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Ayer nos dijeron con buenas palabras que volviésemos mañana y aquí estamos de nuevo. El señor de la garita llama por teléfono de nuevo como ayer y me pasa con un señor. Se presenta como el guía que nos enseñará el museo y lo primero que nos pregunta de dónde somos y cuantos venimos. ¿solo dos? Por qué visitar este museo, nos sugiere que vayamos a ver algún otro museo de la ciudad que los hay muy buenos y le digo que el que quiero ver es este, que es la tercera vez que venimos ¿Cuál es el problema?
Me contesta que ninguno pero que tendremos que pagar millón y medio de riales por la visita, unos 30 euros.
“No problem, mister, I have the Money” y nos dice que esperemos un rato que ahora baja.
Aquí nos sentamos al lado de la garita, mientras el segurata nos mira de forma rara. Un ratito esperamos, si… 40 minutos llevamos. Me acerco al segurata, le hago un gesto de “tío, que pasa” y coge su teléfono con una sonrisilla en la cara que no me gusta nada. Me pasa el teléfono y el mismo tío de antes me dice “ que lo siente pero no puede hacer ahora una visita, que volvamos a las 2” y me cuelga!!
La cosa esta muy clara, es la tercera vez que venimos aquí, superando todas las pegas que nos han puesto, horarios, precio de las entradas, espera y no ha habido manera. No quieren enseñar el museo pero tampoco quieren decir que no esta abierto. En la LP ya comentaba que estaba abierto a horarios raros y era difícil de visitar. La guía Laertes ni lo nombra pero no me sorprende mucho. Mi cabreo es difícil de expresar porque quería ver esos documentos y pruebas históricas. Hay que decir en su defensa, ahora que ya estoy un poco mas calmado 4 meses después, que en aquellos momentos estaban en plenas negociaciones con EEUU, Rusia, Francia, Alemania y china sobre la producción de energía nuclear. Igual es un gesto de “acercamiento” aunque, a mi juicio, lo es de “sometimiento”.
Con esto que nos quedamos, vuelta para el metro a no sabemos muy bien dónde. A cambiar dinero, por ejemplo, y así localizamos la próxima visita que queremos hacer: El museo de las Joyas.
Bajamos en plaza imán y vamos andando hacia la zona donde marca el mapa el banco para cambiar dinero. Está en la avenida Ferdowsi, que sale justo desde la plaza hacia el norte. Pues entramos en el banco, enormes oficinas centrales y buscamos la ventanita de cambio de divisas. La chica, guapa y encantadora, se sorprende de ver guiris allí y llama a su jefe. El jefe nos dice que el proceso es largo y que tendremos que esperar. “no problem, we wait” se miran los dos con cara de póker, hablan algo entre ellos y él se va. La chica nos dice que además de tener que esperar el cambio que nos va a dar es muy malo para nosotros, y nos lo enseña en la calculadora: 15000 riales por euro. Que lo mejor para nosotros es irnos y cambiar en alguna casa de cambio que esta un poco mas adelante del banco, no mas de 500 metros.
Alucino ¿pero esto que es? Aún no se me ha pasado lo del “US den” que ya me están dando largas otra vez. Esta vez la pobre chica no tiene la culpa, nos lo esta diciendo de la mejor forma posible.
Efectivamente las casas de cambio están un poquito mas adelante, y justo antes de llegar los listillos cambistas ilegales. Esta vez, solo por probar, me intereso cuando me pregunta uno de ellos. Me pregunta cuanto quiero cambiar y el cambio que me da tampoco es para tirar cohetes. Lo que me llama la atención esque me quiere dar un billete de 1.000.000 de riales que no hemos visto en todo el viaje, recién salido de la impresora, tiene una pinta de falso… se lo enseño a Laura que me coge del brazo y tira de mi para marcharnos de allí pero ya, a lo que el cambista reacciona mostrándome billetes de 500.000 que lleva también en su fajo.
El cambio de la casa en la que entramos es 200 riales mas bajo que el del cambista, no merece la pena arriesgarse a ser timado por no mas de 1 o 2 euros. Cuando salimos el señor ya no esta en su esquinita.. por que será?
Localizamos las oficinas del banco central que tiene en el interior de su caja fuerte subterránea el mejor museo de joyas del mundo y confirmamos con el segurata de la entrada que hasta las 2 de la tarde no se puede acceder al museo. ¿Qué hacemos durante dos horas? Aparte del calentón del Us den que aun me dura el sol pone de su parte para que no quede nada a temperatura normal en nuestro cuerpo
Viniendo por la avenida hemos visto un cartel que indicaba Ebrat Museum.
Para variar en nuestra guía actualizada a enero de 2014ni nombrarlo, en la LP una breve descripción nos hace decidirnos por visitarlo.
El museo esta ubicado en una antiguo edificio Towhid que en la última etapa del Sha de Persia hizo las veces de cárcel antirrevolucionaria y lugar de torturas. La visita es guiada, y justo llegamos con la visita recién empezada y nos acompañan a donde están para unirnos a ellos. Para ello pasamos por el patio central circular del edificio y solo esa imagen nos da una pequeña idea de cómo es el museo. Nuestro grupito son todo iraníes, un grupo de unos 5 chicos y otro joven al que acompaña su hermano pequeño, de unos 11 años no mas. El guía es un señor mayor que no sabe nada de inglés. Tampoco hay carteles en inglés, pero vamos, que con los ojos sobra.
No se pueden hacer fotos pero alguna se me escapó. La impresión que tuve fue la de estar en un campo de concentración, el estar de nuevo en Auschwitz pasando por los pasillos con fotografías de las personas que allí estuvieron. Aquí es, cuando nos enseña su foto de joven, que nuestro guía es una de las personas que estuvieron en esta prisión. Otro de sus “compañeros” fue el ayatolá Jameini, actual líder de la república islámica. Visitamos las celdas de ambos y otros clérigos que estuvieron aquí.
En la última época del Sha todas las personas influyentes opositores al régimen eran encarceladas y torturadas aquí para conseguir información La segunda parte del recorrido muestra las salas de mando y alguna de torturas de forma muy explicita, como si fuera un museo de cera al que ocasionalmente acompañan audios de gritos para que ya lo flipes del todo.
Dos chicos del grupo van haciéndonos de traductores de las historias que cuenta nuestro guía. No hace falta mucha información adicional porque las escenas recreadas son bastante explícitas. Electrocuciones, encarcelamientos en cajas con pinchos, lámparas de calor para quemar zonas del cuerpo… auténticas atrocidades, difíciles de creer. Aquí es cuando puede cambiar perfectamente la imagen que una persona puede tener de la revolución que hubo en este país. ¿cómo un rey pudo hacer esto con su pueblo?
Terminamos el recorrido en una sala donde nos ponen un audiovisual grabado justo en la época que triunfó la revolución y se ven muchos de los escenarios hoy recreados en la realidad, por si alguien tiene reticencias a creerse el contenido del museo. Sale también nuestro guía explicando todo lo explicado, imágenes de los juicios y confesiones, gracias a las cuales se supo cómo estaba todo tramado desde la mas alta jefatura del gobierno.
La verdad que es un museo digno de visitar aunque no apto para todos los estómagos. Da una visión de ese periodo de lucha contra el Sha y mucho que pensar.
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