Viernes, 11 de marzo de 2022
Hoy el madrugón ya no es tanto, nos levantamos con calma, ducha fresquita para tomar energías y desayuno completo!
Sobre las 9 salimos con tranquilidad y nos ponemos en dirección al Valle de las Reinas. Por el camino pasamos junto a los restos de la famosa "ciudad dorada perdida" a la que tanto bombo se dió en 2021 y que es muy curiosa por la ondulación de sus muros, algo que no se había visto con anterioridad en Egipto
Vamos dejando atrás la civilización y nos adentramos en el desierto hasta llegar al wadi donde se encuentra la necrópolis real del Valle de las Reinas. Aquí durante el Reino Nuevo se enterraban a las reinas, príncipes y princesas de la corte real.
Primera parada la tumba de Nefertari (QV66). Esta tumba fue descubierta a principios del siglo XX por una misión italiana y es una preciosidad. Nefertari fue la esposa favorita del gran Ramsés II el cual no escatimó en hacer una tumba a la altura del amor que sentía por ella.
Antes de entrar nos revisan a conciencia las Luxor Pass y anotan nuestros nombres en una lista ya que sólo está permitido visitar la tumba 1 vez al día por persona. Nos pasó lo mismo en la de Seti I ayer en el Valle de los Reyes.
La tumba no es excesivamente grande pero su decoración es una pasada, siendo junto a la de Seti I las tumbas más hermosas de Luxor. La finura de su ejecución, los colores brillantes, el equilibrio perfecto de las escenas... no hay palabras para describir la visita a la tumba de Nefertari, hay que vivirlo.
La visita es corta, sólo se puede visitar durante 10 minutos por lo que intentamos grabar en nuestra mente todo lo que podamos de esta maravilla del arte del Antiguo Egipto.
Las otras tres tumbas que se pueden visitar en el Valle de las Reinas son: QV55 Amenkhopshef, QV52 Titi y QV44 Khaemwaset (hijo, probable esposa e hijo de Ramsés III respectivamente).
Estas tumbas, aunque igualmente bellas, se aprecia que la calidad de la decoración es menor con respecto a la tumba de Nefertari. Aún así bien merecen una visita para ver como eran las tumbas de los príncipes y lo curioso de que en todas las escenas primero aparece el faraón y detrás el príncipe frente a los dioses.
Tras salir de la QV44 hacemos un descanso bajo la zona techada que hay justo a la entrada pensando en la siguiente parada. El guardia de la tumba nos dice que por qué llevamos mascarillas (éramos de los pocos si no es que los únicos que las llevábamos) que en Egipto no hay covid porque literal cuando el covid sale de nuestro cuerpo la fuerza del sol egipcio lo mata nosotros sonreímos y le decimos que ya nos hemos acostumbrado a ella y con la lección de virología egipcia rehacemos nuestro pasos y vamos a la siguiente parada: volvemos al Valle de los Nobles!
Si bien mirando un mapa del west bank de Luxor pueda parecer que todo está muy lejos entre sí, nada más allá de la realidad. La verdad es que dando un paseo se pueden llegar a todos los sitios visitables quizás a excepción del Valle de los Reyes que sí que se encuentra más alejado y dentro de la montaña, el resto nada que dando un paseo no se pueda llegar cómodamente. Desde el Valle de las Reinas hasta el Valle de los Nobles tardamos una media hora yendo tranquilamente y encima parando a hacer fotos.
Después de la visita tan atropellada al Valle de los Nobles (concretamente a la necrópolis de Sheikh Abd al-Qurnah, porque Valle de los Nobles es el nombre genérico para el conjunto de tumbas no reales dispersas por varias zonas de la montaña tebana) de un par de días atrás nos paramos nuevamente hoy con la idea de visitar la tumba de Ramose. Justo a la entrada un chico nos ayuda a encontrar las tumbas porque de paso ya vemos también las tumbas de Userhat y la de Khaemhat.
La tumba de Userhat (TT56) tiene unas escenas militares muy curiosas donde se puede ver el reclutamiento de nuevos soldados y como son inspeccionados y se les corta el pelo debajo de los árboles.
Los relieves de la TT57 de Khaemhat son una delicia increíble y sobretodo destacan los detalles como el flautista que anima a sus compañeros de labor o la escena de plañideras donde se ven a muchachas jóvenes llevando consigo a sus bebés. Las escenas navales tampoco tienen desperdicio.
La tumba de Ramose (TT55) es la tumba más bonita de entre todas las de los nobles, o al menos a mi me lo parece. Al entrar nos encontramos con una enorme sala hipóstila columnada iluminada de forma natural por unas claraboyas en el techo. Los relieves y pinturas de esta tumba están en el culmen del arte egipcio. Si quieres ver pelucas elaboradas, vestidos en los que se puede ver hasta la forma de las transparencias o hasta apreciar los gestos y el llanto de dolor de las plañideras no te puedes perder la tumba de Ramose. Además hay una escena muy curiosa donde se puede ver a Akenatón antes de ser Akenatón (siendo Amenhotep IV todavía en sus primeros años de reinado) y una vez ya culminó su reforma religiosa donde aparece representado con las características típicas del arte amarniense y con Nefertiti tras de él. Y esto solo se puede ver en esta maravillosa tumba.
Ponemos rumbo ahora para el templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari. Vemos que se puede ir por la montaña entre las tumbas y necrópolis para atajar camino y así que lo hacemos. No nos encontramos a nadie por el camino, solo nosotros, la montaña y la piedad de aquellos antiguos egipcios que cavaron sus tumbas en las entrañas del lugar. Silencio y el murmullo del viento.
Visualizamos a lo lejos el templo de Deir el-Bahari, imponente y rodeado del aún más imponente circo rocoso que lo abraza. Contamos las terrazas que tiene pero antes de entrar nos paramos a descansar un poco en el bar que hay en la entrada, necesitamos hidratación y descansar un poco. Una cocacola después ahora sí entramos al templo y aquí si que hay gente, se nota que este lugar sí es de los que se visitan en los tours de crucero. Lo recorremos con tranquilidad, apreciando los detalles y acompañamos a la reina en su sus expediciones, vamos junto a ella al pais de Punt o escuchamos como nos cuenta la historia de su nacimiento divino. Miramos al horizonte también y vemos la plenitud de los campos verdes y se nos pierde la vista en la lejanía.
Desandamos nuestros pasos de nuevo por la montaña y vamos hacia la última parada del día (que ya está bien) el Ramesseum. Antes de entrar no dejamos de pararnos en un bar que hay a escasos metros de la entrada y del que se dice por este foro que "tiene la cerveza más fría de este lado de Luxor", el Ramesseum rest house. Y ya con las pilas cargadas de nuevo ahora sí vamos al templo.
El Ramesseum es el templo funerario de Ramsés II. En sus días de esplendor debió de ser una maravilla parecida al templo de Medinet Habu, pero la historia y la naturaleza lo ha castigado sobremanera y nos lo ha legado así a nuestros días. Aún así impresiona.
En la visita al lugar podemos ver los restos de un patio porticado y de la sala hipóstila. Los relieves de carácter religioso nos muestran escenas de Ramsés ofrendando a los dioses y procesiones de barcas, y es increíble como en este templo también se conservan restos del color original de los relieves. Otras escenas que nos llamaron mucho la atención son las relativas a la batalla de Qadesh y en las que el faraón y sus hombres aparecen machacando a los enemigos hititas.
Otra cosa que también nos pareció curioso es lo bien que se conservan en parte los silos y graneros que formaban parte del templo, ya que los templos egipcios también eran centros económicos importantes.
Con la visita al Ramesseum acabamos ya los 5 días de la Luxor Pass. Vamos camino del hotel a comer algo y descansar que ya toca. Pasamos la tarde tranquilamente y sin hacer mucho y pronto para la cama. Mañana saldremos de Luxor hacia el norte, a visitar los templos de Dendera y Abidos. Ya se va acercando el final de nuestro viaje