Y abandonamos Quebec y con ello los pobres desayunos del hotel Lindbergh. Oan de molde, bagels, algo de mermelada, queso crema, zumo, café, cereales y frhta en almíbar. Dicho así aún parece algo; visto allí es para llorar. Y con platos y cubiertos de plástico.
Las habitaciones están bien pero el hotel está muy lejos del centro, a 8 km, el hotel está muy cerca del Centro Hospitalario de la Universidad Laval y el campus de la Universidad Laval. Para ir o venir se debe coger el autobús 800 o el 801.
Nos vamos, pues, sobre las 8 de la mañana y empezamos los días de naturaleza. Esa parte del tour ya no la hace la mayoría de gente, que se limiran a las ciudades y las cataratas del Niágara.
Nos dirigimos a Rivière à Mars, la ribera del río Mars. Allí se ha contratado a una empresa de aventuras con la que haremos varias actividades hasta la tarde.
Nos recibe Vicky, la guía naturalista, que nos acompañará aunque Carl, nuestro guía, traducirá las explicaciones.
Pasamos sobre un puente por el río y nos adentramos por un sendero para ir recorriéndolo, siguiendo el río, y viendo el cañón que se forma, en un trayecto sencillo de una hora y media, ida y vuelta. Hay algunas escaleras y miradores.
El Mars es un río salmonero y fijándonos bien vemos algunos. Se trata de salmones del Atlántico. Y también hay truchas.
Durante el otoño, los salmones hembras depositan sus huevos en un agujero que hacen en la grava del cauce del río con sus colas para que sean fertilizados con esperma por los salmones machos. Si tienen suerte y otras hembras no los quitan para poner los suyos, saldrán las crías, los alevines,, a veces solo dos o tres de 5.000.
Cuando alcanzan el tamaño de 12 a 15 cm, comienzan el duro descenso hasta el mar, donde se convierten en salmones adultos. Durante el verano vuelven al lugar donde nacieron, remontando el río. Es muy curioso. Se guían por la temperatura del agua.
Nos explican la diferencia entre los salmones del Atlántico y del Pacífico. A diferencia de los salmones del Pacífico, los del Atlántico no mueren después de poner los huevos. Esa muerte se produce porque al remontar el río no se alimentan y van consumiendo sus fuerzas y reservas. El salmón del Atlántico puede llegar a vivir nueve años.
Los salmones del Pacífico son más grandes, llegan a pesar hasta 34 kg (los que nosotros vimos, los del Atlántico, no eran ni de lejos tan grandes) y tienen una vida más complicada ya que nadan contra corriente, viajan 1.000 km hasta el río Fraser, pasan a riachuelos y en los saltos se los comen los osos grizzlies. Los que no son comidos finalmente mueren agotados.
La cuenca del río Mars tiene una superficie de 600 km2, con una longitud de más de 65 km y una anchura que varía de 5 a 15 kilómetros. El río nace en Las Laurentides. Allí las precipitaciones anuales son las más grande de la provincia de Québec. Ocurre muy a menudo que las lluvias torrenciales provocan que el río sufra grandes inundaciones, especialmente durante el deshielo.
El agua del río es muy oscura, a causa de las agujas de los pinos y de las rocas. Parece que están teñidas de cobre.
La"rivière à Mars" es un afluente del río Saguenay y tiene su nacimiento en la Reserva de Vida Silvestre Laurentides. Este río para salmones fue muy afectado por la inundación de Saguenay que ocurrió del 19 al 21 de julio de 1996.
Los Laurentides son una gran cadena montañosa en Quebec que se extiende desde Outaouais hasta Labrador. Es una de las zonas geológicas más antiguas del mundo ya que terminaron de formarse hace unos mil millones de años. Entonces eran altas como el Everest, ahora no pasan de los mil metros. El nombre de los Laurentides fue dado en 1845 por el historiador François-Xavier Garneau en su Historia de Canadá . Allí escribió: “Como esta cadena no tiene un nombre propio y reconocido, le damos el de Laurentides que nos parece muy adecuado a la situación de estas montañas que siguen una dirección paralela al río San Lorenzo".
De 1894 a 1935, la compañía Price Brothers operó un club de pesca privado en el río de Mars. En 1930, la construcción de una presa limitó el acceso al salmón y permitió que la madera flotara hasta 1952 (la madera se transportaba enviándola río abajo, lo que resultaba muy perjudicial para los ríos). Después de un importante trabajo de siembra y desarrollo, incluida la creación de una escala para peces para el salmón, se formó en 1983 la Asociación de pescadores deportivos del río Mars y la pesca se reabrió en 1992.
De regreso, Vicky y Carl nos hablan un poco de la flora del lugar.
Nos explican, muy claramente, cómo diferenciar un pino y un abeto. También vemos una planta de bolitas rojas muy parecida al acebo (en este caso el interior de la bolita es comestible, como unas bayas).
El abedul común es un árbol cuya corteza se puede quemar muy fácilmente. Nos hicieron la prueba. Además, tiene una corteza tan fina que incluso se ha usado como papel para escribir. Viéndolo parece casi papel.
¿Sabéis que el musgo se usaba como pañal por su capacidad de absorción?. También aprendimos sobre la planta de té de labrador, con la que los nativos preparan una infusión. Tiene efectos tónicos, relajantes y digestivos y es una valiosa fuente de ácido ascórbico. Eso sí, no más de una al día. Es bastante tóxica.
Nos fuimos a comer y por la tarde cogimos un autobús escolar de esos amarillos para ir al mirador de osos negros.
En el bus hace calor (aunque cuando los niños los usan es en los meses que hace frío). Tienen asientos demasiado altos; un niño bajito irá medio escondido y no verá nada. Cuentan con una señal propia de STOP, que debe ser respetada por otros conductores (no hacerlo puede comportar hasta la retirada del carnet) y una especie de barrera para que los niños pasen por donde el conductor pueda verlos.
Los osos negros pueden llegar a medir 2 m de altura; los machos pesan de 115 a 270 kg; las hembras de 90 a 140 kg, y los recién nacidos pesan de 120 a 280 grs. En libertad pueden llegar a vivir 20 años, y en cautividad, 30. Para mostrarnos cómo es de grande una cría, nos traen un osito de peluche. Vicky, además, viene con una piel (con la cabeza y las garras) y nos trae una calavera (de mentira).
A pesar de su nombre, negros, no son siempre de este color. Algunos tienen el pecho blanco, y algunos son de color canela.
No tienen joroba, a diferencia de los grizzlies. El hocico es largo. Las huellas de las patas traseras son más parecidas a las humanas, y las delanteras dejan una huella más corta, como si fueran de puntillas.
Dicen que son muy tímidos, miedosos, y si nos encontráramos uno huiría. Si no lo hace, debemos elevar los brazos y gritar. Se asusta y se va. Por si acaso, mejor no tener que hacer la prueba.
El 75% de los osos negros son herbívoros. No cazan ni comen salmones (a diferencia de los grizzlies) y comen un 15% de insectos, entre ellos abejas (y miel), además de hojas de arce. Al día comen de 5 a 8 kg para almacenar reservas de grasa. Les encantan los arándanos (y por suerte hay muchos). Pasan seis meses de letargo (no de hibernación), durante los cuales su metabolismo se vuelve más lento. No hacen pipí ni caca y llegan a perder hasta el 30% del peso.
Lo más curioso es lo de las hembras. Es una gestación en diferido. La inseminación se produce entre junio y julio, la época de celo, pero la gestación de la hembra comienza realmente en diciembre. En estos meses las osas acumulan grasas para el letargo y paren durante este proceso. Recordemos que no hibernan sino que se adormilan simplemente.
Los osos machos huelen la placenta a 1 km de distancia y les gusta comerse las crías. Por eso las madres les enseñan muy pronto a subir rápidamente a los árboles. Tuvimos ocasión de verlo in situ. Qué rápido suben lis oseznos por el tronco cuando intuyen peligro. La hembra no duda en lanzarse contra el macho.
Vamos a unas casitas mirador y esperamos en silencio. De repente parece que algo viene. ¿Un oso?. No, un cochecillo que parece el papamóvil. Cómo nos reímos. Vicky va detrás con unos cubos llenos de comida (una mezcla dulce de galletas y chocolate; la merienda perfecta). Al chocar los cubos metálicos para hacer ruido y llamar la atención de los osos, se golpea la cara. Se hizo una herida importante en la nariz.
Y allí estaban. Venían despacio, cautelosos, uno a uno. Tres machos, una hembra cautelosa y los tres oseznos.
Luego volvemos a coger el bus y nos vamos al pie de un lago para subir en una canoa rabaska. Vamos en grupos de nueve, con alguien del grupo delante y un guía detrás, que es quien nos marca la dirección. Vamos tres canoas.
Yo no puedo remar por mi espalda. Me siento en la canoa, miro, hago fotos... Los últimos en salir adelantan a los demás a base de trampas y mucho correr. No entendemos sus prisas pero nos reímos mucho.
Ese lago se ha formado cuando los castores han hecho sus presas.
Rabaska es una gran canoa de corteza de algonquín. Los nativos americanos usaban la rabaska para moverse, cazar y comerciar. Fue adoptada por exploradores franceses y canadienses en el siglo XVII y permitió la colonización en toda América del Norte. Tiene unos 6 metros de largo y puede acomodar hasta 10 remeros (nosotros, como dije, éramos 9). Rápidamente se convirtió en el barco de los comerciantes de pieles.
El paisaje es muy bonito.
Últimos comentarios al diario: