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Pensábamos hacer un tour por los lagos de Guatapé pero estaba lloviendo por la mañana, así que ya que no teniamos mucho más que ver por la zona decidimos irnos a aprovechar el día en Medellín. Cogimos el bus en la terminal de Guatapé (es un restaurante que se llama la Terminal), hay una ventanilla que te venden los ticket, había un bus parado así que no tuvimos que esperar, costó 17.500 cop y en menos de dos horas estábamos en Medellín. Nos dejó en la terminal norte y desde ahí cogimos un Uber hasta el Poblado que era donde teníamos reservado el Hostel, el tráfico en Medellin estaba muy colapsado así que tardamos bastante en llegar.
Nos llamó la atención el Poblado porque no parecía un pueblo colombiano, tiene un aspecto de ciudad europea y está lleno de bares, como cualquier zona típica de fiesta aquí en España, lo que nos chocó porque no lo imaginábamos asi, pero por otro lado parecía muy seguro y nos dio tranquilidad ya que Medellín era de los sitios que más "miedo" nos daba antes de viajar.
Dejamos las mochilas y salimos a recorrer, no teníamos mucho tiempo en esta gran ciudad por lo que teníamos que aprovechar muy bien el tiempo. Fuimos caminando hasta el metro que está a unos 10 minutos del centro del Poblado, hay que comprar una tarjeta de metro y bajamos a las vías a coger el metro que nos llevara al centro de Medellín, los metros venían llenisimos y no cabía ni un alfiler, dejamos pasar el primero y vimos que la única forma era empujar para poder entrar al siguiente, si no nos quedábamos a pasar la tarde ahí. Luego se va bajando gente y ya puedes respirar, nos bajamos en la parada de San Antonio para ver algunas cosas que nos interesaban del centro. Ya íbamos un poquito más precavidas que en otras ciudades porque habían muchísimas aglomeraciones al subir y bajar del metro, además era domingo y estaba lleno de mercadillos y gente por casi todas las calles.
Comimos en un bar cerca ya que estaba lloviendo para hacer un poco de tiempo y continuar con fuerzas. Fuimos a la plaza Botero, que nos gustó muchísimo, es como un museo al aire libre con esculturas del autor repartidas por toda la plaza y detrás está el muy pintoresco palacio de la cultura, con una estructura tan bonita que no deja a nadie indiferente.
En esta zona habían muchas malas pintas y la verdad que no nos sentimos muy seguras, pero por suerte no nos pasó nada más que alguna sospecha de que alguien quiso abrir nuestra mochila.
Fuimos caminando hasta la catedral que está en medio de una plaza muy guapa también, pero esa zona parecía más insegura aún.
Así que nos volvimos al metro y de ahí al Poblado, donde nos sentíamos mucho más seguras incluso por la noche.
Cenamos en una pizzería cerca del Hostel fuimos a dar una vuelta para ver el ambiente que había y nos fuimos a dormir pronto, que al día siguiente teníamos reservado un tour y teníamos que madrugar.
Aunque nosotras no salimos de fiesta la música en el Hostel estuvo a todo volumen hasta la 1de la mañana por lo menos, así que vivimos la fiesta desde la habitacion
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