9 de septiembre
Son las 8 de la mañana y ya estamos en el patio del Ali Bey con las maletas a tope, despidiendo a las amables anfitrionas que nos regalan unas pastillitas de jabón a cambio de una buena crítica en Booking ... No hacía falta. La valoración no podría ser mejor.
Y ya tenemos el taxi tras el gran portal y en 20 minutos ya estamos en el tranquilo aeropuerto de Gaziantep.
Viaje de vuelta muy relajado excepto el transfer en Estambul donde nos toca cruzar otra vez el faraónico aeropuerto de uno a otro extremo. Y lo peor es que debemos cruzar toda la interminable zona de tiendas y más tiendas. Y peor aún, cargados con todos los tesoros frágiles que no hemos facturado. La escala era de 1 hora y 20 minutos y creo que llegamos los últimos al avión.
A las 5 de la tarde estamos volando sobre Barcelona.
Y así acaba este viaje post covid que ha superado con creces todas nuestras expectativas.
Recuerdo antes del viaje algunos comentarios que nos llegaban sobre la dudosa seguridad en esta zona. Nunca les dí credito y en ningún momento dudé en este aspecto. Ahora puedo confirmar que en ningún momento hemos tenido la menor sensación de inseguridad.
Nos ha gustado mucho volver a viajar en coche y cruzar las solitarias mesetas de Anatolia totalmente a nuestro aire.

Hemos admirado el patrimonio histórico de estas tierras habitadas desde hace tantos milenios en sus modernos museos.
Nos hemos maravillado con las arquitecturas medievales de pueblos y mezquitas salidos de un cuento oriental.

Hemos vivido junto a las gentes de Turquia la vida cotidiana que mezcla a la perfección la vida moderna con sus peculiares y ancestrales costumbres.
Hemos disfrutado de la música turca y de los desayunos infinitos.

Resumiendo, un viaje fácil y completo que queremos compartir con vosotros sabiendo que estas tierras tan cercanas y tan remotas a la vez no aparecen mucho por el foro.
Gracias por leer el diario y ojalá os sirva de alguna ayuda.
GÜLE GÜLE TURQUIA.
EPÏLOGO
13 de febrero de 2023
Como todos podreis suponer, ha sido enormemente doloroso escribir estos últimos capítulos sobre espacios que posiblemente ya no existen y sentir en la distancia el dolor de las gentes con quienes compartimos instantes maravillosos.
Pero, aunque me ha costado, he decidido acabar el diario sin alterar ninguna de las imágenes y experiencias vividas hasta el último momento.
Así es como nosotros hemos tenido la suerte de vivirlo.
Y solo nos queda esperar que pase el tiempo, cicatricen las heridas, se restauren los monumentos y vuelva la vida al Sur Este de Turquia.
Y estoy segura de que los viajeros volveremos a disfrutar de la fuerza y la autenticidad de estas poderosas tierras.
INCH ALLAH