Con mucha pena, dejamos el parque Karunkinka a primera hora de la tarde para dirigirnos a Cerro Sombrero, cruzando km y km de estepa fueguina.
De camino, paramos a fotografiar la casa principal de la antigua estancia ganadera Vicuña, actualmente deshabitada.
Guanacos, aves, y después ovejas, caballos, vacas, nos hacen más llevadera la conducción por el monótono paisaje estepario.
Antes de llegar a Cameron, divisamos de nuevo la enorme Bahía Inútil, con los picos nevados sobre el mar de la Península Brunswick, de la isla Dawson, y del sur de la Tierra del Fuego, sobre el mar.
Y algunas antiguas estancias, ahora abandonadas, salpican de vez en cuando el paisaje.
Ripio de lujo hasta Onaisin. Penoso en adelante, muy rizado, realizando obras de pavimentación de la ruta.
Noche en Cerro Sombrero, pueblo feísimo, en un sitio feísimo, en medio de la estepa, al norte de Tierra del Fuego, dedicado a la explotación de petróleo y gas. Lo único que había de camino a Punta Arenas para poder aprovechar al máximo la estadía en Karukinka. Afortunadamente, hay una hostería en condiciones aceptables en Cerro Sombrero, que permite pasar una noche confortable y calentita.
Desde Cerro Sombrero a Bahía Azul nos encontramos con el monótono paisaje de la pampa fueguina, llanura esteparia, donde adquiere mayor protagonismo el paisaje del cielo que el de la tierra.
Por primera vez notamos de verdad el huracanado viento de Tierra del Fuego.
Rebaños de ovejas en las inmensas estancias… Más humanidad, vehículos…..más civilización que en el sur de la isla…………Menos diversidad paisajística, menos fauna salvaje, autóctona.
Llegar a Bahía Azul es sólo un paseíllo por carretera asfaltada.
Un Estrecho de Magallanes furioso y amenazante, que cruzamos en barcaza hasta Punta Delgada, por la primera angostura. Donde el estrecho se hace más estrecho.
Primera barcaza sólo carga camiones cisterna de combustible. Esperamos a la siguiente.
Lo que para nosotros era un temporal de viento de 100 km/h, para ellos era una brisa ligera.
Oleaje fuerte. El barco se mueve haciendo diagonales para buscar el favor del viento.
Para los lugareños, un día normal. Nada parecido a los días en que tienen que suspender el servicio de barcaza de cruce del Estrecho por temporal, y la Isla Grande se queda aislada.
Sólo 20 minutos de travesía, y llegamos a Punta Delgada, ya en el continente. Este paso abastece de combustible, alimentos y otros suministros a la isla, tanto chilena como argentina.
Argentina carece de costa al norte del Estrecho de Magallanes, resultándoles obligado pasar por Chile para cruzar en vehículo a la isla.
No podía pasar por allí sin venirme con una foto del faro de Punta Delgada, para un colega viajero de nuestra foto-family.
Un día con un cielo espectacular, efecto del viento.
Antes de llegar a Punta Arenas nos acercamos a la pingüinera de Otway.
Mi primera experiencia con pingüinos, hace unos años, resultó bastante decepcionante. Así que, esta vez, me lo tomé con bastante indiferencia, y…………la verdad es que resultó bastante satisfactoria. Los animalillos estaban bastante animados y nos entretuvieron con sus simpatías: corriendo torpemente hacia sus nidos, hacia el mar……zambulléndose en el agua, buceando, saliendo y secando sus alas…..haciéndose carantoñas unos a otros……..
Aunque el día no estaba nada agradable………..un viento terrible, granizo, sol a continuación. Si la primavera es así, no me quiero imaginar el invierno.
No era la única fauna del lugar. Algunos ñandúes también correteaban por los alrededores.
Entregamos la camioneta en el aeropuerto de Punta Arenas y nos recoge el autobús para ir a Puerto Natales. Un feo trayecto por la estepa.
Después de unos días de alimentación de supervivencia, en Puerto Natales, por fin, nos entregamos a los placeres de la mesa, y empezamos a disfrutar de las delicias gastronómicas australes.