El paseo siguió por la Ciudadela de Saladino, una fortaleza medieval construida por Saladino cuando gobernó Egipto. Tiene unas vistas preciosas de la ciudad desde esa altura, en la parte alta de la Ciudadela se alza la Mezquita de Alabastro, llamada así por el material utilizado en su interior, muy bonita.



A la salida de la Mezquita se nos acercaron vendedores de recuerdos y recuerdo que las dos compramos estuches de tela bordados de distintos colores y formatos preciosos y a muy buen precio, lamenté cuando el mío se rompió de tanto usarlo
Seguimos el paseo por la parte antigua de El Cairo, su calle comercial, algo parecido a cualquier mercado árabe que he visto en otros lugares, en la que no pudimos resistirnos a alguna compra, pasamos por el famoso Bar de los Espejos, en una calle muy comercial, muy original, pero no había ambiente, en el viaje anterior no había ni una silla vacía, nos habían ubicado en un privado que estaba aún más lindo decorado y nos sirvieron un té riquísimo, con gente o sin ella igual vale la pena darse una vueltita para verlo. En este viaje aceptamos la sugerencia del guía de pedir una bebida típica del lugar, que no recuerdo como se llama, pero que no nos gustó demasiado.


Seguimos nuestro recorrido por el viejo Cairo hasta la Iglesia Ortodoxa Copta de Santa María o como se la conoce popularmente la Iglesia colgante. Es hermosa por fuera y por dentro, en esta iglesia o en la de San Jorge, no recuerdo, por primera vez, de las muchas a las que he ido y entrado a una iglesia, justo había terminado la misa y había una mesa con panes que yo creí que eran para servirse, aclaro que no profeso la religión católica y desconozco sus ritos, cuando estaba por tomar un pan mi amiga me sujetó y me explicó que no podía porque eran panes bendecidos, en ese momento se nos acercó un cura, adulto mayor muy amable, que después nos acompañó en parte de la visita, y nos dijo que si podíamos tomar un pan porque esos no estaban bendecidos, un momento realmente emocionante.
