Habíamos contratado una visita guiada en español para la Torre Eiffel con la intención de poder subir hasta el último piso en ascensor sin hacer la larga cola que siempre hay y de paso conocer todo lo que el guía tuviera para contarnos, lamentablemente no sé si se equivocó nuestro agente de viajes en Argentina o la agencia receptora de Francia, pero la visita era sólo en inglés, que yo entiendo y hablo a lo indio, o la lengua materna del guía que fue la opción que nos ofrecieron, Mariela estaba estudiando fnces en ese momento así que si bien no la dominaba perfectamente entendía más que yo que no capto ni una palabra. Una pena, para colmo el tiempo que nos tocó no fue de lo mejor, nubes y niebla, pero igual se veía precioso, se nota más en las fotos que el recuerdo que tengo. Yo ya había subido en anteriores visitas a Paris pero nunca hasta el último piso, confieso que me daba un poco de miedito, así que gracias amiga por prácticamente obligarme, porque las vistas son fabulosas y lo poco que le entendí al guía también valió la pena, en el último piso está señalada la distancia desde la torre a las más importantes capitales del mundo 11.027 kms a Buenos Aires Argentina.


Otra desinteligencia que hubo entre la agencia de turismo argentina y la receptora francesa, fue la noche que contratamos para cenar en el Restaurante de la Torre Eiffel, en Buenos Aires había distintas tarifas de acuerdo a la ubicación en el salón, nosotras elegimos la tarifa que correspondía a una mesa pegada a uno de los ventanales, y no nos aclararon que las mesas eran compartidas. Nos llevamos una sorpresa enorme cuando el metre nos llevaba hacia el medio del salón, protestamos porque no era lo que habíamos pagado y conseguimos que nos llevaran a una mesa pagada al ventanal para disfrutar de las vistas que, por supuesto, era nuestra intención. Compartimos la mesa con una pareja española muy agradable y entre los cuatro hicimos que se nos pasara el enojo y disfrutáramos de un lugar especial, el champagne con que acompañamos la cena ayudo un poco también.
Seguimos el recorrido hacia Les Invalides, la tumba de Napoleón, lugar al que yo nunca había entrado en mis visitas anteriores a Paris y que le hacía mucha ilusión conocer a mi amiga. El lugar es muy bonito con mucho detalle, en realidad me gustó mucho el edificio, las esculturas, no tanto el lugar donde está el féretro en sí mismo.


A la noche contratamos un paseo por el Sena. Este paseo lo hice la primera vez que fui a Paris, por curiosidad, y en esta oportunidad para acompañar la curiosidad de Mariela. Mi opinión es que es una forma distinta de ver Paris Iluminada, pero no me pareció un imperdible, me gustaría saber si no sería mejor la vista desde Sacre Coure, obviamente con la Torre Eiffel más lejos, pero una visión más amplia de la ciudad luz iluminada.
