Dormimos muy bien, y al levantarnos ya estaba el desayuno preparado. Había borotas y huevos fritos con patatas, qué bueno!!! Luego salimos a la parte exterior de la casa, ya habían venido todos los chavales y D se puso a jugar con ellos con un balón mientras volvían loca a la cabra que tenían.
Ese día íbamos a visitar a los padres de la chica que vive aquí, que son también los padres de K. Se le veía muy emocionado, así que tras un rato de juegos nos duchamos y cogimos una carreta para llegar al cruce de la carretera principal. Entre que la carreta es eléctrica y no mete ruido, la tranquilidad de los pueblos por la mañana, ver a los campesinos en el campo… disfrutábamos muchísimo de ese recorrido.


Una vez en la carretera principal, cogimos 2 autobuses y otra carreta hasta llegar al cruce del pueblo de K. De ahí fuimos andando dando un bonito paseo entre arrozales, estanques, plataneros…. hasta llegar a su casa.

Sus padres estaban muy contentos de que fuéramos a visitarles y nos trataron superbién. Nos sacaron fruta, bizcocho y coca cola para reponer. La madre me cogió y me estuvo peinando, me pintó las uñas y me puso el punto rojo en la frente, nos enseñaron fotos familiares… a K también se le veía contento de que estuviésemos en su casa natal. Luego nos subieron a la terraza, desde la que tienen bonitas vistas.

Había unos árboles que tenían un fruto muy raro, cogieron alguno y nos ofrecieron. Lo comían echándole sal, ya que tenía un sabor peculiar entre muy ácido y amargo, a nosotros no nos gustó mucho. También nos dieron una especie de regaliz negro que hacían ellos, a mí me gustó bastante y me dieron un rollo entero.
Tras un rato hablando sacaron la comida, arroz con carne que estaba muy bueno. Y después fuimos a dar un paseo por el pueblo. Era un pueblo súper tranquilo. Pasamos por barrios musulmanes, hindús y cristianos (en cada uno se saludaba de distinta manera). Nos llevaron a varias casas, eso debe ser típico de allí ya que en el otro pueblo también lo hacían. Entrábamos en las casas, nos presentaban, nos ofrecían té y galletas, hablábamos un rato y salíamos.



Así se fue pasando la tarde y volvimos a casa. Los padres de K querían que nos quedásemos en su casa a dormir, pero en la otra casa les habíamos dicho que volveríamos para cenar y además no habíamos cogido ropa ni nada… Nos dio mucha pena porque se les veía ilusionados con que nos quedásemos, así como a K. Les prometimos que algún día volveríamos y que entonces nos quedaríamos en su casa más días.
Estaba empezando a oscurecer, y nos quedaba 1 hora de viaje de vuelta entre carreta, 2 autobuses y otra carreta, por lo que teníamos que despedirnos. K se venía con nosotros. Fue muy emotivo, nos daba mucha pena de verdad…
Cuando llegamos al pueblo ya era de noche cerrada. Fuimos con el hombre de la casa a tomar un té a una especie de bar donde estaban sus amigos y después con los jóvenes a dar una vuelta por el pueblo. Nos llevaron a las casas de sus amigos porque cada uno quería presentarnos a sus padres, así que nos dejábamos llevar.
Cuando llegó la hora de la cena volvimos a casa. Ese día tocaba…. Sí, habéis acertado!! Arroz, esta vez con pescado. Estaba muy bueno eso sí. Un rato de charla en el exterior de la casa y a dormir.