Sábado 11 de agosto
Hoy tenemos unas tres horas de carretera hasta Nashville, la capital de Tennessee.
Nuestra primera parada es en el barrio 12th South. El tramo sur de la calle 12 tiene una buena concentración de restaurantes, tiendas modernas y arte urbano. Hoy sábado está lleno de juventud.
Comemos en Burger Up. Se nota que estamos en un sitio moderno, ¡tienen ensaladas en la carta!

Nuestro siguiente destino es el Partenón. Es una réplica a tamaño real del de Atenas. Está en un gran parque y tiene parking gratuito.
Se construyó a finales del siglo XIX para una Exposición estatal y aquí se ha quedado. Se puede entrar (previo pago) para contemplar una escultura de la diosa Atenea. Nosotros damos un paseo por el exterior. No es que sea de visita imprescindible…

A media tarde vamos al hotel, está por la zona del aeropuerto, a 20 minutitos del centro. Nos instalamos, hacemos la colada y oímos que el hotel ofrece servicio de shuttle a Nashville. Por 10$ por persona, ida y vuelta.

El hotel es, una vez más, de la cadena Best Western. Es moderno y tranquilo. Y la piscina climatizada nos viene divinamente.

El shuttle nos deja en plena Broadway street, la calle de los bares y honky-tonks (locales con música en directo).
Hoy hay macro-conciertos en los estadios Bridgestone Arena y Nissan Stadium y hay una barbaridad de gente por la calle.
En vez de meternos de lleno por Broadway nosotros subimos la 5th Avenue, con elegantes edificios centenarios, parece que estamos en Nueva York.
Uno de ellos es el Ryman Auditorium, con aspecto de iglesia.
Nos acercamos al río Cumberland y en la orilla se encuentra el Fort Nashborough, una reconstrucción de los primeros pobladores de la ciudad (bueno, primero estaban los nativos americanos, claro)

Y ahora que ya anochece nos metemos de lleno en Broadway street, con sus luces de neón, la música comercial saliendo de los bares, los coches arriba y abajo, también extraños vehículos con una mesa central y bancos laterales, las personas alrededor de la mesa pedalean y beben simultáneamente.

Cenamos en el Puckett’s, un restaurante típico y bueno (y precio aceptable por ser el centro), justo cuando acabamos empieza la música en directo y nos tomamos una cerveza en el Ole Red. Un bar que ocupa las cuatro plantas de un edificio.
La terraza ofrece vistas de la calle pero suena música comercial, en la planta baja hay un concierto de country. Imagino que serán versiones porque mucha gente se sabe la letra, cantan y bailan.