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Ese día decidimos ir a San Diego y aprovechar ese viaje a la Costa Oeste para ver lo máximo posible. Nos decantamos por el tren. Fuimos (una vez más) a Union Station en tren y una vez allí compramos los billetes de ida y vuelta en las máquinas dispuestas en la estación. El billete de ida era para las 7.25 de la mañana y llegaba a San Diego a las 10.02. El regreso lo cogimos para las 6.52 de la tarde con llegada a Los Ángeles a las 9.35.
El recorrido se hace con los trenes de la línea Pacific Surfliner que pasa por San Luis Obispo, Santa Bárbara, Los Ángeles y San Diego. Nosotros, como es natural, hacemos sólo el último tramo. Se trata de una línea ferroviaria importante en un país donde no se prima demasiado al tren que recorre una gran parte de la línea de costa de California. Por eso vale la pena también ir admirando el paisaje porque forma parte del viaje.
Llegamos bastante puntuales a San Diego y apenas tuvimos que caminar unos metros para llegar a nuestra primera parada del día, el Old Town, a 7 kilómetros del centro urbano. Allí es donde se conservan los edificios primigenios de la ciudad y vale la pena (teniendo en cuenta que es gratis) darse un paseo por allí. Éste es el lugar donde se establecieron los primeros colonos españoles de California y fue el centro de la ciudad hasta 1872, cuando, a causa del fuego, tuvieron que trasladarse al emplazamiento donde está ahora la actual San Diego.
Empezamos haciendo una foto a la Casa McCoy, actual museo. Después nos adentramos en lo que es propiamente el pequeño pueblo antiguo de san Diego. La primera casa que encontramos a la izquierda es el Centro de información al visitante, la Robinson Rose House. Su propietario, James Robinson, llegó a San Diego procedente de Texas en 1850 y mandó construir esta preciosa casa de dos pisos que sirvió como vivienda familiar así como para oficinas (incluso del ferrocarril). El dueño murió en 1857 y su viuda vendió el edificio a Louis Rose (de ahí la segunda parte del nombre de la casa), que sí lo usó como residencia familiar. En 1874 el techo se quemó a causa de un incendio y quedó en ruinas a principios del siglo XX. Allí, además de información del parque, podemos ver una maqueta de cómo era la Old Town en 1872.
Continuamos hasta una parte llamada “Fiesta de Reyes”, un pequeño complejo con aires mexicanos donde hay tiendas y restaurantes. Dicen las guías que no vale la pena comprar nada de artesanía en San Diego porque lo mismo o mejor y más barato se puede encontrar en Tijuana, ya en México, a pocos kilómetros de distancia. Al lado encontramos la Casa de Alvarado y la pequeña Casa o edificio Johnson, mandado construir por George Alonzo Johnson, operador del barco de vapor por el río Colorado y luego asambleísta del estado de California. Cuando perdió su rancho, a 20 kilómetros de distancia, se trasladó a esta casa, donde murió en 1903. Hoy se venden en ella sombreros, bastones y es también una mercería. Todo muy vintage.
En la esquina de Calhoun Street con Mason Street, justo frente a una caravana de ésas que usaban los pioneros, está el gran edificio que perteneció a Juan Bandino. Este señor llegó a San Diego acompañando a su padre, capitán de un buque mercante y de origen peruano. La casa Bandini se construyó en 1829 y pronto fue un centro social de la ciudad vieja. Durante el gobierno mexicano Juan Bandini ejerció diversos oficios y cuando los estadounidenses ocupan California les sumistra caballos y suministros. A principios de 1850 tuvo que vender su casa a causa de las pérdidas financieras que tuvo. Fue entonces cuando Alfred Seeley la compró, le añadió un segundo piso y abrió el Hotel Cosmopolitan. Más tarde se usó como almacén, fábrica de encurtidos y motel y ahora es un restaurante. Al lado es posible ver los establos de Albert Seeley, que tenía una línea de transporte entre San Diego y Los Ángeles antes de la llegada del ferrocarril. Es posible ver una buena colección de carruajes.
Enfrente está la casa más importante del conjunto, la Casa Estudillo. Este edificio de adobe se empezó a construir en 1827 y se terminó en 1829. Su nombre era el capitán José María de Estudillo, comandante del presidio de San Diego. Murió en 1830 y la casa pasó a su hijo, José Antonio Estudillo, que tuvo los cargos de recaudador de impuestos, tesorero, alcalde y juez de San Diego bajo el gobierno mexicano y luego, con la llegada de los estadounidenses, tesorero y asesor del condado. Se casó con María Victoria Domínguez y vivieron allí hasta 1887. La casa se restauró en 1910 y los muebles que ahora vemos (aunque en nuestra visita estaba en reformas) los donó la Sociedad Nacional de Damas Coloniales de América. Durante muchos años se conoció con el nombre de “El lugar del matrimonio de Ramona” a causa de una novela. Cuando esté terminado de restaurarse podrán verse las habitaciones amuebladas y además tiene un patio muy bonito.
A su lado está el edificio del San Diego Union, la primera oficina del periódico San Diego Union. La restauración que se hizo lo dejó como era cuando se hizo la primera impresión, en 1868. Se puede ver la sala de impresión original (con una prensa procedente de Washington) y la oficina del editor.
Otro interesante edificio es la primera corte de justicia de San Diego. El llamado Batallón Mormón llegó a la ciudad en 1847 para apoyar a los militares estadounidenses en la guerra mexicana. Ellos ayudaron en la construcción de este edificio de ladrillo cocido. Originalmente se dedicó a ayuntamiento y colegio y cuando San Diego se convirtió en la primera ciudad de California se usó como oficina del alcalde, secretaría municipal y junta de supervisores. También fue la primera corte de justicia. Se reconstruyó en 1992. Dicho así parece que sea un edificio enorme pero ni mucho menos. Es pequeñito. Fuera se ha reconstruido una de las celdas originales (vamos, más que celda una jaula de hierro).
No son ésas todas las casas que se pueden ver en la ciudad vieja puesto que hay muchas más, incluso la primera escuela.
Allí mismo compramos un tour guiado por la ciudad en un tranvía. Es un asco porque se hace sólo en inglés pero recorre una gran cantidad de lugares que con tan poco tiempo no podríamos hacer solos. En primer lugar nos llevaron hacia el embarcadero. Bajamos en la primera parada (se pueden subir y bajar como quieras). Allí está el museo marítimo, al parecer muy importante porque cuenta con varios barcos históricos. Uno de ellos es el velero más antiguo del mundo en activo, el Star of India (que tengo que decir que es francamente bonito). Se construyó en el astillero Ramsey, en la isla de Man, en 1863.
Pero las colecciones de barcos no acaban ahí porque también incluyen el trasbordador de 1898 Berkeley, el yate a vapor de 1904 Medea, la lancha Pilot (1914), el H.M.S. Surprise, una réplica de la fragata Royal Navy del siglo XVIII que se usó en la película Master and Commander y el B-39 Submarine, un buque de ataque soviético. Todoas estas naves las vimos desde fuera.
Después, en lugar de esperar al tranvía de la visita guiada, decidimos ir caminando hasta el siguiente punto, el Seaport Village. Se trata de un complejo de restaurantes y tiendas con vistas a la bahía. Allí nos compramos algo para comer. También en la zona del embarcadero se puede ver una estatua como poco curiosa. Reproduce la famosa fotografía del beso entre un marinero y una enfermera al final de la Segunda Guerra mundial. La escultura llegó a san Diego en 2007 como un préstamo temporal, la quitaron y ahora ha vuelto para quedarse. Está situada a un lado del portaaviones USS Midway.
Cuando terminamos de dar una vuelta por toda esa zona fuimos de nuevo a coger el tranvía y nos dirigimos hacia el centro, el Gaslamp Quarter y el Hotel Del Coronado. Atravesamos el Coronado Bridge y en poco rato alcanzamos este lujoso y famoso hotel. Coronado, que es una isla, es una ciudad que pertenece al condado de San Diego y es uno de los distritos más caros para vivir. La construcción del hotel se inició en 1887 “en una zona poblada de conejos y coyotes” y se abrió al público en 1888. Disponía de toda clase de lujosas comodidades para sus selectos huéspedes. En 1920 se celebró allí un banquete en honor de Eduardo, príncipe de Gales. Se rumorea que fue allí donde conoció a Wallis Simpson, futura duquesa de Windsor, que vivía en Coronado. El hotel sigue conservando su aire victoriano y su clase. Además ha aparecido en varias películas, la más famosa Con faldas y a lo loco. Aunque es bastante caro decidimos darnos y capricho y tomar un coctel en la terraza del hotel, con vistas a la playa. Tengo que revisionar la película pero he leído que Billy Wilder hizo un poco lo que quiso al ambientar los interiores del hotel y que en ella ni siquiera se dice que están en San Diego sino en Miami.
Después de la visita al hotel y de pisar la playa volvimos a coger el tranvía turístico y nos dirigimos al Balboa Park, donde dimos un corto paseo (evidentemente sin poder entrar en los museos). El parque se fundó en 1868 y para mi gusto es uno de los puntos más bonitos de la ciudad de san Diego. Allí tuvo lugar la Exposición Panamá-California de 1915-1916 que conmemoró la inauguración del Canal de Panamá así como la Exposición Internacional California-Pacífico de 1935-1936. Para la primera de esas exposiciones se construyeron hermosos edificios neocoloniales que entonces eran los pabellones y hoy son la sede de los museos, 15 nada menos. Tiene una extensión de 490 hectáreas llenas de zonas verdes y el famosísimo zoo de San Diego, considerado uno de los mejores del mundo. Recibe su nombre del marino español Vasco Núñez de Balboa.
Dicen que el edificio más espectacular del conjunto es el llamado edificio de California (California Building), que hoy es sede del Museo del Hombre. La arquitectura, visualmente espectacular, es una mezcla de estilos pasando por el plateresco, el barroco, el churrigueresco o el rococó con fachada de estilo colonial español. También se dice que presenta una mezcla de influencia gótica y de las iglesias mexicanas y que se inspiró en la iglesia de Tepotzotlán de México. He buscado en Internet la iglesia de san Martín de Tepotzotlán para ver si eso es verdad y, aunque la mexicana está incluso más decorada, se dan un cierto aire.
En su tiempo el California Building sirvió como entrada a la exposición de 1915. Se complementa con un edificio estilo misión.
El Museo de arte de san Diego, inaugurado en 1926, también tiene una fachada espectacular que recuerda un poco a edificios castellanos, en estilo neoplateresco. En su interior tiene obras desde el 5000 a.C. al 2001, siendo las más importantes las de artistas españoles como Murillo, Zurbarán, Ribera o El Greco. También cuenta con obras italianas (de Giorgiones, Giotto, il Veronese o Canaletyto), de Rubens, van Dick, etc.
La Plaza de Panamá se construyó también para la exposición de 1915-1916 y curiosamente, excepto el edificio California, el Puente Cabrillo y el edificio botánico todo se construyó para ser temporal (aunque ya llevan en pie 100 años). La Plaza está rodeada por el museo de arte, el museo de arte Tmken, el Museum of the living artista, el Mingei International Museum, el restaurante El Prado (recibe el nombre del Boulevard del parque) y una estatua del Cid Campeador (1930).
En el parque de Balboa también hay teatros como el Old Globe Theatre, que desde 1936 lleva ofreciendo representaciones.
Es destacable también el Pabellón del órgano Spreckels, uno de los mayores órganos de tubos al aire libre del mundo. Lo donaron John D. y Adolph Spreckels (de ahí el nombre) a la ciudad para la exposición de 1915. Tiene 4530 tubos y está ubicado en una estructura abovedada adornada con frontones. Se realizan conciertos gratuitos cada domingo desde 1917.
El Botanical Building era la estructura de listones de madera más grande del mundo cuando se construyó en 1915. Contiene más de 2000 ejemplares de plantas tropicales, estacionales, carnívoras e incluso un jardín donde se puede “tocar y oler”.
Se considera por algunos que la Casa del Prado, construida en 1915, es la más bonita del parque. Se destruyó por culpa de un terremoto de 1968 y tuvo que restaurarse. Es la sede del San Diego Civic Youth Ballet, la escuela de ballet clásico así como del San Diego Junior Theatre, el teatro infantil más antiguo del país.
El Parque de Balboa es tan enorme que se necesitarían muchísimos días para recorrerlo entero. Nosotros nos tuvimos que contentar con un picoteo miserable pero no hay más tiempo.
Cogimos de nuevo el tranvía y nos fuimos a Little Italy, la última de las paradas que haríamos con ellos porque decidimos quedarnos y seguir a pie. Se trata de un barrio del centro de la ciudad donde antes vivñian muchos pescadores italianos. Muchos de ellos se trasladaron desde San Francisco después del terremoto de 1906. Al construirse la interestatal 5 a principios de los años 70 del siglo pasado el 35% del barrio quedó destruido. Eso, unido a que la industria del atún en California entró en declive (algo como pasó en Monterey con las conservas de sardinas) hizo que el barrio sufriera una crisis grave. A finales de los años 90 ha recobrado cierto auge con la instalación de restaurantes italianos.
Desde allí fuimos hasta el Downtown, donde están los rascacielos más modernos. Caminamos por la Avenida Broadway, una de las calles principales de la ciudad, y pasamos delante de los juzgados y del U.S. Grant, uno de los hoteles clásicos de san Diego. El hijo del general (y luego presidente de los EEUU) Ulysses S. Grant, Ulysses S. Grant Jr, compró ese terreno donde se levantaba un hotel en 1910 y lo mandó derruir para construir el actual. Allí se han alojado famosos personajes como los presidentes Woodrow Wilson o Franklin D. Roosevelt. El hotel pertenece ya al barrio de Gaslamp, inscrito en el Registro Nacional de Lugares históricos. A principios del siglo XIX en este barrio se concentraban los burdeles, las tabernas, los fumaderos de opio y las casas de juego. En 1867 se pretendió renovar y se construyeron toda una serie de edificios victorianos, hoy declarados históricos. El barrio se extiende al sur de la calle Broadway, entre las avenidas Cuarta y Sexta (aunque la calle principal sea la Quinta Avenida). Cen esa época de la segunda mitad del siglo XIX se conocía al barrio con el nombre de Nuevo Pueblo. El nombre de Gaslamp Quarter hace referencia a una lámpara de gas muy común en San Diego entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
En la Quinta Avenida hay edificios como el Hotel Lincoln (1913, con influencia china), el Backesto Building (1873), el viejo Ayuntamiento (1874), el edificio Llewelyn (principios del siglo XX), el Louis Bank of Commerce (1888), el Marston Building (1881) y el Yuma (este edificio de ladrillo fue un famoso burdel hasta mediados del siglo XX). Recorrimos la calle y luego fuimos hasta la calle Cuarta para pasar por el Westin Horton Plaza, un gran centro comercial.
Antes de coger el tren, esta vez en el Downtown, compramos algo para cenar en una tienda frente a la estación. Ésta, llamada Santa Fe (hoy Union Station), está en el Kettner Boulevard, muy cerca de Broadway. Se inauguró el 8 de marzo de 1915 para la famosa exposición Panamá-California. Al lado paran también los famosos tranvías de san Diego.
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