Después de nuestra visita al icónico Taj Mahal, decidimos continuar nuestro viaje por India y dirigirnos a
Orchha, un encantador pueblo ubicado en la región central del país. Durante el camino, hicimos una breve parada en el
Fuerte Gwalior para admirar las impresionantes esculturas de piedra y el mosaico exterior con tonalidades azules. A pesar de que decidimos hacer una visita corta debido al cansancio acumulado por la exploración de tantos fuertes, pudimos admirar el bonito mosaico exterior con tonalidades azules y el conjunto de esculturas conocido como los
monumentos de la Gurjas.
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Estos monumentos son una serie de esculturas talladas en la roca que se asemejan a las esculturas egipcias, y se cree que fueron creadas durante el siglo VIII d.C. Las esculturas incluyen figuras humanas y animales, así como jeroglíficos y otros símbolos.
Se desconoce la razón por la que se crearon estas esculturas y por qué se parecen a las de Egipto.
Al llegar a Orchha, pudimos comprobar que se trataba de un pueblo pequeño y acogedor, fácil de recorrer caminando. Después de una refrescante ducha en el hotel, nos dirigimos hacia la zona del río para ver cómo los locales disfrutaban en lancha rápida y algunos indios hacían su baño diario.
Más tarde, fuimos a los
chhattris de Orchha para ver la puesta de sol. Subimos a uno de los cenotafios y presenciamos una magnífica puesta de sol con vistas impresionantes. Allí coincidimos con Dashrath y su compañero, quienes nos acompañaron al
templo Ram Raja Mandir para hacer la ofrenda diaria. Aunque no resultó ser tan bonito como otros templos que habíamos visitado, tuvimos la oportunidad de presenciar una ceremonia hindú.
Finalmente, fuimos a cenar al restaurante Indiana, donde disfrutamos de la comida india y deliciosos lassis. Después de un día completo, nos fuimos a descansar al hotel.