Nos levantamos temprano y vamos a desayunar. Ya encontramos el restaurante lleno y ni rastro de las cerezas que habían puesto por la mañana (debe ser que tienes que madrugar más para probarlas).
Alrededor de las nueve de la mañana salimos, con las maletas, en dirección a la cercana Margilan, de la que nos separan unos 10-12 km.
La ciudad se encuentra al pie del río Margelan Say y en el censo de 1999 tenía 143.600 habitantes(desconozco nuevos datos).
La leyenda dice que fue fundada por Alejandro el Grande (Alejandro Magno), cuando en una parada comió pollo (en persa murgh 'en persa) y pan (en persa nan ) y de eso vino su nombre.
Al comienzo de la época musulmana era una ciudad de modesta importancia que, junto con Andijan, era una de las principales ciudades del distrito de Naysa Inferior. Tenía mezquita y mercado. Bajo el gobierno de los samánidas se acuñó moneda. Bajo los karakhánidas perteneció a la rama oriental que también emitió moneda en los reinados de Mahmud Toghril Kara Khan (1059-1075) y su hijo Umar Toghril Tigin (1075). Después vinieron los kara khitay.
Estuvo en posesión del mongoles y quedó en el ulus de Txagatai. En un mapa chino del siglo XIV figura bajo el nombre de Ma-rh-i-nang. Se menciona en los reinados de los timúridas y los uzbekos. Destacaba por su fruta, especialmente una variedad de granadas. Los habitantes en el siglo XVI eran sarts (tadjikos sedentarios). Los turcos uzbeks sustituyeron a los sarts y originaron la forma Marghilan o Marghelan, que se convirtió en Margelan en ruso.
En el siglo XVIII fue parte del kanato de Kokand y antes de la ocupación rusa ya era un importante centro de la industria textil, sobre todo seda y algodón.

El viajero americano Schuyler la describió en 1873, diciendo que no estaba fortificada y que tenía unos 30.000 habitantes. Cuando el general Skóbelev avanzó por la región fue ocupada sin resistencia (8/20 de septiembre de 1875). Una ciudad llamada Nova Margelan se fundó en 1877 como capital del oblast de Fergana en la provincia de Turquestán, a unos 10 o 12 km al sur de Margilan. Es la actual Fergana, cuya historia ya expliqué en la etapa anterior.
En el siglo X, Marguilan ya era ampliamente conocida por sus productos de seda, cuya fama se extendió hacia el este y el oeste. En la factoría de seda Yodgorlik trabajan más de 2000 obreros de manera tradicional, produciendo solo 250.000 m2 cuadrados al año de seda, pero de la mejor calidad. La Factoría de Seda Margilan, cerca, con 15.000 trabajadores y con maquinaria moderna, produce 22 millones de m2 por año.
Nosotros visitamos un taller más pequeño, donde nos enseñan (a nosotros, a otros turistas alemanes y a un grupo de escolares) el proceso de producción desde que se cría el gusano de seda. Nos muestran las grandes bolsas llenas de capullos, los productos naturales que se usan para el tinte, el tinte mismo (con varios procesos), los telares, etc.

Luego pasamos a la tienda y compro dos pañuelos por 18 euros cada uno.

Construida en el siglo XIX, la Madrasa Sayd Ahmad-Khoja es exteriormente muy parecida a otros edificios similares del mismo periodo que podemos encontrar en el Valle Fergana. Tiene una fachada rodeada por un muro sólido, que se divide en secciones con un patrón en forma de arcos de flecha. Entramos y llegamos al patio, donde se encuentran el iwán y la mezquita.También vemos árboles de plátano oriental de muchos años que protegen a los visitantes del sol. Las Hudjras, pequeñas habitaciones como una celda, se encuentran alrededor del perímetro del patio.
El iwán está enmarcado desde cuatro ángulos por columnas que sostienen el techo sobre él. Y la sala de oración de la mezquita contiene elementos de arquitectura europea, lo cual es muy inusual. El hecho es que esta es una habitación con un ancho de 7 metros con un conjunto de cerchas de madera en las que se sostiene un techo suspendido. Por lo tanto, aquí no vemos columnas o soportes verticales para el techo. La Madrasa Sayd Ahmad-Khoja es una de las pocas donde los techos del iwán y la sala de oración están decorados con un patrón ornamental continuo. El patrón está dominado por los colores verde y rojo. Las paredes del interior están decoradas en forma de adornos geométricos. La verdad es que los techos tienen un nivel de colorido extraordinario.

En el interior encontramos talleres y tiendas.
Seguimos nuestro camino, ya de regreso a Tashkent. Volvemos a casa al día siguiente, vía Estambul.
Paramos un par de veces, una para ir al WC (y aprovechamos para comprar unas rosquillas de pan que comía en Kaliningrado y me gustaban) y otra para ver las magníficas vistas de la montaña.

La parada para comer la hacemos en Angren, en el restaurante Angren Land (wc de pago en el exterior).El guía pide pan, ensalada Olivier (rusa), sopa borsch y un guiso con patatas y carne aunque con caldo. Para mi gusto, había demasiada sopa. De postre, helado con un poco de caramelo.
Llegamos al hotel sobre las 17 horas.