Me cagüentó lo que se menea. ¡Sin excepciones!
A las 7 y poco nos pasan a recoger, pero yo llevo desde las 4 de la mañana levantada. El calor me ha despertado y me dedico a contestar los whatsapp que me llegan desde España. La empresa para la que trabajaba ha anunciado un ERE y eso ha generado algunas preguntas de quiénes no conocían mi cambio de vida.
Estoy muy agotada porque seguro que eran más de la medianoche cuando conseguí dormirme. La visita de ayer me dejó algo alterada por la emoción de sentirme que estoy a punto de empezar algo nuevo.
El día barrunta tormenta, pero el pronóstico para mañana era muchísimo peor que para hoy. Tenemos las dos muy claro que nos va a llover así que no nos faltan los paraguas y chubasqueros.
Un coche nos pasa a recoger por el hostal. De camino recogemos a otro pasajero, es un chico alemán al que su empresa ha enviado a Sanghai por negocios, y se ha escapado dos días aquí. Nos cambian a un autobús un poco más tarde. Va casi lleno. Amy, la guía de nuestro viaje nos explica que somos afortunados porque vamos a la mejor sección de la muralla y encima porque no vamos a parar para hacer compras. Eso es lo típico que pasa cuando contratas alguna excursión en Badalín, algo nada recomendable por mi parte. Mutianyu es una sección que es perfecta para una visita desde Beijing.
Empieza a llover. Me sabe muy mal porque aunque para mi es la quinta visita a la Gran muralla, para M es la primera. Pero verla ya es algo que muchos mortales no harán nunca, y por ello, nos damos con un canto en los dientes de la oportunidad de visitarla. Además, vemos el lado positivo de las cosas, porque como mínimo con la que está cayendo, vamos bien calzadas y preparadas para la lluvia. La mayoría de nuestros compañeros de tour van en tirantes y pantalón corto y los que no llevan chanclas, llevan alpargatas que pronto quedarán mojadas por el aguacero.
A la llegada ha amainado la lluvia un poco, aunque sigue goteando. Subimos en el funicular porque aunque tenemos la entrada para subir andando, ni lo considero adecuado ni recomendable para nadie. Las energías las guardamos para la muralla.
Arriba hay una niebla espectacular. No podemos ver más allá de 10 metros y por tanto nos perdemos las magníficas vistas que las curvas y la elevación de la montaña ofrecen en esta sección. Cuando la lluvia arremete caminamos, y cuando cae más fuerte acabamos todos esperando bajo alguna de las torres. Es posible que muchos de los turistas que vienen a China, vengan atraídos por la muralla. Dicen que es uno de los pocos monumentos que pueden verse desde el espacio. No sé si es verdad o no, algún día viajaré para comprobarlo, pero lo que sí es cierto, es que cuando visitas un monumento como este por primera vez, te entra un sentimiento de haber conseguido realizar algo muy grande en tu vida.
La mayoría damos por finalizada la visita mucho antes de lo que nos han dejado para hacerla. Abajo en el pueblo nos esperan para comer y sabemos que allí, no solo tenemos una silla donde descansar, sino también un techo bajo el que cobijarnos.
Hablamos un rato con una pareja de portugueses. Son de Oporto. ¿Por qué ellos hablan todos español y nosotros no? me da cierta envidia porque confieso que a mí me encanta el idioma portugués, pero nunca he pasado de aprender un par de palabras en el idioma de Mou.
La comida consiste en varios platos de pollo, cerdo y verduras. Todo acompañado con arroz blanco. A mí se me caen los ojos desde que he salido esta mañana y me cuesta mantenerlos abiertos. Tengo unas ganas locas de llegar al autobús para dormir.
Inicialmente, había quedado en pasar, a nuestro regreso, por UIBE para dejar parte de mi ropa de invierno ya que no la necesitaré en lo que queda del viaje y además de facilitarme algo de espacio extra para la vuelta, podré traer algunas cosas más en mi maleta en agosto. Pero estoy demasiado cansada y soy como un zombi que ha vuelto a morir después de resucitar de entre los muertos. Así que cancelo la quedada y volvemos al hotel a echarnos una siesta.
Salimos a cenar y al super mercado. Vamos a un Wu-mart que es la copia del americano Wal-mart. la verdad es que está muy bien y tomo nota para cuando empiece a vivir en la ciudad.
Lo que queda de la noche lo dedico a escribir y leer un rato. Cada vez me pongo más al día con las entradas pendientes, lo que me anima a avanzar en ellas. Otra cosa es la intermitencia en poder colgar o no fotos en las entradas. Unos días va y otros no. No tengo ni idea del motivo para que funcione, puesto que yo no hago nada. Pero me perdonareis que haya desistido en intentar mirar el motivo. Me consume demasiada energía que he de conservar para otras cosas.
A las 7 y poco nos pasan a recoger, pero yo llevo desde las 4 de la mañana levantada. El calor me ha despertado y me dedico a contestar los whatsapp que me llegan desde España. La empresa para la que trabajaba ha anunciado un ERE y eso ha generado algunas preguntas de quiénes no conocían mi cambio de vida.
Estoy muy agotada porque seguro que eran más de la medianoche cuando conseguí dormirme. La visita de ayer me dejó algo alterada por la emoción de sentirme que estoy a punto de empezar algo nuevo.
El día barrunta tormenta, pero el pronóstico para mañana era muchísimo peor que para hoy. Tenemos las dos muy claro que nos va a llover así que no nos faltan los paraguas y chubasqueros.
Un coche nos pasa a recoger por el hostal. De camino recogemos a otro pasajero, es un chico alemán al que su empresa ha enviado a Sanghai por negocios, y se ha escapado dos días aquí. Nos cambian a un autobús un poco más tarde. Va casi lleno. Amy, la guía de nuestro viaje nos explica que somos afortunados porque vamos a la mejor sección de la muralla y encima porque no vamos a parar para hacer compras. Eso es lo típico que pasa cuando contratas alguna excursión en Badalín, algo nada recomendable por mi parte. Mutianyu es una sección que es perfecta para una visita desde Beijing.
Empieza a llover. Me sabe muy mal porque aunque para mi es la quinta visita a la Gran muralla, para M es la primera. Pero verla ya es algo que muchos mortales no harán nunca, y por ello, nos damos con un canto en los dientes de la oportunidad de visitarla. Además, vemos el lado positivo de las cosas, porque como mínimo con la que está cayendo, vamos bien calzadas y preparadas para la lluvia. La mayoría de nuestros compañeros de tour van en tirantes y pantalón corto y los que no llevan chanclas, llevan alpargatas que pronto quedarán mojadas por el aguacero.
A la llegada ha amainado la lluvia un poco, aunque sigue goteando. Subimos en el funicular porque aunque tenemos la entrada para subir andando, ni lo considero adecuado ni recomendable para nadie. Las energías las guardamos para la muralla.
Arriba hay una niebla espectacular. No podemos ver más allá de 10 metros y por tanto nos perdemos las magníficas vistas que las curvas y la elevación de la montaña ofrecen en esta sección. Cuando la lluvia arremete caminamos, y cuando cae más fuerte acabamos todos esperando bajo alguna de las torres. Es posible que muchos de los turistas que vienen a China, vengan atraídos por la muralla. Dicen que es uno de los pocos monumentos que pueden verse desde el espacio. No sé si es verdad o no, algún día viajaré para comprobarlo, pero lo que sí es cierto, es que cuando visitas un monumento como este por primera vez, te entra un sentimiento de haber conseguido realizar algo muy grande en tu vida.
La mayoría damos por finalizada la visita mucho antes de lo que nos han dejado para hacerla. Abajo en el pueblo nos esperan para comer y sabemos que allí, no solo tenemos una silla donde descansar, sino también un techo bajo el que cobijarnos.
Hablamos un rato con una pareja de portugueses. Son de Oporto. ¿Por qué ellos hablan todos español y nosotros no? me da cierta envidia porque confieso que a mí me encanta el idioma portugués, pero nunca he pasado de aprender un par de palabras en el idioma de Mou.
La comida consiste en varios platos de pollo, cerdo y verduras. Todo acompañado con arroz blanco. A mí se me caen los ojos desde que he salido esta mañana y me cuesta mantenerlos abiertos. Tengo unas ganas locas de llegar al autobús para dormir.
Inicialmente, había quedado en pasar, a nuestro regreso, por UIBE para dejar parte de mi ropa de invierno ya que no la necesitaré en lo que queda del viaje y además de facilitarme algo de espacio extra para la vuelta, podré traer algunas cosas más en mi maleta en agosto. Pero estoy demasiado cansada y soy como un zombi que ha vuelto a morir después de resucitar de entre los muertos. Así que cancelo la quedada y volvemos al hotel a echarnos una siesta.
Salimos a cenar y al super mercado. Vamos a un Wu-mart que es la copia del americano Wal-mart. la verdad es que está muy bien y tomo nota para cuando empiece a vivir en la ciudad.
Lo que queda de la noche lo dedico a escribir y leer un rato. Cada vez me pongo más al día con las entradas pendientes, lo que me anima a avanzar en ellas. Otra cosa es la intermitencia en poder colgar o no fotos en las entradas. Unos días va y otros no. No tengo ni idea del motivo para que funcione, puesto que yo no hago nada. Pero me perdonareis que haya desistido en intentar mirar el motivo. Me consume demasiada energía que he de conservar para otras cosas.