Qom es una ciudad de marcada impronta religiosa, motivo por el que TODOS, sin excepciones, no me la han recomendado; pero pilla de camino hacia Kashan…
El autobús llega unos 25 minutos antes de lo previsto (es día festivo y se nota) por una carretera realmente buena. Allí me espera el que será mi nuevo (van cinco) host: Pari y su cuñado. Se trata de una pareja sorprendente que nos llevan a una macrocasa donde me esperan unas 15 personas. El recibimiento ha sido triunfal. Como ya sé cómo actuar para que no haya interrupciones, todo sale genial y les tengo comiendo de mi mano: lo que hay que hacer es comer todo lo que te ofrecen.
Me han dejado descansar una horita antes de salir a algunos de los atractivos (pocos) de esta ciudad ultra religiosa. Así, nos hemos dirigido en coche hacia el templo sagrado (así le llaman, no mezquita) donde descansan los restos de alguna personalidad importante para ellos. He de reconocer que da envidia el sentimiento de comunidad que tiene esta gente, aunque sea por motivos religiosos.
El templo es una pasada, casi tanto como el calor que hace
Todo el mundo está en la calle por la noche
Nos han acompañado un par de familiares que son bastante religiosos, así que les hemos dejado rezando un ratito mientras dábamos una vuelta por la zona y poníamos a caldo a los reaccionarios dictadores de esta república islámica.
Ya de vuelta al fresquito de la casa, nos esperaba otra pantagruélica cena en el suelo del enorme salón. Yo no paro de hablar con unos, con otros,… el resultado es que cuando todos han terminado de cenar, yo aún no he empezado. En efecto, me termino quedando solo en el suelo comiendo a mi ritmo al menos media hora después de que ellos recogieran sus platos.
Cuando ya les he dejado un poco de sitio en el salón y han podido recoger todo, ha empezado la fiesta: música de enrique iglesias, de Jennifer López,… menos mal que no me ha tocado bailar (y eso que lo han intentado con todas sus fuerzas).
De repente, de la nada, ha salido una botella de litro de whisky escocés que nos hemos pimplado entre todos en menos de una hora. La alegría se ha ido contagiando y he disfrutado de otra noche especial, hasta las 4 am, hora a la que me han mandado a la mejor habitación de la casa.
Al día siguiente me han dejado dormir hasta las 11:00. Jodé, cómo lo necesitaba. Como tenía un contacto de CouchSurfing, les comento para acercarnos a donde Shima, que así se llama. Trabaja en un complejo turístico (vamos unas vieja casa que han reformado) que nos muestra con orgullo. La verdad que los diferentes salones que contaban estaban fresquitos. Allí hemos comido (qué raro) diferentes platos, cuyos nombres no recuerdo. Algunos ya los había probado, algún otro exquisito. Me estoy aficionando al refresco de Azafrán, muy recomendable.
A algunas iraníes les encanta posar:
Tras dos horitas de charla con la chica y mis anfitriones, Pari me ha acercado a un cruce de carreteras donde se supone que pasa el bus hacia Kashan. No hubiera acertado con el sitio ni que viviera como Matusalén. La temperatura exterior que marca el coche de Pari oscila entre los 45 y 47 ºC. Y esto creo que puede ir a peor, por lo que me han dicho. Cuando llega el autobús, muy cómodo, le quiero dar un abrazo, pero enseguida me rechaza diciéndome con los ojos que una cosa es su casa y otra las estrictas y estúpidas normas públicas.
En definitiva, otra experiencia magnífica donde queda patente que hay buenas personas en este mundo y que, de entre ellos, los iraníes son sus máximos representantes.