Todas las posesiones en una sola maleta, cual zurrón a la grupa del caballo de un cowboy aventurero de película.
Solo lo necesario.
Recuperar la sensación de aventura, de tomar el camino en función del momento, sin hora fija de salida ni llegada, sin dar cuenta a nadie.
Iniciar aventuras tomando un avión hacia un destino nunca antes visitado apela a mis deseos más vehementes. Algo tira de mi vida cuando planifico un nuevo viaje y, si ya le añadimos cruzar un océano y visitar un continente distinto, la emoción sube de grados en progresión geométrica.
Así comenzaron las aventuras americanas.
La primera opción, siempre contemplada como inviable por el coste económico, era realizar un único viaje, con una semana en Nueva York, vuelo interno a Chicago, alquiler de coche y ruta 66 hasta Los Ángeles.
Ni siquiera me lo planteaba como realizable, me limitaba a ver documentales y a leer artículos de revistas como si se tratara de guiones para películas con las que después soñar. A jugar con el Google Maps viendo los números de las carreteras como quien admira obras de arte en un museo.
Un día, buscando vuelos baratos, descubrí que varias compañías, de las llamadas Low Cost, tenían vuelos a los Estados Unidos por menos de doscientos euros. Y comencé a mirarlos con un cosquilleo en los dedos que tecleaban los destinos en el buscador.
Recuerdo perfectamente el día que lo comenté con mi compañero de viaje más asiduo, mi hermano. Que estaba empezando a hacer números para ver la posibilidad de realizar un viaje a los USA.
Como sospechaba, cuando comencé a leer diarios de otros viajeros descubrí que en la denominada Costa Oeste había montones de hitos imprescindibles para visitar si estás en esa zona; por lo que pasar solo por la carretera haciendo pequeños desvíos parecía un desperdicio de oportunidades. La duración del viaje se extendería por semanas para realizar, al menos, una visita rápida a un puñado de espacios naturales que por sí solos ya justifican cualquier viaje. No iba a disponer del tiempo necesario para ello y el coste superaría en mucho mis posibilidades.
Me planteé entonces limitarnos a dos o tres estados del Oeste. Pero ir a América y no conocer la ciudad de Nueva York sería como visitar Egipto y no ver ni de lejos las pirámides.
De modo que fraccioné un viaje en dos. De momento, empecé a planificar lo más asequible, una semana en la Gran Manzana. Tardé dos años en hacerlo viable pero en 2018, del 14 al 20 de septiembre, se realizó.
Nada más volver ya estaba valorando unas fechas parecidas para cuadrar EL VIAJE en 2019. Volví loco el calendario y las múltiples combinaciones posibles para ajustar la solicitud de vacaciones y la ruta a seguir.
En cuanto me confirmaron las fechas solicitadas de vacaciones compré los billetes: Ida Madrid – San Francisco, vuelta desde Los Ángeles y dos semanas en medio para recorrer el Lejano Oeste. ¡Nos íbamos a ver América! (Nueva York sonaba hasta europeo, repetible y barato por comparación).
¡Cuántas horas no le habré dedicado a mi querido Google Maps!
Pero ahora no estaba “jugando”. Ahora iba en serio, había que cuadrar los días, el alquiler del coche, los hoteles, las paradas imprescindibles, las posibles, dejar espacio para las improvisaciones,…lo más divertido que había hecho nunca.
Tras la compra de los billetes de avión, las reservas de algunos hoteles, del coche y cambio de moneda, faltaba hacer la maleta, y esta parte también me encanta.
Descripción:Vuelo con Tap Portugal, con escala en Lisboa
Fecha creación: 26/12/2021 15:43
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Sábado, 14 de septiembre de 2019
Esta vez el viaje transoceánico transcurrió sin incidencias. Salimos de Madrid a la hora prevista y, casi sin darnos cuenta, estábamos en Lisboa, para desayunar con tiempo antes de embarcar cómodamente, solo con las mochilas, rumbo a San Francisco; las maletas iban facturadas desde Barajas ya que los dos vuelos eran con Tap Portugal.
Teníamos almohadas, mantitas y desayuno, comida y merienda con la compañía aérea, mucho mejor que la vez anterior. Eso sí, los asientos otra vez en la fila del medio, sin posibilidad de vistas, ni de la costa oeste de la península ibérica, ni del Atlántico, ni de toda la travesía sobre los diferentes estados del continente americano.
El aeropuerto de San Francisco nos recibió con bastante afabilidad. El control de pasaportes, con las maquinitas y el funcionario fueron rápidas, (sin pasar por el cuartito) y enseguida recogimos el equipaje (no se perdió nada) y estábamos buscando la salida hacia el BART. Preguntando y leyendo carteles, y con algún error (nos montamos en dirección contraria en el tren del aeropuerto), acabamos por llegar, cansados pero muy contentos a Power Station.
Descripción:Primera toma de contacto con la ciudad
Fecha creación: 26/12/2021 15:58
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Aquí nos sorprendió una mala noticia: los tranvías de la ciudad, el famoso Cable Car, en funcionamiento desde 1873, habían escogido justo esta semana para dejar de circular por trabajos de mantenimiento, ¡del 13 al 22 de septiembre! ¡Y nosotros estaríamos allí del 15 al 18! La carita que debí poner cuando me lo contaban al intentar comprar el abono transporte que tanto había mirado y remirado para ver cual nos interesaba más, debió de darle pena al taquillero porque me animó para que visitara los talleres donde estaban los famosos vagones, para, al menos, verlos.
Defraudadísima, iniciamos la cuesta que nos llevaría al Orange Village Hostel, en la calle O´Farrell, para tomar posesión de nuestra sencilla, y carísima, habitación doble con dos camitas individuales pero, eso sí, baño privado.
Tras dejar nuestras cosas no echamos a la calle, sin ticket alguno de transporte, para dar una vuelta por la calle Market.
Nos pareció muy europeo el paseo, pero el puente de la bahía empezaba a iluminarse y el perfil de la ciudad entre la bruma con las últimas luces del día y las primeras de la noche nos reconfortaron y nos hicieron ser plenamente conscientes de estar al otro lado del mundo, donde nunca habíamos estado, a donde, seguramente, no volveríamos jamás y procuramos disfrutarlo al máximo.
Me ha encantado tu diario, me has hecho recordar lo que era gritar sabiendo que no iba a ser escuchada por la amplitud tan extrema que tienen allí... felicidades por tu diario, suuuuuper chulo!
Muchas gracias por vuestras valoraciones. Espero que pueda servir de ayuda a alguien para, al menos en una pequeña parte, compensar la muchísima información aportada en este maravilloso foro.
Pues entonces lo de Calico no he dicho nada... yendo en coche tal vez apuraría como te dicen hasta LA o ya entrando a LA (más económico), zona de Pasadena, Ontario, etc, donde encontréis algo bien de precio para esa noche.
Yo también voy a la costa oeste este verano. Volamos a San Francisco y ya tengo preparada la ruta de 17 días, salvo la última noche. El avión sale a las 17:30 desde SF y el día anterior estaremos por Yosemite. Para no tener que hacer todo el recorrido a SF el mismo día del vuelo, por si hay algún imprevisto, me gustaría acercarme la noche anterior a algún sitio que esté a una hora o menos del aeropuerto y pasar la mañana tranquilamente en alguna playa o alguna zona cercana que merezca la pena, pero sin entrar en SF que la visitamos al inicio del viaje. He visto que Santa Cruz por ejemplo... Leer más ...
Al final he cogido un hotel barato en Gilroy. Parece el típico pueblo en el que no hay gran cosa, pero la idea es parar sólo a dormir y visitar por la mañana Santa Cruz, comer e irnos para el aeropuerto. Los hoteles en Santa Cruz son más caros, así que he elegido este pueblo que es más barato y está cerca. Nosotros queremos ir a Sausalito cruzando el Golden Gate en bici, así que lo descarto para esa noche. Además eso implica cruzar el Golden Gate y probablemente tener atascos para ir al aeropuerto, no?
¿Cuándo vais? Nosotros vamos en 3 semanas y volvemos el 26 de julio. Si vas más tarde... Leer más ...
Vamos el 5 de septiembre por lo que te agradecería que nos dieras info. Nosotros volamos a SF y al 4 día según nos levantamos vamos a recoger el coche a San José y empezamos el Big Sur. No hemos planificado ir a Sausalito (ya que no teníamos coche) y por eso habíamos pensado que era buena opción aprovechar la vuelta, pero no habíamos caídos en los atascos... Pensaba que para cruzar el Golden Gate no había tantos