Despertamos un día más en la exquisita y confortable habitación de La Casona entre sábanas de un blanco inmaculado como los ajuares de antaño. Mientras nos arreglamos, nos acompaña a lo lejos el sonido amigo de un exprimidor. Yanina nos está preparando el zumo de naranja natural.
Cuando llegamos al salón ya está todo listo. Hoy nos sorprenden con otro tipo de tarta de frutas casera. De nuevo, una suave melodía brota de algún rincón. Desayunamos tranquilamente y a la hora exacta aparece Sebas sonriente por la puerta para recogernos. Fuera nos espera un autobús. Hoy somos más gente en la excursión. Saludamos a los compañeros del día anterior. Nos preguntan por la casa de la que salimos ya que a todos les ha llamado la atención. Sebas hace de representante de La Casona y explica que es un "hotel" especial. Realmente lo es, en todos los sentidos, y estoy encantada de haberlo encontrado.


El trayecto de hoy es más corto y en una hora y poco llegamos (hay unos 100 km aproximadamente). Punta Tombo llega a contar con más de 1.000.000 de ejemplares de pingüinos magallanes, por lo que es la mayor pingüinera continental de esa especie. Sebas nos explica que los machos llegan primero y se dirigen (prácticamente sin equivocación) al mismo nido o agujero del año anterior y lo acondicionan. Posteriormente llega la hembra. Si la que llega es la pareja del macho, todo bien. Si llega otra pueden pasar 2 cosas:
1) Que la titular también se despiste y "aquí no ha pasado nada"

2) Que llegue la titular y al reconocerse la pareja formalizada ataca a la intrusa

Curioso verdad?
Al poner los huevos la hembra, ambos se turnan en el cuidado y en su propia alimentación ya que ante un descuido otra ave puede alimentarse con los huevos.
Antes de bajar del autobús, Sebas nos hace las advertencias pertienentes y las explicaciones sobre cómo actuar ante los pingüinos para incidir en su rutina lo menos posible. Hay una especie de sendero señalizado que discurre entre los nidos de los miles de pingüinos que allí habitan. En algunos puntos el sendero atraviesa su ruta hacia el agua y el alimento.


Seguimos las indicaciones de Sebas y esperamos a que pasen ellos antes que nosotros desde una distancia prudencial para no asustarlos ni intimidarlos. A pesar de que hay vigilantes a lo largo del recorrido, siempre hay algún desconsiderado que demuestra estar aún en la época de las cavernas en cuanto a cortesía y educación se refiere. En este caso un señor (por llamarlo de alguna forma) iba persiguiendo a un pingüino cuando éste se le encaró. Al sentirse en peligro, el susodicho ni corto ni perezoso, lo apartó de una patada


Cuando el sendero termina pasamos a compartir espacio con los simpáticos animales entre los matorrales en los que descansan sus huevos. Algunos están construyéndolo y vemos cómo van arrancando incansablemente pedacitos de rama en una tarea ardua y laboriosa. Me dan ganas de ayudarlos y facilitarles el trabajo







A la hora establecida por Sebas acudimos todos al autobús. Agradecemos el refugio que nos brinda ya que el viento del exterior no es polar pero casi. Nuestro próximo destino: Gaiman. Esta localidad a unos 15 km de Trelew es símbolo de la colonización galesa en la Patagonia. Fue en 1865 cuando llegaron colonos galeses que venían huyendo de la invasión de los ingleses de su país de origen con la intención de seguir con sus costumbres, leyes, lengua, etc. El pueblo, con una población de aproximadamente 6000 habitantes, conserva el encanto típico de una aldea salpicada de típicas capillas y casas de estilo galés. Una costumbre que no se puede dejar pasar y a la que acuden los turistas es el te galés compuesto de: el Té con su típica torta negra galesa, tarta de crema, torta de nuez, tarta de manzana, torta de chocolate con crema, y tartas con frutas, dulces y manteca regional, scons y pan casero. No suena mal eh?



El precio del te galés no está includio en la excursión pero a pesar de que a JOse no le gusta yo me muero por probarlo. Sin embargo, a la hora que llegamos al pueblo (sobre las 14 horas) tengo más ganas de un buen trozo de carne que de atiborrarme a base de te y pastas. Así que nos desmarcamos de la excursión y nos vamos a la búsqueda de un buen restaurante. Por supuesto, lo encontramos! :aplauso:. En la mesa de al lado hay una pareja comiéndose una supermegahamburguesa. Pensamos que es una buena opción ya que no tenemos mucho tiempo, pero cuando nos traen la carta y vemos lo que contiene... cambiamos de opinión. Donde esté un buen bife...


No comemos, devoramos! y hasta me da tiempo de meterme en el cuerpo un "volcán de chocolate". Carrerita hacia el bus y casi llegamos los primeros. La chica argentina que conocimos ayer nos explica en qué ha consistido el té galés. Nosotros le comentamos nuestro solomillo apátrida





Realmente es una pena no tener más tiempo para callejear por la tranquila Gaiman, pero ya se sabe que cuando se va en una excursión programada... no mandas tú. Hoy manda Sebastián y sólo tengo elogios para él y su compañía en lo referente a : organización, puntualidad, recorridos, explicaciones, trato, etc. Me da pena no quedarnos algún día más y hacer otra excursión con él. En otra ocasión, quizás! Cuando volvamos por estas tierras

En Trelew nos dejan tiempo libre para recorrer sus calles, visitar edificios históricos y museos. Sesión de fotos en la antigua estación salpicada de restos de los primeros carros y carretas que usaron los colonos.
Actualmente es un importante centro comercial e industrial ya que constituye el punto más importante del país en cuanto a la lana se refiere. Hay varios museos importantes como el Museo Regional y el Paleontológico.


Callejeando encontramos una sucursal de Aerolineas y entramos para asegurarnos de que no hay problema con nuestro vuelo del día siguiente. parece que todo está en orden.
Trelew no es que sea un encanto, da la impresión de haber sido planificada solo para subsistir y es que realmente las condiciones climáticas en estas latitudes deben ser duras. No creo que se lleven mucho las terracitas al aire libre como en Castellón, aunque aire libre hay, mejor dicho.. VIENTO LIBRE! Y vaya viento!.
Vuelta calle arriba, calle abajo y hasta nos da tiempo de entrar: en una tienda, Jose, para comprarse calcetines de no sé qué club de fútbol argentino; Noemí, la golosa, en una panadería, ya que al pensar que tendríamos comida y té galés no reservamos cena en La Casona y quizás más tarde nos apetezca comer algo.
Puntuales al autobús y hacia casa. Jose y yo somos los primeros en abandonar el barco. Nos despedimos de los conocidos y le agradecemos a Sebas su completa dedicación, su simpatía y su saber hacer.
Como la entrada a la finca no está asfaltada le decimos al conductor que no es necesario que nos lleve hasta la puerta, que ya vamos andando. Así que descendemos y decimos adiós moviendo los brazos hasta que solo queda de ellos el polvo del camino. La Casona no está lejos y pensamos que un paseito nos irá bien. Además todavía es de día... aprovecharé para sacar alguna foto.

El entorno en el que se sitúa La Casona es envidiable ya que el río Chubut fluye haciendo de frontera natural entre las diferentes parcelas. La presencia de agua lleva consigo la existencia de gran cantidad de vegetación a lo largo de su cauce y por las tierras cercanas, dando lugar a una especie de oasis de verdor y frescura entre la aridez circundante.

Pasamos por la zona en la que descansan los caballos, otra de las actividades que ofrece La Casona, y seguimos un trecho del río hasta llegar a la casa. No tengo palabras para describir la paz y la tranquilidad que se respira.

Nos sentamos un momento ante una mesa tallada del tronco de un viejo árbol y charlamos un rato. Cuando nos aprieta el fresco, decidimos buscar la protección de la calefacción que la casa nos ofrece.

Vamos hacia la habitación, nos duchamos y nos ponemos cómodos. Nos dirigimos al salón para ver el atardecer a través de los antiguos ventanales. Nos topamos con Norma que anda por allí y entablamos conversación. Cuando nos damos cuenta nos propone invitarnos a tomar Gancia. Qué es? preguntamos. No lo sabéis! Pues razón de más para probarlo. Al momento sale de la cocina cargada conuna bandeja con 3 vasos, botella de sifón, otra en la que pone Gancia y cubitos. Ah! y algo para picar! Nos explica que el Gancia es un aperitivo muy común que a ella le encanta, sobre todo acompañado de sifón. Es como el Martini? preguntamos. Efectivamente! responde. Pues no se hable más: ronda de Gancia para todos!

Las horas pasan sentados en el saloncito con la grata compañía de Norma que no cesa de contarnos cosas de su vida y de Argentina. Tras las paredes de la casa el sol apura los últimos rauyos y se despide de todos nosotros hasta el día siguiente. Nos comenta que las americanas están de excursión y tampoco cenan. Yanina tiene un curso. Solo están ella y Carlitos. Os invito a cenar! Hoy hago pizza casera! Aunque no tenemos hambre (el bife está digerido pero pesa en el estómago) no podemos rechazar semejante invitación. Así que asentimos. Al momento se levanta a preparar la masa. Va entrando y saliendo de la cocina. Entretanto llega carlitos que se suma a la ronda de Gancia y reclama algo más de picoteo (para seguir también con el régimen ríe



