- 8 de septiembre -
Con una cálida y afectuosa despedida de los boys de recepción dejamos el acogedor refugio en el Hotel Harmony de Khajuraho.
En la puerta tenemos un nuevo chofer de nombre desconocido. Esta vez con un gran coche reluciente para hacer el camino hasta Orchha, el próximo destino.
Son menos de 3 horas de camino. Durante mucho rato viajamos por una nueva y peculiar autovia, - la autovia de las vacas -.


No podemos dejar de maravillarnos con los montones y montones de vacas que eligen el asfalto para su descanso matutino. Impasibles al paso de coches y camiones. Y también impasibles los conductores que, con pericia y paciencia van sorteando los vacunos y móviles obstáculos. La magia de India. Tolerancia y adaptación al medio ...
Y, sin darnos cuenta, llegamos a
- ORCHHA -
Otro pequeño pueblo de la India central heredero de un gran patrimonio artístico muy agradable de visitar. Lejos del turismo masificado, la exquisita decadencia de los templos y palacios de Orchha nos hablan con mucha verdad de las riquezas de los rajás de la dinastía Bundela (s. XVI ). Los poderosos rajás que para agradar a los emperadores mogoles, crearon una rica arquitectura con elementos hindús fusionados con la estética musulmana del pueblo mogol.
Un resultado sorprendente que se conserva sin pretensiones en medio de la vida sencilla de las gentes de Orchha.
Cuando nuestro coche cruza el viejo puente y enfila las rampas semiabandonadas de la parte trasera del Fuerte ya comprendemos que Orchha nos va a enamorar.
Despedimos al conductor en el gran patio, frente a la puerta del
- HOTEL SHEESH MAHAL -
El histórico y caduco hotel que ocupa un pequeño palacio entre el Raj Mahal y el Jahangir Mahal en el viejo FUERTE de ORCHHA.
Vivir durante 2 días en el hotel palacio va a ser una inolvidable experiencia.


La palaciega y poco funcional habitación. El gran cuarto de baño abierto al verde valle que rodea el fuerte. La terraza con vistas a las ordenadas cúpulas del palacio Jahangir. El suntuoso comedor donde disfrutamos de una excelente cocina. Y el olor persistente a murciélago que se filtra por las ventanas ...



Ya instalados y bien comidos vamos a pisar por primera vez el laberinto de callejones, patios, jardines, puertas, arcos y escaleras que debemos cruzar para salir del fuerte.
Caminamos despacio entre imágenes impagables de las cúpulas mogolas del palacio recortadas sobre el cielo de Orchha. Imágenes sugerentes de las viejas piedras ennegrecidas y cubiertas de musgos.


Compartimos el espacio con unos pocos visitantes indios que suben a visitar los palacios y, por supuesto, nos pasamos haciendo fotos.


Hasta llegar al viejo puente que separa la vida palaciega de la vida tranquila y auténtica de la gente de Orchha.
Mirando al frente la peculiar silueta del Templo Chaturbhug y mirando atrás los viejos palacios que se van volviendo pequeños.
En el puente motos, tuc tucs y vacas comparten el espacio con los paseantes.


Y, tan solo cruzar la calle, al final del puente, aparece al fondo el arco blanco y dorado que conduce al
- TEMPLO RAM RAJA -
El reluciente templo que nació como un palacio para la reina y, por un sueño del rey, se transformó en el Templo de Rama, uno de los avatares de Vishnú.


Realmente tiene más aspecto de palacio festivo que de templo. Mucha luz y color. Las paredes ( que no podemos fotografiar ), cubiertas de historias del Ramayana, de Rama, su esposa Sita y el demonio Ravana.
Centro de peregrinación hinduista, hoy respira un aire de fiesta de pueblo con el tradicional juego de construir una torre humana para atrapar la cucaña colgada en lo alto. La megafonía narrando la peripecia a todo volumen, las gentes animando y aplaudiendo y los policias controlando que nadie haga fotos ... Un extraño espectáculo.

Los alrededores del templo ocupados por una multitud de pequeños puestos de pulseras, polvos de colores, ofrendas para el dios y demás parafernalia colorida que nos tiene enganchados un buen rato.

Y por encima del bullicio, asoma la perfecta e impasible silueta del
- TEMPLO CHATURBHUG -
El templo del siglo XVI dedicado a los cuatro brazos de Vishnú.


Con sus 105 metros de altura muestra unas perfectas proporciones en sus afiladas torres.


El interior está poco ornamentado y los silenciosos visitantes andamos de una a otra punta de la gran sala tratando de ver los detalles de la cúpula.


Nos ofrecen subir hasta las torres pero renunciamos por los altos escalones y contemplamos desde el primer piso las impagables vistas de Orchha con el fotogénico fuerte de fondo.

Pasamos un agradable rato andando por las vivas y a la vez tranquilas calles de Orchha y disfrutamos de las potentes imágenes que aparecen en cada rincón.
Con el sol ya acercándose al horizonte, cogemos un tuc tuc para subir a la colina donde está el
- TEMPLO LAKSHMI NARAYAN -
En la colina donde pacen fresca hierba las cabras negras de Orchha, el peculiar templo de planta triangular nos pareció una maravilla.
Construido en el siglo XVII y dedicado a la diosa Lakshmi, la diosa de la riqueza, consorte de Vishnú.
Su peculiar arquitectura mezcla de templo y fuerte tiene unas sugerentes y perfectas proporciones.

En sus techos y paredes una infinita colección de pinturas murales de color rojizo y con temática histórico-mitológica muy expresivas y perfectas.

Y en las terrazas superiores, el contraste de la gran torre, los arcos y baluartes con el fondo luminoso del atardecer de Orchha, nos ofrecen unos momentos de impagable belleza.



Tan absortos estamos que no vemos como el ambiente se oscurece de repente y justo nos da tiempo a llegar al tuc tuc cuando el cielo de Orchha nos regala otro espectacular chubasco monzónico. Otro más ...
Ya satisfechos con las visitas, nos volvemos a nuestro preciado palacio.
Y, bajo la ahora fina lluvia, vemos oscurecer el cielo de Orchha desde nuestras particulares terrazas. Y vemos encenderse poco a poco las luces del antiguo palacio dando nueva vida a las viejas piedras. Y vemos rejuvenecer las cúpulas mogolas ahora bañadas por una luz cálida.

En el palaciego comedor degustamos una exquisita cena bajo la atención del amable camarero que habla un poquito de español.
Y aún volvemos a pasear un ratito por el laberinto de escaleras y terrazas entre luces y penumbras, empapándonos de la magia de este inolvidable espacio. Solos en la noche del Fuerte.


A lo lejos, los cuatro brazos iluminados de Vishnú nos protegen en la mágica noche de Orchha.