Madrugamos si, pero valía la pena desayunar y salir al filo del alba.
Hace mucho frío y esta noche dicen que será peor.
Atravesamos un desfiladero y empezamos a ascender hacia las lagunas entre volcanes y campos de lava erosionada.
Muy Importante: sólo se acepta como moneda los bolivianos ni siquiera dólares, para pagar tanto la entrada a la reserva como el uso de los baños

La promesa de nuestro chófer es una progresión geométrica del número de flamencos que vamos a encontrar, pasando de decenas a centenas para culminar con miles (a ver si se cumple!)
Hemos parado a comer frente a este extraordinario paisaje

Desde el coche hasta el refugio donde se cocina hay un sendero casi a pie del lago donde podemos casi tocar las decenas de flamencos

En este santuario de vida silvestre hay tres especies de flamencos diferentes.
Hace mucho viento y la altura vuelve a notarse a pesar de que ya llevo días supuestamente aclimatada.
No todos los tours hacen el mismo recorrido. Nosotros visitamos casi todas las lagunas prácticamente solos.
Nos pudimos acercar bastante a los cientos de flamencos en la siguiente laguna

Atravesamos un tramo del desierto de Siloli, con sus montañas de colores, hasta llegar al famoso árbol de piedra.
Nos recibe una pareja de zorros del desierto, preciosos pero más malos que Caín.
Hay que ir con cuidado que son animales salvajes

El árbol del de piedra es parte de una formación rocosa erosionada por el viento que presenta la curiosa forma de un árbol mecido por el viento en mitad de la nada.
Estamos en uno de los desiertos más áridos del mundo.

Como punto culminante del día llegamos a la laguna Colorada.
Hace muchísimo frío y la fuerza del viento dificulta el caminar pero os aseguro que el esfuerzo vale la pena

La visión de esta laguna corta la respiración.
Es completamente roja y miles de flamencos salpican su superficie.
Hay llamas tumbadas, protegiéndose del viento y el sol está empezando a bajar.
No importa que esta noche pase frío, no importa el cansancio ni la falta de oxígeno. Esto es alucinante.
El refugio es eso, un refugio con 3 o 4 habitaciones con camastros para 6 personas, unos aseos y algunas mesas de bloques de sal.
Hemos guardado una botella de vino con la que entramos un poquito en calor antes de salir a ver la lluvia de estrellas.
Hay luna llena y aún así se intuye la vía láctea.
Con un brindis a la Cruz del Sur y otro al cinturón de Orión dejamos atrás este magnífico día.