Hoy empezamos la jornada cerquita del alojamiento. Estaremos en la zona conocida como de los tres lagos, que hace referencia al lago Biel, al de Neuchâtel y al Murtensee o Lac de Morat. Es una importante región vinícola que se extiende entre los cantones de Berna, Friburgo, Neuchâtel y Vaud.
A 8 km está el lago Bielersee, en las inmediaciones de Biel/Bienne. Aparcamos cerca del camping, en Erlach y paseamos por Heidenweg, el camino que lleva a la Sankt Peterinsel. Es una zona tranquila que no nos aporta demasiado; como hemos aparcado usando la rueda horaria y ya nos pasamos de tiempo, nos volvemos para dirigirnos a Neuchâtel, que está a solo 17 km.
NEUCHÂTEL
El centro de esta elegante ciudad universitaria es peatonal, por lo que dejamos el coche en la Place du Port, en el parking Port, frente al puerto y a la oficina de turismo, que también lo es de correos. Aquí ya empezamos a ver los edificios de piedra caliza con ese color amarillo pálido característico de la ciudad. Alejandro Dumas decía que la ciudad parecía tallada en mantequilla. Se respira ambiente francés.
Empezamos nuestro paseo por la Ville Ancienne o casco antiguo, regado por fuentes y multitud de edificios de piedra arenisca amarilla. En la esquina de rue del Hôtel de Ville con Rue d’Hópital está el Hôtel de Ville. Desde Rue d’ Hópital se ve ya la torre del reloj.
Paseamos por la Grand Rue y llegamos hasta su famosa fuente. Subimos por la escaleras Escaliere du Châteuau, desde la Rue de Château hasta el Castillo, parte administrativa de la ciudad. A lo lejos se atisba el lago desde un lugar escondido y con encanto.
Y es que durante más de mil años, el Castillo de los señores de Neuchâtel ha representado la autoridad. En la actualidad alberga los juzgados y el gobierno cantonal. Se tienen buenas vistas sobre ella, igual que desde la muralla, que rodea la Plaza de la Colegiata. Desde aquí nos enamoramos de las murallas y una especie de acueducto.
La Plaza de la Colegiata alberga la Église Collégiale, de estilo gótico con elementos románicos, datada en el siglo XIII, y una estatua en recuerdo de G. Farel, que llevó la Reforma a la ciudad.
Bajamos por las escaleras de la Rue de la Collegiale y a través de la Rue de Châteiau y Rue de Trésor llegamos a la Place des Halles y a la Maison des Halles, con sus torretas. La Plaza del mercado está llena de terracitas y cafés.
En nuestro último rato aquí, paseamos por la Avenue du Premier Mars, donde está el monumentos de Primero de Marzo, el Jardín inglés, la universidad a la derecha y el Liceo Piaget, el Museo de Historia y de Arte…
Con un paseo por el lago nos despedimos de Neuchâtel.
Esta es su web de turismo: Neuchatel Tourisme
MURTEN
Nos espera la que para nosotros fue la joyita en esta zona, el precioso pueblo de Murten /Morat a orillas del Murtensee, que regala estampas deliciosas casi en cualquier rincón.
Aparacamos en el City parking, en Bubenbergstrasse, enfrente del supermercado COOP. Saliendo a la izquierda, encontramos un parque y mirador que da al lago. En esta misma calle, Lausannestrasse, hay un museo en un antiguo molino y llegamos al Schloss Oberant, sede actual de la policía y los servicios sociales.
La calle principal es Rathausgasse, por la que llegamos a la Puerta de Berna en la Hauptgasse, la otra calle comercial del casco antiguo de Murten.
Nos tomamos un café en una de sus animadas terrazas, con la puerta de Berna al fondo, aprovechando la tarde calurossa y espléndida que hacía.
A través de Kreuzgasse se accede a las Murallas o Ringmauer, aunque también se tiene acceso desde un lateral de la iglesia alemana del pueblo.
Las vistas desde el camino de ronda de la muralla hacia la ciudad, la iglesia de St. Katherine, los tejados y el lago a lo lejos son más que recomendables.
Aquí puedes encontrar más info: Murten Tourismus
En la siguiente etapa cambiamos de escenario, nos esperan los Alpes