Después del desayuno, abandonamos las Cataratas del Niágara para ir en busca de más agua. Y es que nos toca hacer un crucero por las Mil islas.

La jornada se presenta bastante larga en cuanto a kilómetros recorridos, la más extensa de todo el viaje, con algo más de 500 km. Y eso hace que el guía esté de los nervios y quiera llegar antes que nadie a ningún sitio.
El crucero tiene varias duraciones, siendo la más corta de una hora y la más larga, de unas 5 o 6. Nosotros, dado lo apretado del programa, solo vamos a poder hacer el corto así que no vamos a Kingston sino a Rockport, desde donde salen los Rockport Cruises.

Las Mil islas es un archipiélago formado por 1.864 islas en el curso superior del río san Lorenzo. En 1914 se creó el Parque Nacional Islas de San Lorenzo en Canadá, que integra 23 islas y otros pequeños islotes. La isla más grande se llama Wolfe. Se encuentra en Ontario y tiene una superficie de 127 km2.
La región de las Mil islas estaba habitada tradicionalmente por tribus autóctonas: los mohawk, sénecas... Vivían en casas comunales, cazaban en los bosques, pescaban y cultivaban maíz o calabazas. Llamaban a la zona el Jardín del Gran Espíritu o Manitou.

Desde el siglo XIX es lugar de veraneo y, aunque hay casas normales, también abundan las mansiones.
El punto fuerte del recorrido es el Castillo de Boldt, que es donde lo de decir “mansión” se queda corto. La persona que lo encargó no tenía problemas de dinero ( George Boldt era propietario del hotel Waldorf Astoria de Nueva York). Quiso hacerle un regalo de lo más romántico a su mujer, Louise Augusta Kehrer, así que mandó “tallar” la isla con forma de corazón y hacerle un castillo encima. Más de 300 trabajadores fueron los responsables de la construcción de esta gran obra de 6 pisos, 120 habitaciones, jardines italianos, central eléctrica, puente levadizo, pasadizos secretos, palomar y una torre destinada a los niños de la familia. El castillo debía estar terminado para febrero de 1905 porque iba a ser el regalo de san Valentín. Pero Louise murió en 1904 por lo que las obras pararon. Él nunca volvió a la isla.

Durante 73 años las ruinas quedaron allí, sin que nadie se acordara de ellas, hasta que se decidió hacer un museo.
La Isla Corazón forma parte del estado de Nueva York. Y es que ésa será una constante en el crucero, ir pasando de Estados Unidos y Canadá y viceversa.
Se dice (y no sé si es cierto) que el señor Boldt llevaba a su suegra a pasar el verano a las Mil islas, en concreto a una isla en la que cabe la casita y poco más. No sé si si le tendría mucho cariño.
Hay una serie de normas que hay cumplir para formar parte de las Mil Islas. Éstas son:
1. Estar por encima del nivel del agua todo el año.
2. Tener una superficie de al menos 930 cm cuadrados.
3. Tener por lo menos un árbol.
En el recorrido se ven islas realmente pequeñas, en las que cabe una casa y poco más.
Se dice en las explicaciones del barco que la isla Zavikon pertenece a Canadá y el islote es parte de los Estados Unidos, por lo que estaríamos ante el puente internacional más corto del mundo. De ser así una misma familia tiene su finca dividida entre dos países. En realidad parece que, por poco, la isla pequeña también se encuentra en territorio canadiense; así lo ha confirmado el Departamento de Recursos Naturales de Canadá. Sin embargo el puente sigue teniendo las banderitas de ambos y en el barco se sigue diciendo lo que dije al principio.

Para poder llegar a tiempo a coger el crucero y ser de los primeros en entrar (venían otros autobuses pisándonos los talones), el guía nos sugirió que quizás tendríamos que comer en el autobús. Paramos de camino en un sitio llamado The big apple para comprar algo pero al final nos dio tiempo para comerlo en el recinto. Este local, distinguido por una enorme y sonriente manzana roja, se encuentra en Colborne, un pueblo del municipio de Cramahe, en el condado de Northumberland, provincia de Ontario. Hacen tartas de manzana artesanales (de hecho, se ve el obrador por unos cristales), que luego se venden en la tienda. Hay muchas más cosas (entre otras, bocadillos y un rico zumo de manzana ecológico). Tengo que decir que no compramos la tarta grande pero sí unas pequeñas, que estaban muy rellenas y deliciosas.
Dicen que la manzana que da nombre al local es la más grande de este tipo del mundo. No deja de tener su gracia. Mide 12,1 metros de alto y 11,5 metros de ancho y se llama Mr. Applehead. Pesa 42 toneladas y parece que dentro caben unas 650.000 manzanas.

En el recinto hay un pequeño parque con atracciones de tipo feria (aunque en mantenimiento) y un pequeño minizoo de granja (gallinas, conejos, burros, etc).