Después de unos días visitando fuertes y templos, hicimos un alto en el pequeño pueblo de Orchha.
Aunque al principio pensábamos quedarnos sólo una noche, al final nos quedamos un día más debido a que cancelamos nuestra visita a Khajuraho.
El primer lugar que visitamos fue el Palacio Raja Jahangir, ubicado en el centro del pueblo, al lado del río Betwa. Este palacio, construido por el rey Vir Singh Deo en honor al emperador mogol Jahangir, fue utilizado en su momento como residencia real. Actualmente, se encuentra en ruinas, pero aún se puede apreciar su belleza.
Después de la visita al palacio, nos dirigimos hacia el Fuerte de Orchha, una fortaleza que data del siglo XVI y que se encuentra ubicada en una colina en el centro del pueblo.
La vista desde lo alto de la fortaleza es espectacular, con vistas panorámicas de todo el valle y del río Betwa. La fortaleza cuenta con varios edificios y templos, incluyendo el templo de Ram Raja Mandir donde habíamos estado la noche anterior.
Para finalizar nuestro recorrido, visitamos el Laxmi Temple, un templo dedicado a la diosa de la riqueza y la fortuna. Ubicado en el centro de la ciudad, este hermoso templo cuenta con una impresionante arquitectura y esculturas que lo convierten en una de las atracciones más populares de Orchha.
Después de la visita, nos dirigimos otra vez al restaurante Indiana.

Después del almuerzo, caminamos solos por el bazar de Orchha, que es pequeño pero interesante. Allí conocimos a Reena, una joven de 19 años que nos habló sobre su familia y sus planes de futuro. Nos contó que trabaja con sus padres y que planea formar su propia familia en el futuro.
Más tarde, volvimos a la zona de los chhattris. Allí, nos acompaño Dashrath y nos sorprendió con un breve concierto con su flauta.

Después, nos llevó de nuevo al restaurante Indiana para cenar, ya que quería asegurarse de que llegáramos a tiempo a la estación de tren en Jhansi.
Finalmente, llegó el momento de despedirnos de Dashrath, nuestro conductor, ya que tomamos un tren nocturno hacia Varanasi.


Aunque tenía cierto temor por el viaje en tren, resultó ser muy cómodo y limpio, con sábanas y mantas en perfecto estado. El único inconveniente fue que hacía un poco de frío debido al aire acondicionado.
Por fin, llegábamos a Varanasi.


