De la reunión nocturna de ayer nos ha salido un nuevo acompañante para el día de hoy, David, un chico mexicano encantador.
El plan pasa por acercarnos primero a Kamakura por el día, para acabar a la noche en Yokohama.
Kamakura está a una hora escasa de Tokio y requiere sólo un transbordo rápido. El recorrido, siguiendo otros diarios y el blog de Termico, lo empezamos en Kita-kamakura, desde donde fuimos acercándonos hacia la costa de Kamakura.
El templo más próximo a la estación es Engaku-ji (300Y). Es un templo sencillo, no muy grande y, en mi opinión prescindible. En él pudimos comprobar Frög y yo que íbamos acompañados de un verdadero Casanova (Frög no conocía su historia). Y es que David, que conoce algunas frasecitas de japonés, no perdía ocasión para preguntar cualquier tontería a las enfermizamente amables japonesitas.
enseguida la conversación se prolongaba y había que buscar una sombra esperando a que terminara su plática, incluido intercambio de id de kakaotalk.
Lo más interesante del templo Zen es, como casi simpre, un minúsculo jardín, muy bonito:
La segunda cosa que descubrimos de David, es que le gusta meditar más que a un bebé la teta. En defiitiva, que le tuvimos más de 30 minutos "meditando", mientras nosotros nos buscábamos la sombra de cualquier arbolito.
David meditando al fondo... ya es casualidad, aquí ni el pupas hace esas cosas, y nos toca el mexicano que se desvive por ello. Hostias, incluso ya ha conseguido una invitación para asistir mañana a un templo especial donde dan cursos de meditación gratuitos!!
El que sí merece la pena visitar (300Y) es el Kencho-ji
Casualmente, cuando llegamos comenzaba una especie de procesión:
Este templo, por supuesto muy inferior a los de Nikko, es realmente chulete.
Por supuesto, no faltan jardines cuidados:
Hacía muchísimo calor y decidimos que ya era hora de acercarnos andando hacia la estación de Kamakura, donde comeríamos algo y cogeríamos el tren privado que nos llevará al enorme Buda.
La comida cojonuda, como casi siempre (aunque sigo echando en falta la cocina vasca):
El tren privado hasta el Daibutsu (190Y) sólo tarda 5 minutos, tres paradas.
Cierran a las 17:30 y llegamos a las 17:23. No obstante, allí estuvimos por lo menos veinte minutillos sin que nadie nos dijera nada.
El buda, aunque no es tan grande como el de Nara, impresiona más pues está en un entorno natural abierto, no en un pabellón oscuro como aquél.
Aquí Frög con nuestro Casanova especial:
Para volver a Kamakura lo hicimos andando, paseando por la orilla de la playa. Se tarda una media horita escasa. Por supuesto, cayó el consabido helado de mango.
Allí cogimos el tren que nos llevaría a Yokohama, con el siguiente transbordo a la zona del puerto, Sacoragicho.
La zona del puerto de Yokohama es una estampa de postal, por la noche. Es simplemente maravilloso. No me extraña que David dijera que es su lugar preferido de Japón. Ayudó, desde luego, que el tiempo fuera magnífico a la noche y que, casualidad, hubiera una exhibición de fuegos artificiales nada más llegar.
Pero es que, incluso sin fuegos, es simplemente una vista fantástica:
No me cansé de sacar fotos.
A última hora de la noche, después de disfrutar tomando algo de las vistas, nos volvimos al hostel. Ya era más de media noche.