara ipso facto y fuéramos a por él. Así que planeando a baja altura primero divisé a un grupo de gente con atvs, que seguramente serían los del lodge y rápidamente divisamos un oso cerca de la playa. El piloto aceleró, giró la avioneta 180º en un plis plas y aterrizó en la playa en un nanosegundo. Madre mía que habilidad y maniobralidad tienen estos aparatos.

Todo nerviosos bajamos de la avioneta y el piloto coge trípode y telescopio y nos ponemos a mirar por donde puede ir el oso. Veo una cabeza de oso moviéndose entre la vegetación más adentro y es entonces cuando empieza una carrera en su búsqueda. Adrenalina a tope y entonces oigo ¡¡Ay, Álex!! Giro y mi señora por los suelos. Corriendo a por el oso y por un terreno irregular, lleno de hoyos, con vegetación y sin mirar al suelo sino al frente, ha metido el pie en un hoyo y se le ha doblado el tobillo. La recojo y me dice que le duele un poco, pero aprieta los dientes y seguimos que el oso cada vez se aleja más. Lo vemos de nuevo y comprobamos que no es un oso, sino una osa con dos crías, pero los malditos se alejan cada vez más.

Los volvemos a perder, el piloto va rápido y yo también, mi señora un poco más atrás, pero la otra pareja que es más mayor está más lejos. El piloto dice que aguarde, que hemos de ir más juntos. Nos reagrupamos y seguimos andando y tras un cambio de rasante a la izquierda veo a otra osa con una cría algo más grande comiendo a no más de 35 metros. Esos serán los que nos deleitarán durante un cuarto de hora y harán de esta actividad una experiencia maravillosa. Estuvieron primero ahí comiendo, nosotros haciendo fotos y fotos y luego cuando se hartan van en dirección nuestra andando tranquilamente, nos apartamos, pasan a menos de 10 metros y siguen. La cría se entretiene con una piedra como si fuera una pelota, dándole con el hocico… magnífico.

Se dirigen a la playa y nosotros a una distancia prudencial lo seguimos. En la playa nos dan una sesión de juegos, la cría picando a la madre para que juegue y se ponen a correr por la misma jugando al pilla-pilla en esa inmensa playa de arena. Felicidad absoluta. Cuando se hartan de jugar, siguen andando por la playa, alejándose.



Nosotros nos dirigimos con pena a la avioneta. Al final no han sido 30 minutos, sino 45 en tierra. Y 5 osos en tan poco tiempo. Lo que tiene que ser alojarse aquí: debe ser un sin parar. Pero si creíamos que lo bueno ya había acabado nos equivocamos, el viaje de vuelta es una atracción en sí, porque hace un vuelo escénico por Lake Clark y es impresionante. Primero pegados a la costa nos dirigimos hacia Mt Redoubt, que ya lo que ves es precioso, pero ver de cerca el volcán es increíble, porque lo bordea completamente y nos deleitamos con sus inmensos glaciares oscurecidos por la ceniza de su última erupción de 2009 y por todas las montañas Chigmit que con sus nieves se ven más allá. Luego nos acercamos a Double Glacier y buah, increíble de verdad. Y ya cuando nos baja por la lengua glaciar a baja altura y notamos cuando esta finaliza el cambio de corriente o lo que sea que hace que la avioneta de un minibote es el no va más. Ahora vamos por las llanuras que el complejo de ríos forma en su desembocadura al Cook Inlet. Por ahí vemos una moose y cuando ya salimos al mar, ya directamente nos dirigimos a Soldotna.



Contentísimos con la experiencia (menos mal que el tiempo acompañó) nos vamos a nuestro alojamiento en Kenai (está al lado de Soldotna, más al norte) llegamos a la mega casa que tienen nuestros anfitriones y nos dicen cuál es nuestra habitación. Es un semisótano que tiene dos dormitorios, un salón-cocina común y con dos cuartos de baño pero que tienes que salir al salón. Hoy somos los únicos huéspedes, así que dice que elijamos la habitación que queramos. El salón estaba repleto de pieles de oso negro, grizzly, coyote,….así como cráneos de animales. Y tenía un billar. Hoy no le daremos uso, ya que son casi las 10 de la noche, pero tal vez mañana. Y esto fue todo.
