Para regresar a Tehran (en este caso Karaj) no hay VIP bus, así que me te coca el clásico autobús español. Pero, con la suerte de que voy sentado junto al típico iraní campeón de alterofilia de su país, que ocupa asiento y tres cuartos. Para mi desgracia, el autobús estaba lleno y el viaje se me ha hecho largísimo (5 horas).
En la Terminal de Karaj, me espera Nazanin que ha venido con su madre (Nazrin, bien guapa, por cierto). Me acompañan en coche a su apartamento, donde está también su hermana pequeña, Jazamin. Allí almuerzo algo verde que aún no había probado y descansamos un ratito junto a un te y las pastas que he llevado de Masuleh.
El plan de la tarde pasa por ir al cine, sí, soy masoca… y qué. Para mi sorpresa (no exactamente mala), Nazrin, la madre de Nazanin, nos acompañará. Pero primero tenemos que cumplir con el ritual del helado de azafrán y zumo de zanahoria, claro.
La película que vemos y ellas entienden, esta vez, es una tontería llena de gags que sólo yo no disfruto. Es curioso ver cómo todo el cine se ríe al unísono en determinados momentos, que no siempre soy capaz de interpretar. En definitiva, otra experiencia curiosa, que seguramente repita.
El día ha pasado, nos toca volver a casa a cenar, donde nos encontramos con Homa, una amiga de Jazamin, que se quedará a dormir con nosotras. Sí, no has contado mal, duermo con tres chicas. Pero después de cenar aprovechamos para dar una vuelta por un bosque próximo a la vivienda, donde, por supuesto, hay un montón de gente local preparando barbacoas para el picnic nocturno. No me canso de esta imagen.
Al día siguiente, Nazanin y yo salimos pronto de Karaj para desplazarnos en metro a Tehran (0'20€, 30’). Tenemos que ir a la embajada española para consultar unos aspectos del visado de Haniye (la novia de Ilde). Para los iraníes la espera es de varias horas, han de pedir cita que te dan para un mes más tarde…. Pero yo me he metido directamente en la parte de la embajada y me atiende un chico sin esperas (bueno, casualidad que estaba en la embajada, si no, me hubiera ido sin éxito).
El día de hoy lo pasaré en compañía de Nazanin, hasta la noche, cuando tengo que ir a buscar a Farnoosh, quien me acogerá por dos días más en Tehran.
Básicamente el día con Nazanin sigue el patrón del que pasé hace una semana… es una chica inteligente, de personalidad muy definida y conversación brillante. Se está realmente a gusto en su compañía. Incluso hemos ido de compras y no me he aburrido demasiado.

Después de comer, le he comentado para ir a algún bosque a sentarnos en la hierba y hemos terminado, como un mes antes con shay, en la zona del Nature Bridge. Allí he vivido posiblemente el peor momento de mi viaje hasta la fecha.
Estábamos tumbaditos a gusto, cuando he oído unos gritos estridentes de mujer, de cría podríamos decir. Me he acercado, preocupado, al lugar, y he visto a una niña que era arrastrada de muy malas maneras por unas personas y, de manera muy violenta, entre las llamadas de auxilio y la indiferencia de la gente (impotencia en mi caso) era “secuestrada” y arrojada a una minivan. Se trata de la puta policía moral de este puto país. Su delito, ir con un manto (esa cosa que se ponen encima de la ropa para tapar el culo y las curvas que al parecer se la ponen dura a los molas de turno) que no le tapaba los brazos completamente y que sólo le llegaba al comienzo de la rodilla. Cuando me tranquilice editaré esta parte, pero tengo que expresar el asco que siento en este momento…
Con la indignación no me percato que Nazanin se ha puesto más que nerviosa. Me había olvidado que se había comprado un manto nuevo esta tarde y lo tenía puesto. Vemos correr a chiquillas de un sitio para otro, escapando de las nazis religiosas. Por suerte, nazanin no había tirado el horrendo manto que trajo a la mañana y se lo pone encima del nuevo.
Con la intranquilidad en su cara y el asco en la mía, optamos por acercarnos al trabajo de Farnoosh, ya que tenemos un plan de poesía esta noche. Salimos, junto a Sanaz, otra amiga de Farnoosh, un poco tarde y con el tráfico de Tehran, añadido a que como siempre el sitio al que vamos está en el quinto pino… tardamos casi dos horas en llegar en taxi. La opción de metro nuevamente no existe en la mente de Farnoosh, a pesar de que nos hubiera ahorrado una hora.
Resulta que al final no estaba en el quinto pino, más bien en el décimo, pues después del taxi tenemos que andar en el monte una media hora para llegar. En definitiva, en vez de llegar a las 10pm llegamos a las 11:30 pm.
A pesar de todo ello, la experiencia ha sido fantástica. Era un restaurante donde la gente sale a cantar canciones tradicionales y todo el mundo las corea. Las canciones tradicionales suelen ser normalmente textos de poetas persas como Molana o Khayam, a los que han puesto música.
Hemos regresado a la nueva casita de Farnoosh hacia las 2:00 am. Tan cansadas que ni siquiera nos planteamos abrir los juegos de mesa que le hemos regalado Nazanin y yo.
Al día siguiente Farnoosh comienza a trabajar a las 8:00, pero Sanaz, Nazanin y yo aprovechamos para dormir hasta las 10:00, saliendo de casa hacia las 12:00.
El plan es no hacer nada, la verdad, hasta que Farnoosh salga de trabajar a la tarde. Sin embargo, le planteo a Nazanin si le apetece ir al bazaar del viernes. Resulta que nunca había ido allá. Lo he vuelto a pasar como un enano, pero mejor acompañado que la semana pasada por el barbudo Mehrdad.
La verdad es que cada vez estoy más a gusto charlando con esta cría, tan inteligente para su edad. Sé cómo suena y espero que no tengáis una mente sucia. Total que pasamos juntos el día hasta que llega la hora de encontrarme con Farnoosh.
Ésta me ha preparado una sorpresa: nos vamos con unas amigas suyas a una especie de fiesta en una casa de la élite, muy occidental, con alcohol y bailongo. El problema es el de siempre: nadie habla inglés, por lo que resulta difícil integrarme plenamente.
Tras la fiestuki toca ir a casa de sus padres, y es que mañana salimos hacia Ardebil, los dos sólos. Nos tocará madrugar, lo cual no impide que lleguemos a casita a las 2:00 otra vez.
Bueno, pues con nervios de primerizos nos hemos levantado a las 6 am para tomar el taxi que nos dejará en el aeropuerto de vuelos domésticos de Tehran. Recomiendo ir en metro, pues deja justo en frente de la Terminal.
En la Terminal de Karaj, me espera Nazanin que ha venido con su madre (Nazrin, bien guapa, por cierto). Me acompañan en coche a su apartamento, donde está también su hermana pequeña, Jazamin. Allí almuerzo algo verde que aún no había probado y descansamos un ratito junto a un te y las pastas que he llevado de Masuleh.
El plan de la tarde pasa por ir al cine, sí, soy masoca… y qué. Para mi sorpresa (no exactamente mala), Nazrin, la madre de Nazanin, nos acompañará. Pero primero tenemos que cumplir con el ritual del helado de azafrán y zumo de zanahoria, claro.
La película que vemos y ellas entienden, esta vez, es una tontería llena de gags que sólo yo no disfruto. Es curioso ver cómo todo el cine se ríe al unísono en determinados momentos, que no siempre soy capaz de interpretar. En definitiva, otra experiencia curiosa, que seguramente repita.
El día ha pasado, nos toca volver a casa a cenar, donde nos encontramos con Homa, una amiga de Jazamin, que se quedará a dormir con nosotras. Sí, no has contado mal, duermo con tres chicas. Pero después de cenar aprovechamos para dar una vuelta por un bosque próximo a la vivienda, donde, por supuesto, hay un montón de gente local preparando barbacoas para el picnic nocturno. No me canso de esta imagen.
Al día siguiente, Nazanin y yo salimos pronto de Karaj para desplazarnos en metro a Tehran (0'20€, 30’). Tenemos que ir a la embajada española para consultar unos aspectos del visado de Haniye (la novia de Ilde). Para los iraníes la espera es de varias horas, han de pedir cita que te dan para un mes más tarde…. Pero yo me he metido directamente en la parte de la embajada y me atiende un chico sin esperas (bueno, casualidad que estaba en la embajada, si no, me hubiera ido sin éxito).
El día de hoy lo pasaré en compañía de Nazanin, hasta la noche, cuando tengo que ir a buscar a Farnoosh, quien me acogerá por dos días más en Tehran.
Básicamente el día con Nazanin sigue el patrón del que pasé hace una semana… es una chica inteligente, de personalidad muy definida y conversación brillante. Se está realmente a gusto en su compañía. Incluso hemos ido de compras y no me he aburrido demasiado.
Después de comer, le he comentado para ir a algún bosque a sentarnos en la hierba y hemos terminado, como un mes antes con shay, en la zona del Nature Bridge. Allí he vivido posiblemente el peor momento de mi viaje hasta la fecha.
Estábamos tumbaditos a gusto, cuando he oído unos gritos estridentes de mujer, de cría podríamos decir. Me he acercado, preocupado, al lugar, y he visto a una niña que era arrastrada de muy malas maneras por unas personas y, de manera muy violenta, entre las llamadas de auxilio y la indiferencia de la gente (impotencia en mi caso) era “secuestrada” y arrojada a una minivan. Se trata de la puta policía moral de este puto país. Su delito, ir con un manto (esa cosa que se ponen encima de la ropa para tapar el culo y las curvas que al parecer se la ponen dura a los molas de turno) que no le tapaba los brazos completamente y que sólo le llegaba al comienzo de la rodilla. Cuando me tranquilice editaré esta parte, pero tengo que expresar el asco que siento en este momento…
Con la indignación no me percato que Nazanin se ha puesto más que nerviosa. Me había olvidado que se había comprado un manto nuevo esta tarde y lo tenía puesto. Vemos correr a chiquillas de un sitio para otro, escapando de las nazis religiosas. Por suerte, nazanin no había tirado el horrendo manto que trajo a la mañana y se lo pone encima del nuevo.
Con la intranquilidad en su cara y el asco en la mía, optamos por acercarnos al trabajo de Farnoosh, ya que tenemos un plan de poesía esta noche. Salimos, junto a Sanaz, otra amiga de Farnoosh, un poco tarde y con el tráfico de Tehran, añadido a que como siempre el sitio al que vamos está en el quinto pino… tardamos casi dos horas en llegar en taxi. La opción de metro nuevamente no existe en la mente de Farnoosh, a pesar de que nos hubiera ahorrado una hora.
Resulta que al final no estaba en el quinto pino, más bien en el décimo, pues después del taxi tenemos que andar en el monte una media hora para llegar. En definitiva, en vez de llegar a las 10pm llegamos a las 11:30 pm.
A pesar de todo ello, la experiencia ha sido fantástica. Era un restaurante donde la gente sale a cantar canciones tradicionales y todo el mundo las corea. Las canciones tradicionales suelen ser normalmente textos de poetas persas como Molana o Khayam, a los que han puesto música.
Hemos regresado a la nueva casita de Farnoosh hacia las 2:00 am. Tan cansadas que ni siquiera nos planteamos abrir los juegos de mesa que le hemos regalado Nazanin y yo.
Al día siguiente Farnoosh comienza a trabajar a las 8:00, pero Sanaz, Nazanin y yo aprovechamos para dormir hasta las 10:00, saliendo de casa hacia las 12:00.
El plan es no hacer nada, la verdad, hasta que Farnoosh salga de trabajar a la tarde. Sin embargo, le planteo a Nazanin si le apetece ir al bazaar del viernes. Resulta que nunca había ido allá. Lo he vuelto a pasar como un enano, pero mejor acompañado que la semana pasada por el barbudo Mehrdad.
La verdad es que cada vez estoy más a gusto charlando con esta cría, tan inteligente para su edad. Sé cómo suena y espero que no tengáis una mente sucia. Total que pasamos juntos el día hasta que llega la hora de encontrarme con Farnoosh.
Ésta me ha preparado una sorpresa: nos vamos con unas amigas suyas a una especie de fiesta en una casa de la élite, muy occidental, con alcohol y bailongo. El problema es el de siempre: nadie habla inglés, por lo que resulta difícil integrarme plenamente.
Tras la fiestuki toca ir a casa de sus padres, y es que mañana salimos hacia Ardebil, los dos sólos. Nos tocará madrugar, lo cual no impide que lleguemos a casita a las 2:00 otra vez.
Bueno, pues con nervios de primerizos nos hemos levantado a las 6 am para tomar el taxi que nos dejará en el aeropuerto de vuelos domésticos de Tehran. Recomiendo ir en metro, pues deja justo en frente de la Terminal.