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Quizás por primera vez en todo el viaje hoy no llegamos a necesitar despertador. A lo largo del día nos esperaba la diversión de uno de los parques temáticos con más encanto y últimas tecnologías que podéis encontrar: el Universal Studios. Y por supuesto, nuestra vena más infantil hacía crecer una ilusión por meternos dentro del mundo de las películas que apenas desayunamos algo y nos pusimos en marcha.
Nuestra primera parada: la playa. Iba a ser una visita rápida y destinada a mojarnos los pies en el Pacífico y a conseguir las instantáneas de tantas series y películas con las que habíamos crecido, y sí, efectivamente, todo estaba por allí, aunque me imagino que por la hora tan temprana no vimos a Pamela Anderson & Co. en sus puestos de vigilancia. Como apreciáis en las fotos, esos puestos son los típicos de la famosa serie y con la inmensidad de la playa os podéis imaginar todos los que hay.
No faltaban los coches patrulla todoterreno amarillos con las tablas de surf encima y las marcas de las huellas de sus neumáticos a lo largo de toda la costa.
Desde el paseo marítimo de arriba se ven las típicas casas californianas de costa y abundantes palmerales y se tiene una bonita panorámica del muelle de Santa Mónica con su pequeño parque de atracciones.
Y con las canciones de los Beach Boys resonando a todo volumen en el Sonata, emprendimos rumbo al Universal.
He de advertir que lo que contaré del parque será un spoiler completo de su contenido, y recomiendo que si vais a ir, no sigáis leyendo y paséis al día siguiente, porque si algo tiene este sitio es el factor sorpresa.
Nosotros no habíamos leído apenas nada de lo que nos íbamos a encontrar (salvo quizás, Miguel), y por eso todo lo que nos esperaba por delante nos iba a resultar completamente sorprendente. El Universal Studios requiere de un día para disfrutar de él a vuestras anchas y tiene bastantes atracciones y espectáculos, pero nada que podáis comparar a algo aquí en España. Es todo a lo grande.
Pero empecemos con la propia entrada, con su alfombra roja, sus focos y luces y sus palmeras al estilo Hollywood.
A partir de aquí, todo sorpresas de variadísimas películas de esta productora, tocando todos los géneros, y por supuesto, los propios Estudios Universal donde se han rodado y se ruedan infinidad de películas y series. La entrada es bastante cara (creo recordar que unos 45€ al cambio), pero después de un día de fuertes emociones y recuerdos, creemos que mereció la pena.
Por supuesto, no os separéis del folleto que os darán a la entrada donde vienen los horarios de los espectáculos del día y aprovechar para programaros y no perderos nada: sobre todo lo más auténtico del parque – el tour por los estudios Universal y si puede ser en el horario de español (que era por la tarde como a las 15:00h).
Ya paseando por dentro os encontraréis con Tiburón, pero ya bien calmadito…
Y un poco más adelante, Springfield con sus inconfundibles personajes y la propia familia Simpson:
No podía faltar la foto de familia, que andaba dando una vuelta por la zona:
La atracción de los Simpson utiliza la última tecnología de animación para recrear una montaña rusa virtual con todo tipo de efectos especiales. Nos pareció increíble.
De ahí nos fuimos a la de Shrek, que es en 3D y también con otros tantos efectos, también muy recomendable.
Las calles se llenaban de gente y personajillos famosos: Groucho Marx persiguiendo en bici a Marilyn, o los Blues Brothers cantando a pleno pulmón en un escenario gigantesco.
Todo el parque es en sí un gran escenario de película. Si estáis atentos podéis ver hoteles, restaurantes y comercios que aparecen en el cine de todos los tiempos y cada calle parece un mundo aparte.
Mirando los horarios decidimos ir a ver el espectáculo de Waterworld en el lago justo antes de comer, pero por el camino nos metimos en la House of Horrors, cosa que resultó algo jodida por lo inesperado… En otros parques temáticos y museos esta atracción es un recorrido sentado en un vagón viendo modelos de máscaras, monstruos y aparamenta usada en el cine de terror, pero en este acabó siendo otra cosa más parecida al Viejo Caserón del parque de atracciones de Madrid y es que te van saliendo todos los monstruos de las pelis de todas las épocas en un ambiente oscuro y tétrico y sales lo que viene siendo bastante “cagao” (o al menos, alguno que yo me sé…).
Así que para quitar malos rollos y seguir con el tema de los efectos especiales, ahora sí, llegamos al lago para ver el espectáculo de Waterworld. Desde luego, esa actuación no tiene precedentes ni color con ninguna de las que conocíamos en parques temáticos. Explosiones, persecuciones, tiroteos, aviones volando, lanchas saltando, fuego y un sinfín de efectos especiales hacen que sea único. Totalmente recomendable.
Y después de los tiros y de comernos una buena hamburguesa, nos metimos en el tour por los estudios Universal (en castellano), que es lo más representativo del parque:
El Tour en coche por los Estudios os lleva por los escenarios de películas como Tiburón, Psicosis, La Guerra de los Mundos, etc y nos deja ver por el camino unos cuantos de los vehículos más conocidos como el Delorian de Regreso al Futuro, los de Fast and Furious o los de Jurassic Park.
Además, os muestran escenarios que se están usando o se acaban de usar, cómo se realizan los montajes ó te explican el día a día de un actor, a la vez que caen al menos tres o cuatro espectáculos en directo con unos cuantos efectos especiales. En particular, el de King Kong es increíble al combinar la técnica de las 3D en la primera pantalla de 360º. Algo que según nos dijeron es único en el mundo ahora mismo, pero que empezaremos a ver por todas partes.
Durante el tour ruegan silencio al estar rodándose capítulos de series (como la de Mujeres Desesperadas en nuestro caso) ó películas (Cowboys y Aliens) dentro de naves industriales enormes o en escenarios al aire libre.
Pasando por delante del shuttle de la peli Apollo 13 de Tom Hanks y Kevin Bacon, accedimos a la parte más baja del parque para disfrutar de otras dos atracciones más: la de Jurassic Park y la de La Momia.
En Jurassic Park hay un tour en barca viendo el mundo de dinosaurios de la peli y una buena sorpresa final con caída al agua incluida.
La de The Mummy es una montaña rusa dentro de un edificio enorme en la que se avanza a toda velocidad hacia la oscuridad y van apareciendo unos cuantos hologramas de momias con un efecto muy conseguido. Y después una vuelta hacia atrás a toda leche.
Con tanta adrenalina, ahora tocaba un paseo por las numerosas tiendas para comprobar lo caros que se pagaban todos los souvenirs imaginables: desde camisetas a trajes de película pasando por maquetas, máscaras y complementos varios, no aptos para todos los bolsillos.
Entre tantas figurillas y chatarrería, vimos una estatuilla Oscar de tamaño real, que tenían cuidadosamente guardada en una vitrina de exposición que nos llamó particularmente la atención y que aquí os enseño:
El Universal en general nos pareció algo pequeño en extensión, pero muy grande en intensidad en cada una de sus atracciones, y desde luego, la experiencia más cercana a ver los lugares auténticos donde se ruedan las pelis y series actuales y de todos los tiempos de esta gran productora.
La tarde no daba para más en el parque porque aún quedaban cosas que ver en L.A. y dejando atrás otras atracciones como la de Terminator, no tuvimos más remedio que salir de ese universo de sorpresas, ilusiones y unas cuantas sensaciones impactantes.
Quedaban dos cosas en la Gran Ciudad que no podíamos perdernos antes de dejarla al día siguiente y eran sus vistas panorámicas y el famoso cartel de Hollywood desde más cerca de lo que lo habíamos visto. Y no hay mejor lugar para eso que el Observatorio Griffith.
Además, de nuevo el Observatorio resulta uno de los escenarios donde se rodó “Rebelde sin causa” que el busto de James Dean nos recuerda.
Ya estaba atardeciendo y gracias a eso, la luz era ideal para ver el cielo perfectamente despejado y sacar unas buenas panorámicas con la cámara. Desde aquí y hasta lo que os alcanza la vista podréis ver las distintas partes de la ciudad y los lugares cercanos: Santa Monica y otros barrios fácilmente identificables.
Aquí veis el Observatorio Griffith:
Y una de las vistas de la ciudad desde allí:
Y desde este punto, tenéis una foto más que decente del cartel hollywoodiense:
En cualquier caso, para los que queráis haceros una foto mucho más cerca, hay una ruta por Mullholand Drive, desde donde pueden fotografiarse las letras desde todos los ángulos. Por nuestra parte, llevábamos la agenda tan apretada, que nos conformamos con apreciarlo desde la distancia.
De vuelta al hostel, aún paramos enfrente de la playa para disfrutar de un bonito atardecer con las palmeras californianas de fondo:
Con la estatua de Santa Mónica ya a modo de despedida, enfilamos rumbo a nuestro descanso del agotador e intenso día.
Mañana tocaba viaje y día de camino hacia el último de los destinos, pero con parada intermedia en nuestros dos últimos parques nacionales haciendo noche en uno de ellos, y cambiando el clima mediterráneo de la costa por el frescor salvaje de las montañas y los grandes bosques de secuoyas.
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