Después de haber desayunado (con los problemas que ya comenté para encontrar asiento en aquella sala tan pequeña) salimos para hacer una de las visitas más importantes del viaje y de las que más me han gustado.
La primera parada del día la hacemos en un lugar llamado Oxbow Bend Turnout, en el Lago del Buey, con vistas al monte Moran (y al glaciar). Después de algunas fotos seguimos nuestro camino hacia Yellowstone, el conocido parque del oso Yogui. Que nadie piense que cuando llegue al parque se va a hartar de ver recuerdos del simpático dibujo animado. No hay nada allí que le recuerde.

Antes de llegar a Yellowstone aún tenemos que pasar de nuevo junto al Jackson Lake y atravesar el John Rockefeller Jr. Memorial Parkway. Ese señor era hijo del archifamoso Rockefeller y era el propietario del pedazo de tierra que ahora es ese pequeño parque. Lo regaló a Parques nacionales y por eso lleva su nombre. Hace 20 años se declaró un incendio en las montañas al otro lado del Jackson Lake que quemó totalmente ese pequeño parque. Hoy la naturaleza se ha renovado espectacularmente. El motivo de tal regeneración es porque el incendio se ocasionó de manera natural y no provocado por la mano del hombre.
Yellowstone es el más antiguo de los parques nacionales de EEUU. Se creó en 1872. También es el más extenso ya que mide casi 9000 km cuadrados. El Lago Yellowstone es el lago de montaña más grande de Norteamérica y en el parque se encuentra también la Caldera Yellowstone, volcán activo que es el más grande del continente. Aunque a nosotros antes de ir nos llame la atención por su fauna (el fervoroso deseo de ver un oso), el parque es quizás más importante por sus fenómenos geotérmicos, en especial los géiseres.
Tiene una media de dos a tres millones de visitantes al año, lo que puede parecer mucho pero no es tanto. Pensemos que en datos de 2012 casi 40 millones de personas visitaron Las Vegas. ¿No parece ahora ridícula la cantidad de personas que van a Yellowstone?. De hecho mucha gente no lo incluye en sus recorridos porque está un poco apartado pero creo que es un grandísimo error. Para mí, ya lo he dicho, Yellowstone es una de las grandes maravillas que se pueden encontrar en esta parte del mundo.
Se sitúa junto a las montañas Rocosas, en una zona en la que está la placa tectónica del Pacífico. Surgió como resultado de grandes explosiones. La lava que se había acumulado estalló. La superficie de la tierra es muy delgada y bajo ella se acumula una gran bola de magma, tan caliente que a veces perfora la costra que está entre él y la superficie y el agua y los gases salen con gran fuerza. Para explicarme claramente es como si Yellowstone estuviera colocado encima de un fuego permanente que sólo espera el momento oportuno para estallar de nuevo.
¿Puede en un lugar así vivir gente?. La respuesta es sí. Se han encontrado restos de presencia humana de hace 11.000 años. Posteriormente, ya en época de los exploradores, habitaban en la zona distintas tribus como shoshones, pies negros y crows. El primer hombre europeo que dejó constancia de su paso por allí fue John Colter, miembro de la expedición de Lewis y Clark, aunque los tramperos franceses, como en el caso de Grand Teton, hubieran llegado antes.
Uno de los acontecimientos más importantes de la historia reciente del parque fue el fuego que se declaró en 1988 y que afectó a casi una tercera parte de su superficie. 25.000 personas se ofrecieron para combatir el fuego e intentar salvar a los animales grandes (aunque nada se pudo hacer por los pequeños). Ahora se ven aún restos de árboles quemados y algunos pequeños que van creciendo en su lugar. Aunque empezó como pequeños fuegos, el viento y la sequía hicieron que se propagara rápidamente y que ardiera durante varios meses.
Paramos primero 20 minutos en el lago Lewis, que lleva el nombre del explorador Meriwether Lewis, comandante de la importante expedición de 1805 de la que hablaré más adelante. El lago se nutre principalmente con las aguas del río Lewis, afluente del Snake.
La siguiente parada (bastante larga) fue en la zona del Hotel Old Faithful Inn, de 150 años de antigüedad, con el objeto de ver el estallido del géiser Old Faithful, el más famoso del parque. Un géiser es un manantial termal intermitente que expulsa a la superficie agua y vapor. Para explicar brevemente cómo se produce ese fenómeno diré que el agua de la nieve y la lluvia se filtra al interior de la corteza terrestre y entra en contacto con el magma. Se va calentando progresivamente y al final, fruto de una enorme presión, acaba saliendo disparada. Yellowstone está lleno de estos impresionantes fenómenos. El más famoso (y predecible) es el Old Faithful (el viejo fiel), el géiser más famoso de Norteamérica que produce erupciones que duran varios minutos (de 1,5 a 5) y que expulsan entre 14.000 y 32.000 litros de agua con una altura de entre 30 y 55 metros. Estalla aproximadamente cada 90 minutos (aunque en el parque te proporcionan la hora aproximada). Otros interesantes fenómenos del parque son los manantiales de agua caliente, las fumarolas y las charcas de barro. Los manantiales de agua se forman cuando el agua no está hirviendo ni a presión. Sólo son cavidades en la tierra en la que hay agua clarísima y muy azul (o verde esmeralda). Las fumarolas son salidas de vapor a falta de suficiente agua.

Mientras esperamos al espectáculo del Old Faithful damos un paseo por los caminos que se han dispuesto para que puedas ver los otros géiseres. El primero que encontramos es el gran Castle Géiser, con un enorme cráter que expulsa humo sin cesar. Es mucho más impredecible que su vecino y suele entrar en erupción cada 14 horas. El agua alcanza una altura de unos 24 metros y sale durante unos 20 minutos. Junto a él hay otro pequeño cráter llamado Tortoise Shell Spring y la pequeña piscina Shield Spring.
Pasado el Castle Géiser encontramos la piscina Crested Pool, que también es capaz de explotar como un géiser, alcanzando el agua una altura de 7 pies, con una temperatura de 93-94ºC. las gotas de agua mezcladas con la luz producen el bonito efecto del arco iris.
Siguiendo el camino llegamos a la South Scalloped Spring, una piscina muy pequeñita, y al pasar el río la Scalloped Spring. El sonido en esa zona es como si estuviéramos junto a una olla de agua hirviendo y a punto de explotar. La piscinita siguiente a la izquierda es la Churn Geyser y a la derecha vemos el Sawmill Geyser.
Giramos por el sendero a la izquierda y vemos otra pequeña piscina, la Belgian Pool, antes de llegar al West triplet Geyser. En ese punto damos media vuelta, y, volviendo a pasar por la Belgian y el Old Tardy Géiser, alcanzamos el precioso Spasmodic Geyser con el agua brotando dentro. El Penta Geyser resulta un poco ridículo pues no es más que un agujerillo diminuto dentro del que también hay agua hirviendo. También volvemos a ver el espectacular Sawmill, del que empieza a brotar agua de un modo cada vez más espectacular y acompañada de humo, que llega a cubrirme por completo hasta tal punto de no ver qué tengo delante. Es un humo caliente y con un olor fortísimo como a azufre. He leído que este géiser es muy irregular en sus erupciones pero que suele hacerlo después del Spasmodic (y eso si el pequeño Penta Geyser no lo hace primero). Su nombre, que significa aserradero, le fue dado por el ruido que hace cuando entra en erupción.

Continuamos camino hacia el Old Faithful pasando por la tranquila Liberty Pool y otras dos piscinas sin nombre para coger luego un sendero junto al río, completamente rodeado de pinos. Tomamos luego un sendero a la derecha, por el pequeño North Goggles Geyser, el Goggles spring y el Lion Geyser Group, que sólo expulsa un poco de humo. Los siguientes encuentros son la piscina Arrowhead spring, dos pequeños surtidores y el grupo formado por el Depression, Beehive, Plume y Anemone, seguidos del pequeño Sulphide.
Llegamos a tiempo para sentarnos en los bancos que rodean el Old Faithful (llenísimos de gente, no imagino esto en plena temporada de verano) y aún tuvimos que esperar unos 10-15 minutos hasta que se decidiera a explotar. Magnífico.
Después de eso fuimos a comprar un bocadillo, que comimos rápido, y volvimos a los senderos para seguir viendo géiseres y piscinas. Por orden fueron Infant, Vault, Giantess, Teakettle (con cráter), Pump (gran laguna y géiser), Sponge, Doublet Pool, Aurum (en estos lugares se escuchan vibraciones que provienen del interior), Beach spring y Ear spring. El tiempo que teníamos (que no era poco) se nos quedó corto para poder disfrutar de semejante espectáculo pero teníamos que continuar nuestra andadura por el parque nacional. Y el siguiente lugar que vemos tampoco nos dejó indiferentes.
Nuestro guía nos deja 25 minutos sin avisarnos de lo que vamos a ver en un sitio que recibe el nombre de Midway Geyser Basin. Lo primero que nos encontramos (y que ya llamó mi atención) fue el impresionante cráter del Excelsior Geyser. Una grandiosa piscina vierte agua en el río Firehole. Y suerte de que estaba en calma porque en el siglo XIX era un géiser que estallaba frecuentemente (de hecho se conserva una fotografía, que puede verse en google, sobre una erupción de 1888). Para poder verla bien tienes que subir a una colina. Aunque no es la única sorpresa. Al otro lado del camino unos colores magníficamente vivos, destacando los tonos anaranjados, nos hacen acercarnos con curiosidad. Un montón de gente se agolpa allí. Y es que de repente tenemos ante nosotros una joya de la naturaleza y uno de los lugares más bellos de Yellowstone, el Grand Prismatic Spring, el manantial de agua caliente más grande del parque (y de EEUU) y el segundo más grande del mundo. Es imposible describir su belleza (y más la suerte que tuvimos de que el viento soplara a nuestro favor y el densísimo vapor no nos impida verlo). Es cierto que lo ideal es poder divisar la piscina desde un punto elevado para poder verla en todo su esplendor. Ese increíble color naranja es fruto de unas bacterias que crecen alrededor de las aguas ricas en minerales. Hemos podido verlo en varios manantiales pero aquí es donde llaman más la atención porque abarcan una enorme extensión. En algunas zonas puede cambiar de color y ser verde o rojo (y en un mismo manantial el color puede cambiar ya sea invierno o verano). En cuanto al agua propiamente dicha es de un color azul intenso. He leído que se debe a su pureza y a la gran profundidad del estanque en la zona central.

No menos bella aunque más pequeñita es la cercana Turquoise Pool, ya cerca de la salida.
Después de esa parada volvemos a subir al autobús y recorremos una gran pineda. Gran parte del parque está formado por pinos y colinas con géiseres, fumarolas y piscinas sin que haya grandes montañas como en el Grand Teton (a pesar de estar a una media de 2000 metros de altitud).
Nuestra visita a los geiseres no ha terminado porque volvemos a hacer una nueva parada para contemplar varios de ellos y ser testigos de un espectáculo impresionante. Subimos por un camino que pasa junto la piscina Celestine Pool, en una zona prácticamente desértica, con finos troncos de árbol secos. A la derecha vemos ríos de bacterias que salen de una de las piscinas. Más arriba está la Fountain Paint Pot. Se describe como una olla de barro sobre un manantial de agua caliente. Un montón de burbujas se abren paso entre el barro de un color beige claro. Seguimos ascendiendo y nos encontramos con fumarolas y la magnífica erupción de Twyg Geyser, que expulsa agua como si de una fuente se tratara. A su lado están el Spasn Geyser y el Clepsydra Geyser, que también está en erupción. Verlos así, en activo, resulta tan espectacular como el Old Faithful. Enfrente está el calmado (en ese momento) Jet Geyser. Toda esa zona se conoce con el nombre de Lower Geyser Basin.
Volvemos al autobús y sufrimos varias paradas a causa de las obras (algo que se repetirá a menudo en los parques nacionales porque en Grand Teton nos pasó lo mismo). De camino a la siguiente parada vamos viendo pequeños laguitos. Pasamos también junto al Obsidian Creek, un pequeño riachuelo, y vemos las consecuencias de uno de los incendios. Más adelante nos encontramos enormes extensiones de hierba amarillenta por lo que deduzco, al leer la guía, que estábamos pasando por las praderas de Gibbon. Al fondo se ven algunas montañas con neveros que ya pertenecen a Montana. El río Yellowstone ejerce las funciones de frontera natural entre ambos estados.
El siguiente punto donde nos detenemos ha perdido parte de su encanto en los últimos tiempos y lleva camino de desaparecer por completo. Estoy hablando de las terrazas de Mammoth Hot Springs. Decían de estas terrazas que eran uno de los fenómenos más magníficos del parque ya que se trataba de una serie de estanques escalonados en la ladera de una montaña. El agua caliente va corriendo por esa formación y absorbe una gran cantidad de dióxido de carbono que acaba convirtiéndose en ácido. Ese ácido ataca a la roca y va depositando en el fondo de los estanques una capa de roca llamada travertino. El resultado es muy parecido visualmente a Pamukkale, en Turquía. El problema es que el agua se va perdiendo y con ellas también las terrazas. A pesar de ello paramos unos minutos para ver alguna que aún conserva un poco de agua, la Palette Spring. Junto a ella está la Devil’s Thumb y a la entrada la roca Liberty Cap, con forma cónica que le dio el nombre (se decía que parecía los gorros de la Revolución francesa). El agua iba saliendo a la superficie por encima y fue erosionando la roca hasta dejarla como la vemos ahora.

Ver animales en Yellowstone era, ya lo he dicho, uno de los grandes alicientes que teníamos al ir y al final ha resultado un fracaso. Dejando de lado un par de bisontes que se paseaban junto a la carretera y 5 wapitis no hemos visto nada más. Ni un triste pájaro (y eso que he leído que allí vive hasta el águila calva, el símbolo de EEUU).
Nuestra visita a Yellowstone está a punto de terminar pero aún nos queda visitar un punto más. Sé que nos dejamos mucho en el tintero pero pretender ver ese enorme parque en un día es una utopía.
De nuevo en la carretera, pasamos por la Roaring Mountain, curiosa elevación de casi 2500 metros de altura que está completamente cubierta de fumarolas y que tiene un peculiar color blanquecino. También nos llama la atención la gran cantidad de troncos caídos que hay sin que nadie los recoja. Se hace expresamente ya que funcionan como abono natural. Pasamos también junto al Canyon Village, muy cerca del cual está el cañón de Yellowstone. Al fondo del cañón corre el río Yellowstone, afluente del Missouri y que nace en el lago del mismo nombre. Viendo el desfiladero conseguimos saber de dónde sale el nombre de “Yellowstone”. Las piedras del desfiladero son amarillas y por eso los indios se inspiraron y llamaron así al río. En esa zona pueden verse varias de las cascadas que tiene el parque. Nosotros paramos en una que al leer un folleto descubrí que es una de las más fotografiadas, el Artist Point. Según la guía Trotamundos desde allí se obtiene una de las más bellas imágenes de las cataratas inferiores.
Después de hacer un montón de fotos volvimos al autobús y salimos del parque después de haber pasado un día magnífico. Nos dirigimos a West Yellowstone, ya en el estado de Montana, la llamada tierra del encanto.
Tenemos la suerte de tener un hotel, el Best Western Desert Inn, el pleno centro del pueblo por lo que salimos a dar una vuelta. Aprovechamos que las tiendas están abiertas para comprar un recuerdo que teníamos pendiente y también para llegar hasta el cartel de entrada al estado y hacernos una foto.
La ciudad tiene un cine IMAX (al que decidimos no ir) y un museo muy interesante que cerraba a las 9 de la noche. El museo está dedicado al parque nacional, como no podía ser de otro modo. Tiene muchos objetos y medios de transporte de los primeros tiempos del turismo, cuando se viajaba en tren desde Salt Lake City hasta West Yellowstone y una vez allí se empren día el viaje de varios días en una especie de diligencias de la Union Pacific (algunas de las cuales se conservan en el museo). También hay muchas cosas del salón donde comían los viajeros en West Yellowstone, videos sobre los incendios, un grizzlie disecado, etc.
Cuando salimos del museo ya era de noche y además estaba lloviendo. No nos matamos a buscar muchos sitios donde cenar sino que nos decantamos por un local cercano al hotel. Las hamburguesas (una de bisonte y otra de ciervo) eran buenas pero algo caras y el local estaba repleto.