14 de Octubre. Serengeti ✏️ Travel Journeys of Tanzania

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Salimos sobre las ocho y media del albergue de Manyara.
Habían llegado ya las dos nuevas integrantes del grupo, e íbamos más apretados en el coche. Tuvimos que dejar las maletas y coger tan solo una bolsa pequeña con lo esencial para los siguientes días. Metí la ropa de abrigo que había cogido para la noche en el Simba Campsite de Ngorongoro. El camping se encuentra a una altitud aproximada de 2900 m.s.n.m, por lo que de noche refresca. Aún con la ropa de abrigo, no fue un problema hacer una mochila ligera.

Comenzamos la ruta de 4h hasta la entrada de Serengeti. Sin embargo al poco tiempo se entra en la reserva de Ngorongoro (hay que atravesarlo si se va desde Arusha) y se paga ya la primera vez (no sé la cantidad exacta que se paga porque como he contado antes le pagué a Joshua por todo el tour).
Contar como curiosidad que si se decide coger el bus que va desde Arusha al lago Victoria, hay que pagar igualmente la tasa de entrada aunque uno no se detenga en el parque nacional.
Continuando la ruta pasamos por algunos paisajes realmente bonitos. Es común encontrar durante todo el trayecto masais con los rebaños. Pueden estar en la reserva pero no en los parques. De hecho, paramos un momento porque había un niño pidiendo en la carretera comida.
Gema le dio unas galletas que llevaba, y el niño se fue a la siguiente ventanilla a pedir más. Estábamos hablando y de pronto le cogió el teléfono móvil a través de la ventana a Valerie y salió corriendo. Simon y yo reaccionamos rápido y nos bajamos del coche y echamos a correr detrás de el. El niño cuando nos vio detrás lanzó el móvil y siguió corriendo. Lo recogimos y volvimos al coche.
No creo que estos comportamientos sean normales, en Tanzania se cuida mucho al turista, pero siempre hay quien no lo hace. Por eso es recomendable estar siempre alerta y no dejar cosas de valor a la vista.
Tras el susto completamos el camino y llegamos a la entrada del Serengeti, donde nos paramos para comer antes de entrar al parque. Mientras tanto Abdul volvió a pagar nuevos permisos.

Entramos sobre las 15h a Serengeti


No tardamos en ver a nuestros primeros leones comiendo de un búfalo.


Tras estar un buen rato haciendo fotos, seguimos con el safari. Abdul nos llevó a una zona donde dijo que solía haber leopardos, y efectivamente, no pasaron ni cinco minutos cuando vimos al primero del viaje.


Camuflado entre las ramas y con una presa debajo, veíamos al cuarto de los big 5 (llevábamos búfalos, elefante y leones en Manyara, y ahora leopardo).
Los big 5 suelen ser los animales que todo el mundo quiere ver. El origen del nombre es porque eran los animales más difíciles de cazar a pie. Sin embargo, en mi opinión, no son los más increíbles de ver. Al día siguiente descubriría el por qué.

Comenzaba a caer la noche, habíamos entrado a las 15h y sobre las 18h se hacía de noche.
Nos dirigimos al campamento, teníamos que montar las tiendas todavía.
El cielo al llegar era increíble, de esos atardeceres que siempre se recordarán.


Tras montar las tiendas, nos fuimos a duchar. Las instalaciones de Serengeti se pueden calificar de decentes. Agua templada a ratos, baños no muy sucios, y buen lugar para cenar.

Decidimos que el plan al día siguiente serían tomar una bebida como desayuno para no demorar la salida y salir a las seis, que es lo más pronto que dejan, para ver animales. El amanecer y atardecer, cuando las temperaturas son más bajas, son los momentos de mayor actividad y es más probable ver animales.

Comentar que se duerme literalmente en medio de la nada, hay construidos algunos baños y un par de refugios para comer pero no hay ninguna protección que te separe de los animales, por lo que pueden acercarse a las tiendas por la noche.
No suelen hacerlo pero es recomendable no salir de la tienda por la noche y si no hay más remedio, hacerlo con una luz.

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