Nuestro vuelo sale por la mañana hacia Buenos Aires. Seguimos desconfiando de la puntualidad de Aerolíneas. Casualmente el marido de Adriana es controlador en el aeropuerto, por lo que nos dice que no suframos ya que tenemos información privilegiada. Recogemos tranquilamente y charlamos con Adriana de todo un poco. Su marido llama a media mañana a decir que todo está correcto, qué maravilla!

Hay cola para hacer el check-in. Nos lo cogemos con tranquilidad. Se ve que el avión va lleno! Cuando por fin nos toca la chica del mostrador pide permiso a su superior para ir situando a la gente en primera clase. Se lo dan y... OH! nos sitúan en una de las primeras filas. Será primera?




Llaman a embarcar y efectivamente: ESTAMOS EN PRIMERAAAAAA!




Después de disfrutar de los manjares nos echamos una siestecita y yo hasta duermo!. Así no importan los kilómetros ni las horas. También le tenía mucho miedo a este trayecto porque en ocasiones (sin avisar) hacen escala en Bariloche, con lo que la duración se alargaaaaaaaaaaaa. Pero de nuevo la suerte nos acompaña y en unas 3 horas y media llegamos.
Aeroparque Newberry otra vez. Hoy, como es de día, veo perfectamente la ciudad de Buenos Aires. El aeropuerto está integrado en la ciudad y al acercarnos veo toda la zona de parques y campos que lo rodea. Hay alguna regata porque se ven muchos veleros cerca de la costa.
Buenos Aires querido! De nuevo estamos aquí! Y ahora toca rutina "aeropuertil": taxi y al hotel. :lol:. El taxista tiene ganas de charla (para variar


Nos adentramos en Castro Barros y allí sigue nuestra querida Lola House. Nos reciben como si fuéramos de la familia. Queríamos traerles algún detallito de El Calafate pero no sabíamos qué. Al final optamos por algo característico de la zona y que nos gustó mucho cuando lo probamos: mermelada de calafate. Que es una baya de color azul parecido al arándano. Aunque a causa de las restricciones aéreas con los líquidos y semifluidos tenemos que ajustar las cantidades.
Ah, por cierto! No os vayáis de El Calafate sin probar la mermelada y el helado de calafate. IMPRESIONANTE!

Duchita y algún que otro paseito antes de volver a nuestra Esquina tanguera. Qué vicio, qué vicio! En otro sitio que entramos como en casa. Realmente, así da gusto.