La Ciudad Nueva (Nove Miasto).
Más allá de la Barbacana, que protegía la ciudad antigua, se accede a la Ciudad Nueva, con lugares muy interesantes, como su plaza central, con la Iglesia de San Kazimierz, la calle Freta y el Museo de Madame Curie, descubridora del radio y natural de Varsovia.

La Campana de Canonia.
En una plaza, detrás de la Catedral de San Juan, hay una campana en el suelo que presenta la particularidad de que concede el deseo que se le pida si se la rodea tres veces tocándola con la mano derecha. Bueno, no sé. Yo suelo ser muy escéptica con las lámparas de Aladino, pero… En la misma plaza, se pueden apreciar los impactos de bala de los sucesos acaecidos durante el Levantamiento de Varsovia de 1944. En una esquina, vimos, además, la casa que está considerada la más estrecha de Varsovia.


Ya con el grupo, fuimos a cenar a un restaurante de la Plaza del Mercado. Más tarde, dimos una vuelta por los alrededores, recibiendo algunas explicaciones de nuestra guía polaca.

También fuimos a ver el Monumento al Alzamiento de Varsovia, erigido en 1989 y que está considerado como una de los grupos escultóricos más importantes de la posguerra en la ciudad. Está dividido en dos secciones. En una aparecen un sacerdote y tres soldados, uno de ellos saliendo de una alcantarilla, pues los miembros de la resistencia polaca solían moverse a través de la red de alcantarillado. La otra sección es más grande y representa a varios soldados huyendo de un edificio que se está derrumbando. Era ya tarde y las fotos salieron algo oscuras.

A partir de allí, el grupo se disgregó. Hubo quien volvió directamente al hotel con la guía. Nosotras nos quedarnos un rato más por el barrio antiguo y regresamos caminando, aprovechando también para tomar algunas fotos nocturnas.
Varsovia de noche.
Tranquilamente, llegamos hasta la Plaza del Castillo y, luego, seguimos por calle Krakowskie Przedmieście, que habíamos visitado anteriormente, contemplando ahora las iglesias, casas y palacios iluminados, así como la entrada de la Universidad.



Continuamos por la calle Nowy Swiat, más estrecha y con casas más normalitas, pero con mucho ambiente, pues las numerosas terrazas estaban a rebosar de gente tomando algo. Aunque ya las habíamos visto en otras ciudades, no dejaron de llamarnos la atención algunas tiendas gigantes de chuches, más por su colorido que porque seamos unas fanáticas de los dulces. Al fin, salimos a la Plaza Zawiszy y divisamos la palmera de mentira iluminada. Desde allí, apenas tardamos cinco minutos en llegar a nuestro hotel, desde donde volvimos a contemplar unas vistas fantásticas del Palacio de la Ciencia y la Cultura, en esta ocasión con luz de color violeta.


Paseando por el entorno del Palacio de la Ciencia y la Cultura.
Durante nuestra estancia en Varsovia, pasamos varias veces junto a este edificio, que se inauguró en 1955 como regalo de la URSS a Polonia. Con 237 metros fue el edificio más alto de la ciudad hasta que se finalizó el Varso en 2022, que con 310 metros es actualmente el rascacielos más alto de la Unión Europea, si bien esa medición incluye una antena de 80 metros. También pudimos verlo perfectamente, pues ambos se encuentran muy cerca.
A la izquierda, Varso, el edificio más alto de la Unión Europea... de momento.


La arquitectura de este edificio guarda mucha semejanza con otros que se construyeron en la Unión Soviética, en particular con la Universidad de Moscú, si bien se incorporaron algunos elementos claramente polacos, como trozos de mampostería que recuerdan a palacios de Cracovia y casas renacentistas y barrocas.

A muchos polacos nunca les gustó el edificio por considerarlo un símbolo de la presencia soviética, hasta el punto de que tras la caída del Telón de Acero se pensó en derruirlo, aunque con el tiempo el sentimiento negativo fue disminuyendo y se intenta transformar en seña de identidad de la ciudad. Se utiliza como centro de exposiciones y oficinas. En la última planta hay un mirador de pago. La plaza donde se ubica estaba en obras y no sé si funcionaba el mirador, pero nos pareció que era suficiente con las vistas que disfrutábamos desde nuestro hotel. En la plaza, coinciden una estación de metro, un enorme paso subterráneo, un monolito, un museo, una oficina de información turística, un teatro y una zona de descanso donde se celebran actuaciones al aire libre.

También hay un parque con plantas y fuentes. Rodeando a la plaza, un montón de rascacielos, tiendas de moda y centros comerciales de todo tipo y condición. A unos pocos minutos a pie, la estación de tren.



Aunque no gusten estos edificios, creo que para conocer la Varsovia actual viene bien darse una vuelta por aquí.
Cuando regresamos a Varsovia, la última noche y el último día en Polonia, desde nuestra habitación en el piso catorce, la panorámica era todavía mejor.
Cuando regresamos a Varsovia, la última noche y el último día en Polonia, desde nuestra habitación en el piso catorce, la panorámica era todavía mejor.
