![]() ![]() Irlanda en junio. Tour de una semana por la Isla Esmeralda. ✏️ Blogs de Irlanda
Recorrido de una semana por Irlanda en tour organizado (más o menos).Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (14 Votos) Índice del Diario: Irlanda en junio. Tour de una semana por la Isla Esmeralda.
01: Notas previas e itinerario de un viaje a Irlanda.
02: Parque Nacional de Connemara y Abadía de Kylemore.
03: Galway.
04: Los míticos acantilados de Moher.
05: Limerick.
06: Adare.
07: Tralee.
08: Parque Nacional de Killarney.
09: Península de Dingle.
10: Cork.
11: Cobh.
12: Kilkenny.
13: Excursión a Glendalough, Wicklow y Jardines de Powerscourt.
14: Dublín.
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Etapas 4 a 6, total 14
![]() Los míticos acantilados de Moher.Ir a los Acantilados de Moher suele considerarse imprescindible en cualquier visita a Irlanda por ser uno de sus destinos emblemáticos. La pregunta es: ¿la niebla permitirá verlos?
Hacia los Acantilados de Moher.
El día amaneció sin lluvia, pero los nubarrones que surcaban el cielo eran poco prometedores, con lo cual no sabíamos qué nos íbamos a encontrar en una de las atracciones turísticas más importantes de Irlanda: los Acantilados de Moher. Al margen del viento o la lluvia, lo peor que puede suceder a sus visitantes es toparse con la temida y espesa niebla que en ocasiones emborrona por completo el panorama, impidiendo apreciar nada de nada. Afortunadamente, no se la esperaba esa mañana. Algo era algo.
Situación de los Acantilados de Moher en el mapa de Irlanda.
![]() ![]() Desde Galway, teníamos por delante un recorrido de algo menos de 100 kilómetros, por una carretera que corre cerca de la costa, permitiéndonos descubrir paisajes muy variados, surcando una parte de lo que se conoce como “The Burren”, un área de 350 km2 de territorio de piedra caliza con aspecto desértico, pero salpicado por flores y plantas que crecen entre rocas y grietas.
![]() ![]() ![]() En las inmediaciones de Kimvara, pudimos ver desde el exterior el inquietante Castillo de Dunguaire, cuyas ruinas aparecen varadas junto al mar.
![]() Posteriormente, fuimos contemplando lugares como la Abadía de Concomroe, una bucólica perspectiva sobre la pintoresca Mucknish West Tower House y un buen número de panorámicas que ampliaban nuestra experiencia sobre las tonalidades de los “verdes irlandeses”, de los que se afirma que hay más de cuarenta.
![]() ![]() ![]() Supongo que en tamaña variedad también juegan su papel como complemente necesario un completísimo surtido de nubes en todas las gamas de blancos, negros, marrones y grises. Una sugerente paleta cromática en la que, de momento, escaseaba el azul.
![]() ![]() En un país con tan pocos “altos”, me llamó la atención afrontar una especie de puertecito, que resultó ser Corkscrew Hill, es decir, la Colina del Sacacorchos, desde donde pudimos divisar unas bonitas vistas… verdes, claro.
![]() Según nos aproximábamos a Moher, el cielo se oscurecía y cuando nos faltaban apenas diez kilómetros se puso completamente negro y empezó a caer la del pulpo; además, el viento soplaba tan fuerte que empezó a zarandear el autobús. ¡Uff, la que nos aguardaba…! Si seguía así, no podríamos ni asomarnos
![]() ![]() ![]() Los acantilados de Moher. Pues sí que pudimos. Cuando llegamos, había dejado de llover y, aunque el viento seguía soplando muy fuerte, se podía permanecer a la intemperie sin más problemas que intentar que el aire no te arrancara la cámara de fotos o el móvil de entre las manos . ![]() ![]() Para visitar este emblemático sitio hay que abonar una entrada (creo que se paga al aparcar según el número de ocupantes del vehículo, pero no estoy segura), que incluye el acceso al Centro de Visitantes, donde se proyecta un vídeo sobre este paraje, su historia y sus características geológicas, que no me entretuve en visionar. Ni que decir tiene que es un lugar muy turístico y sumamente concurrido.
![]() ![]() Desde el aparcamiento se pueden seguir dos itinerarios, que conducen a varios miradores, mediante caminos y escaleras, con los laterales que se asoman al abismo protegidos por unas altas losas de piedra, que está prohibido traspasar. Formando parte de este recorrido, hay una ruta de senderismo desde el pueblo de Doolin.
![]() ![]() ![]() Hacia la derecha, divisamos en un plano elevado la llamada Torre O’Brien, a la que nos dirigimos mi amiga y yo como primer objetivo. De paso, y antes de llegar a su gran mirador, fuimos haciéndonos las consabidas fotos. Poco a poco, iba asomando el sol y las condiciones meteorológicas mejoraban, lo que nos permitía contemplar perfectamente el horizonte, en el que incluso se apreciaba el perfil de las Islas Aran.
![]() ![]() Sin embargo, las nubes no se fueron del todo, lo cual no fue una mala noticia ni mucho menos, ya que la luz al filtrarse a su través le confería un aspecto algo mágico a aquel paisaje verde, verdísimo, donde pastaban las vacas, y que casi me impresionó más que los propios peñascos, donde se han rodado muchas películas, entre las cuales –dada mi edad- me viene irremediablemente a la cabeza “La princesa prometida” y sus acantilados de la locura (cliffs of insanity); supongo que a los jóvenes les resultará más familiar “Harry Potter y el Príncipe Mestizo”.
![]() ![]() ![]() ![]() Las paredes verticales de Moher tienen una longitud de ocho kilómetros y alcanzan una elevación máxima de 214 metros sobre el Océano Atlántico. La mayor parte de la gente no va más allá de la Torre O’Brien, un edificio circular de piedra construido en 1835 por sir Cornelius O’Brien, en la parte intermedia y más alta de los acantilados, para servir de mirador a quienes acudían a visitarlos. Eso sí que era tener visión turística de futuro… Para subir, hay que pagar, lo cual no hicimos porque no nos pareció necesario en absoluto. Las vistas son buenas desde cualquier parte.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Seguimos caminando bastante más allá, lo que nos permitió contemplar perspectivas no menos interesantes, si bien preferí no arriesgar en algunos puntos de observación bastante vertiginosos, pues soplaban algunas rachas de viento muy fuerte, que pillaban de improviso, con lo que había que ir con cuidado.
![]() ![]() ![]() ![]() Prestando atención, se pueden observar colonias de aves marinas que anidan en los peñascos, mientras que en las aguas habitan focas, delfines y ballenas. Al cabo de un rato, volvimos al aparcamiento para dirigirnos a los miradores de la zona sur, que ofrecen panorámicas diferentes y que, mirando hacia atrás, se asoman a Lainch Beach.
![]() ![]() En total, estuvimos caminando cerca de dos horas. No cabe duda de que se trata de un lugar hermoso y espectacular, aunque tampoco me pareció de esos parajes únicos e irrepetibles, cuya imagen se te queda grabada en la mente por los siglos de los siglos. En fin, que particularmente no me apuntaría a una excursión de día completo desde Dublín para ir solo allí: no creo que merezca la pena pasarse seis o siete horas en un autobús para dar un paseo de una horita, con el riesgo añadido de que si aparece la niebla no se podría ver nada. Por supuesto, es mi opinión.
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![]() Limerick.Paseo y almuerzo en la ciudad de Limerick, que cuenta con un castillo y una catedral medievales.
De camino hacia Limerick.
Hasta nuestra siguiente parada, en Limerick, recorrimos unos 80 kilómetros. Nada más abandonar los Acantilados de Moher, entre otras panorámicas, divisamos los arenales de Lainch Beach y el Castillo de Dough, cuyo origen se remonta al siglo XIV, pero del que solamente quedan las ruinas de un pintoresco muro con una hilera vertical de lo que debieron ser ventanas. ![]() ![]() Por el camino, siempre aparece alguna antigua abadía en ruinas, recubierta de musgo, y algún que otro rincón encantador...
![]() ![]() Otra de las imágenes recurrentes en Irlanda son sus fantásticos campos de golf. Con ese clima, ya se puede… Vamos, tan felices las vacas como los golfistas
![]() ![]() ![]() ![]() Limerick. Con cerca de 100.000 habitantes, se trata de la tercera ciudad más poblada de Irlanda, si bien en el área urbana residen solo unos 60.000. Aunque se piensa que su origen es anterior, la primera referencia histórica se refiera a su colonización por los vikingos allá por el año 812. Los normandos la ocuparon en torno al siglo XII, dotándola de sus edificios medievales más significativos, por ejemplo, el Castillo del Rey Juan y la Catedral de Santa María.
Situación de Limerick en el mapa de Irlanda.
![]() ![]() Desempeñó un papel crucial en las luchas de finales del siglo XVII y se convirtió en una próspera ciudad comercial durante el siglo XVIII. La hambruna provocada por la pérdida de las cosechas de patata (alimento básico de gran parte de la población) a mediados del siglo XIX causó una enorme depresión en la ciudad, que solo empezaría a superar a finales del siglo XX. Actualmente, está intentando convertirse en un centro de atracción turística.
![]() ![]() No tenía muchas expectativas sobre esta ciudad, ya que había leído que es fea y poco atractiva. Y, quizás por esas opiniones, después de verla no me pareció tan mal en plan de dar un paseíto. Y desde los miradores que se asoman al río Shannon se pueden contemplar bonitas vistas del barrio medieval, del que se conservan cosas, no como en otros sitios, que está todo en ruinas, reconstruido o, directamente, se ha edificado de épocas recientes.
![]() ![]() Junto a Thomond Bridge, se encuentra el monumento de la Piedra del Tratado (Treaty Stone), sobre la que supuestamente se firmó el Tratado de Limerick, que puso fin en 1691 a la guerra entre los partidarios de la restauración en el trono irlandés de la Casa de Estuardo y los de Guillermo III de Inglaterra.
![]() ![]() Enfrente, se puede contemplar el Castillo del Rey Juan (King’s John Castle), situado en lo que se conoce como la Isla del Rey, y al que se llega cruzando el puente de Thomond. Los normandos finalizaron su construcción sobre el año 1200, y de su trazado original se conservan los muros exteriores y las torres fortificadas. No nos dio tiempo a visitar el interior, pero lo vimos por fuera desde diversos ángulos y nos gustó.
![]() ![]() ![]() ![]() Donde sí entramos fue en la Catedral de Santa María, ubicada en la confluencia de los ríos Shannon y Abbey. Está considerado el edificio más antiguo de Limerick, ya que su fundación se remonta a 1168, cuando se erigió sobre el palacio del último rey de Munster, legendario lugar de encuentro vikingo. De hecho, la tradición cuenta que la puerta oeste de la Catedral pertenecía a dicho palacio.
![]() La torre medieval se agregó en el siglo XIV y tiene 37 metros de altura. En el exterior hay un cementerio, cuyas cruces, algunas de estilo celta, le otorgan cierto aire lúgubre y misterioso.
![]() ![]() ![]() Con la entrada (4,5 euros) nos proporcionaron un extenso folleto en español que nos sirvió para enterarnos de muchos y curiosos pormenores.
![]() ![]() Además de los transeptos originales, destaca el único conjunto completo de misericordias que se conserva en Irlanda. Los 23 asientos, bellamente tallados en madera de roble entre 1480 y 1500, se podían levantar para permitir a sus ocupantes un descanso durante las largas ceremonias litúrgicas, pues tenían prohibido sentarse.
![]() Después de comer en un restaurante del centro, estuvimos dando una vuelta por la ciudad para completar el paseo entre los tres puentes y la zona del antiguo mercado.
![]() ![]() ![]() ![]() También nos fijamos en que están realizando diversas obras en sus calles, pues al parecer quieren ampliar las zonas peatonales para atraer más turismo.
![]() ![]() ![]() Por cierto que el de la escultura de la derecha no está dedicada al famoso rey Juan, como pensábamos en un principio al verla, sino al actor Richard Harris, natural de esta localidad y que, entre otros muchos personajes, encarnó al rey Arturo en la película Camelot.
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![]() Adare.Dicen que Adare es uno de los pueblos más bonitos y pintorescos de Irlanda. Pues se trataba de comprobarlo. A unos 18 kilómetros de Limerick, nuestro siguiente destino era Adare, una pequeña localidad de poco más de 2.500 habitantes que está considerada Patrimonio de Interés Nacional Irlandés, y uno de sus pueblos más bonitos. En fin, tampoco diría yo tanto, pues me pareció más que nada una calle larga orientada al turismo masivo, así como al golf y a la celebración de eventos; aunque quizás influyó en mi opinión el atasco tremendo que tuvimos que soportar, con la consiguiente merma en el tiempo que nos quedó para recorrerlo. No me gustan las prisas; y, en particular, me disgustó no poder acercarme a contemplar de cerca la bucólica estampa del casi desmoronado Castillo de Desmond (siglo XIII), que solo vi un momento desde el autobús.
Situación de Adare en el mapa de Irlanda.
![]() ![]() Sí que entramos en el llamado Priorato Trinitario, único monasterio de la Orden Trinitaria registrado en Irlanda, cuyo origen se remonta al siglo XIII y cuyos monjes se supone que llegaron procedentes de Escocia.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Resultó muy dañado en tiempos de Enrique VIII, por lo que fue reconstruido y ampliado durante el siglo XIX. Hoy en día es la Abadía de la Trinidad y funciona como iglesia católica. Era tan tarde, nada menos que las cinco, que ya la estaban limpiando para cerrar. Llegamos por los pelos.
![]() ![]() Considerado como encrucijada de caminos sobre el río Maigue, afluente del Shannon, desde el siglo XIII, Adare cuenta con numerosas casas de campo de estilo irlandés tradicional, construidas en piedra y con tejados vegetales.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() La mayor parte de ellas se han conservado gracias a su transformación en restaurantes, hotelitos y tiendas de productos típicos y artesanía, si bien algunas mantienen su propiedad privada.
![]() ![]() Estéticamente, son muy bonitas, aunque las encontré demasiado orientadas hacia el turismo, muy preparadas para gustar y sacar la foto. Eso sí, los jardines y el conjunto de flores que exhiben me parecieron fantásticos.
![]() ![]() ![]() ¡Qué preciosas lucen las flores en estos países donde llueve tanto, y qué tamaño tan espectacular alcanzan! Y también duran mucho porque no las quema el sol en verano, cuando logran su máximo esplendor. Naturalmente, una cosa por otra. En fin, de todas formas, no creo que me compensase.
![]() ![]() ![]() Luego, de camino hacia nuestro hotel, en Tralee, todo seguía verde, verdísimo, aunque también me llamaban bastante la atención los atractivos murales que tienen algunas casas en sus fachadas laterales.
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