![]() ![]() Irlanda en junio. Tour de una semana por la Isla Esmeralda. ✏️ Blogs de Irlanda
Recorrido de una semana por Irlanda en tour organizado (más o menos).Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (14 Votos) Índice del Diario: Irlanda en junio. Tour de una semana por la Isla Esmeralda.
01: Notas previas e itinerario de un viaje a Irlanda.
02: Parque Nacional de Connemara y Abadía de Kylemore.
03: Galway.
04: Los míticos acantilados de Moher.
05: Limerick.
06: Adare.
07: Tralee.
08: Parque Nacional de Killarney.
09: Península de Dingle.
10: Cork.
11: Cobh.
12: Kilkenny.
13: Excursión a Glendalough, Wicklow y Jardines de Powerscourt.
14: Dublín.
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Etapas 7 a 9, total 14
Durante dos noches nos alojamos en un hotel con un entorno muy bonito, situado en los alrededores de Tralee, capital del condado de Kerry.
El paisaje que rodea Tralee es bastante atractivo.
![]() Una de las tardes, después de cenar, mi amiga y yo fuimos al centro a dar una vuelta, ya que no nos apuntamos a una excursión opcional al teatro tradicional “Siamsa Tire”, uno de los espectáculos de música folk irlandesa más conocidos. Dicen que merece la pena, pero no nos apetecía nada meternos dos horas en un teatro, pues tampoco es un tipo de música que nos guste demasiado.
Situación de Tralee en el mapa de Irlanda.
![]() ![]() Habitual punto de acceso a zonas muy visitadas como la Península de Dingle y el Anillo de Kerry, Tralee debe su nombre al río Lee, cuenta actualmente con unos 25.000 habitantes y fue fundada por los anglo-normandos en el siglo XII. A las afueras de la población conserva el "Blennerville Windmill", el mayor molino de Irlanda, que aún sigue en funcionamiento desde su construcción en 1800.
El río no está en el centro y solo pude hacer alguna foto de lejos y lloviendo.
![]() Cuando llegamos, eran más de las ocho de la tarde, totalmente de día aún, pero con poca gente moviéndose por las calles. Si vimos, sin embargo, mucha animación en el Parque Público, con muchas madres con niños y adolescentes; también en los pubs, desde cuyo interior nos llegaba el sonido de música y canciones, aunque en las mesas de fuera no había ni un alma.
![]() ![]() ![]() ![]() Durante nuestro paseo no tardamos en localizar la esbelta estampa de la Iglesia de San Juan, que data de 1854, aunque fue renovada a mediados del siglo XX. Lo que más llama la atención es su espigada torre de ladrillo. Al lado, encontramos una serie de edificios con el aspecto de ser un colegio o un centro universitario.
![]() ![]() ![]() Aparte de las habituales calles con casas de colores y muchos pubs, de nuevo vi fachadas con murales, de los que tanto me gustan.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Pasamos por Denny Street, donde pudimos ver las típicas fachadas georgianas con sus puertas de colores, y llegamos hasta la zona monumental, donde se encuentra el Kerry County Museum y el Parque Municipal.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Muy cerca pasamos por una zona comercial, con calles peatonales y numerosas tiendas y boutiques de ropa, todas ya cerradas a esa hora.
![]() ![]() ![]() ![]() En fin, Tralee no nos pareció una ciudad imprescindible para conocer en Irlanda, pero nos vino bien para entreternernos y rato y dar un paseíto.
![]() Etapas 7 a 9, total 14
![]() Parque Nacional de Killarney.Paseo por el Parque Nacional de Killarney, cuyo castillo de Ross nos recibió con un increible arco iris. La mañana amaneció muy nublada, lo cual tampoco nos produjo mayor preocupación, pues nos habíamos acostumbrado a las bruscas variaciones del tiempo en Irlanda y sabíamos que tarde o temprano saldría el sol. Desde Tralee, viajamos hasta Killarny, un recorrido de poco más de treinta kilómetros. En algunos momentos apareció la lluvia, que nos dejó un paisaje algo emborronado y el asomo de un arco iris en el horizonte.
![]() ![]() ![]() ![]() Killarney es una pequeña ciudad que se encuentra a orillas del Lago Leane, muy conocida entre los extranjeros por ser una de las principales vías de acceso al Anillo de Kerry, y también por albergar en sus inmediaciones un hermoso Parque Nacional que lleva su nombre. Nada más llegar, nos encontramos con los coches de caballos que se dedican a pasear a los turistas por el centro de la población y por el propio Parque.
![]() Un lema significativo. ![]() También captamos la atractiva estampa de la Catedral de Santa María, aunque, pese a que da el pego por su aspecto medieval, fue construida en 1855 en estilo neogótico.
![]() ![]() En cualquier caso, lo más interesante de Killarny hay que buscarlo en el Parque Nacional, el primero que se estableció en Irlanda, poco después de que la casa Muckross fue donada al estado irlandés en 1932.
![]() Nuestro primer destino fue el Castillo de Ross, situado a orillas del Lago Leane, que fue construido en el siglo XV por la familia O'Donoghue, si bien cambió de manos durante la Rebelión de los Desmond entre 1569-1583. Se cuenta también que fue uno de los últimos castillos en rendirse a los partidarios de Oliver Cronwell en las guerras confederadas de Irlanda, entre Irlanda, Inglaterra y Escocia, a mediados del siglo XVII.
![]() Aún chispeaba cuando, tras llegar a pie pasando un puente y el embarcadero, captamos su sobrecogedora estampa, que nos recibió con una enorme sorpresa en forma de bellísimo arco iris, confiriéndole un aspecto casi mágico. ¡Qué bonito, por favor!
![]() Antes de tomar las primeras fotos decentes, tuvimos que soportar unos cuantos golpes de viento y alguna que otra ráfaga de lluvia a modo de ducha, algo que se había convertido en habitual cada día a esa hora temprana y que ponían en jaque a la pobre máquina de fotos. Cuando logré enderezar el paraguas y cubrirme la cabeza con la capucha, convenientemente dejó de llover al momento, en tanto que unos incipientes rayos de sol se abrían paso entre las nubes.
![]() ![]() Tocaba, pues, acercarse al castillo, cruzar su pórtico y contemplar desde la parte interior las vetustas ruinas que miran al lago, sobre el que se cernía aquel impactante arco iris. El panorama era realmente precioso, a pesar de que una bruma ligera impedía divisar nítidamente las colinas que servían de fondo.
![]() ![]() ![]() Según afirma la leyenda, el jefe de los O’Donoghue, no sé sabe si por propia voluntad o tras ser empujado, se precipitó, junto con su caballo, su mesa y su biblioteca, desde lo más alto del castillo al lago, en cuyas aguas desapareció; y allí, en sus profundidades, reside desde entonces en un palacio, desde el que vigila todo lo que sucede en las que fueron sus posesiones.
![]() Este Parque conserva el bosque nativo más extenso de Irlanda, con abundancia de robles y tejos, y es posible recorrerlo a pie, en bicicleta o en coche de caballos, contemplando colinas, lagos y una exuberante vegetación que abarca multitud de especies.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() En cuanto a su rica fauna, es muy fácil contemplar ciervos rojos, integrantes de las únicas manadas de esta especie que se encuentran en Irlanda. De hecho, vimos varios ejemplares entre la vegetación.
![]() ![]() El caso es que entre la bruma, los reflejos, los rayos del sol que empezaban a filtrarse entre las nubes... surgió ante nuestros ojos un verdadero paisaje de cuento.
![]() ![]() Si el tiempo acompaña, se puede alquilar un bote o subir a una barca colectiva que da paseos por el lago.
![]() ![]() Un poco más lejos, a unos seis kilómetros del centro de Killarney, se encuentran una Abadía franciscana de 1448 (hoy en ruinas) y la Mansión de Muckross, construida por el arquitecto escocés William Burn en 1843 para Henry Arthur Herbert y su mujer, la acuarelista Mary Balfour Herbert.
![]() ![]() ![]() ![]() Aunque el acceso al interior de la casa es de pago (creo que no hay nada destacable dentro), los jardines se pueden visitar gratuitamente. Bueno, quizás estoy hablando de más, porque no sé si se cobra por el aparcamiento.
![]() ![]() ![]() En toda esta zona, el verde se vuelve de un tono casi fosforito, parece un inmenso campo de golf.
![]() ![]() No obstante, la mejor opción es perderse por los senderos del parque y acercarse hasta el lago
![]() ![]() ![]() Y, luego, descubrir también el tamaño sorprendente que alcanzan tanto los árboles como las plantas, que crecen entre los arroyos. Durante el paseo se contempla una curiosa mezcolanza que auna el bosque y el jardín, con especies muy variadas, algunas de las cuales, indudablemente, no son autóctonas.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Dependiendo de la zona del parque y de la luz, los colores eran diferentes y las plantas también.
![]() ![]() También se puede llegar hasta la cascada de Torc, pero entre que lo pensamos tarde y que nos comentaron que no merece demasiado la pena, al final, no nos dio tiempo, pues estuvimos muy entretenidas haciendo fotos por acá y por allá.
![]() ![]() Había hojas de un tamaño enorme, me recordaron a las de las Islas Azores o las Canarias. ![]() ![]() ![]() Este Parque me pareció muy bonito. Si os gusta caminar, merece la pena dedicarle al menos un par de horitas para patearlo con un poquito de tranquilidad. Por mi parte, que una de las cosas que siempre recordaré de mi viaje a Irlanda es aquel arco iris al lado del catillo de Ross.
![]() ![]() Etapas 7 a 9, total 14
![]() Península de Dingle.Pequeño recorrido por la Península de Dingle, con Inch Beah y la localidad pesquera que le da nombre.
Península de Dingle.
Después de almorzar, hicimos un recorrido por la Península de Dingle, que representa el punto más al oeste de Irlanda, que presume de una naturaleza desbordante con acantilados, playas solitarias, pequeños pueblos pesqueros y colinas barridas por el viento entre praderas de intenso color verde dedicadas al pastoreo. ![]() ![]() Dado nuestro tipo de viaje, iba mentalizada de que no podría conocer la zona del modo en que lo hubiese planeado de ir por libre, así que me tendría que conformar con los retazos paisajísticos que se obtienen desde la carretera R561, particularmente en los miradores de la lengua arenosa de Inch Beach, que muestra una playa con fuerte oleaje y barrida por el viento.
![]() ![]() ![]() Iba sentada del lado malo, así que, si bien veía los acantilados, que conforman un paisaje descarnado y atractivo, no pude hacer fotos interesantes ya que no lograba enfocarlos. Resulta llamativo que, cuando la carretera deja la costa para internarse un poco en el interior, aparece otro mar, pero en esta ocasión no de picachos y rocas sobre los que rompe el océano, sino uno más sereno, conformado por colinas con inmensos prados donde los tonos verdes se vuelven fascinantes e infinitos.
![]() ![]() Dingle. Al cabo de un rato, llegamos a la localidad pesquera de Dingle, la más poblada de la península, donde estuvimos paseando durante bastante tiempo, disfrutando del sol, que lucía generosamente allí.
![]() ![]() ![]() El inesperado calorcito nos animó incluso a probar los helados de Dingle, famosos por la leche de sus vacas, de una calidad exquisita, según nos aseguraron. Los chicos de la heladería, muy majetes, nos entregaron una carta en español. Tenían de distintos sabores, algunos mezclados con bebidas alcohólicas tipo coctel, lo que me hizo gracia. Los encontré caros, 5,50 euros una tarrina pequeña con dos bolas. Y tampoco nos parecieron nada del otro mundo; desde luego, a años luz de los italianos; y los alicantinos (¡ah, el de yogurt y trufa de Baldó...!) están mucho más ricos también.
![]() ![]() A este pueblecito de unos dos mil habitantes, bastante solitario durante los largos y crudos inviernos, acuden bastantes turistas en primavera y verano, pues cuenta con numerosos restaurantes, pubs, tiendas de artesanía y atracciones diversas. Además, las fachadas de las casas están pintadas de colores vivos, que forman calles muy agradables y vistosas, aunque la hilera de coches aparcados a un lado le quiten algo de encanto.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Pasamos bastante rato recorriendo el puerto, desde el que se contemplan panorámicas muy bonitas hacia la colina, el mar y el propio pueblo. También tiene una escultura dedicada a un delfín que, según cuentan, estuvo apareciendo por allí durante varias temporadas, hasta que dejó de hacerlo.
![]() ![]() ![]() ![]() Luego fuimos hasta la iglesia de Santa María, situada en un alto, a la que entramos, pues estaba abierta, aunque, pese a su aspecto, es moderna y dentro no hay nada especial.
![]() ![]() ![]() ![]() Nos gustaron más los jardines que se encuentran anexos, con un diseño artístico muy peculiar. El acceso es gratuito y resultan curiosos de visitar. Además, pudimos refugiarnos del sol, que pegaba fuerte.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Intentamos encontrar algún mirador sobre la bahía, pero no lo conseguimos, ya que las casas estorbaban las panorámicas. Al regreso, curiosamente, según dejábamos la costa, fueron apareciendo las nubes otra vez. En cualquier caso, el paisaje de esta zona me pareció de los más interesantes que vi en Irlanda, aunque desafortunadamente sea de los que menos y peores fotos saqué.
![]() ![]() Etapas 7 a 9, total 14
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