Québec ✏️ Diarios de Viajes de CanadaYa estamos a sábado, 18 de agosto. Hoy abandonamos Montréal camino de Québec . Tenemos por delante unos 270 kilómetros que, según Google Maps, a estas horas son algo más de 2 horas y media de viaje. (Imagen obtenida de Google Maps) Hay dos...Diario: DOS SEMANAS EN EL ESTE DE CANADÁ (ONTARIO Y QUÉBEC)⭐ Puntos: 5 (19 Votos) Etapas: 20 Localización: CanadaYa estamos a sábado, 18 de agosto. Hoy abandonamos Montréal camino de Québec. Tenemos por delante unos 270 kilómetros que, según Google Maps, a estas horas son algo más de 2 horas y media de viaje. (Imagen obtenida de Google Maps) Hay dos posibles itinerarios: uno siguiendo todo el tiempo por el margen norte del río San Lorenzo, y otro cruzando al otro lado en Montréal y circulando por el margen sur hasta la altura de Québec, donde se cruza de nuevo al lado norte. El navegador nos recomienda la segunda opción, así que no hay discusión; por allí vamos. Arrancamos en torno a las 9:45 y cruzamos el río San Lorenzo en Montréal por el puente Jacques-Cartier, el que veíamos ayer desde la Tour de l’Horloge entre neblina: A lo largo del trayecto nos recuerdan regularmente que debemos tener cuidado con los alces que pueden irrumpir repentinamente en la carretera. A decir verdad, nosotros no hemos visto ni uno en todo el viaje. Ni en las carreteras ni en los bosques. Hoy estamos teniendo suerte con el tiempo (está soleado) y con la carretera (no hay retenciones). Incluso los accesos a Québec están bastante despejados (será porque es sábado). Québec es la única ciudad amurallada de Norteamérica. Su casco antiguo fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1985. Por supuesto, la ciudad se ha ido expandiendo y actualmente el casco antiguo es sólo una pequeña porción de la superficie total del área metropolitana. Además, es realmente pequeñito. Si sólo tenemos intención de ver el centro histórico, con un día creo que es suficiente. El casco antiguo de Québec se divide en dos partes. La Haute Ville es la parte alta y está amurallada. La Basse Ville es la parte baja, a orillas del río San Lorenzo, el mismo que nos viene acompañando desde que salimos de Toronto, el que en zona anglófona se llamaba Saint Lawrence y aquí se llama Saint-Laurent. Entramos con el coche al casco antiguo a través de la Porte Saint-Louis, una de las puertas de entrada de la muralla a la Haute Ville, y enseguida notamos que el estilo de los edificios es otro dentro del recinto amurallado. Podría decirse que atravesar la muralla es dar un salto atrás en el tiempo. Llegamos al alojamiento a las 13:00. Nuestro hotelito para hoy es una especie de Bed&Breakfast llamado Maison Demers. Lo elegimos porque estaba bien de precio para la excelente ubicación que tiene. Y cuando digo “bien” no quiero decir barato, sino menos desorbitado que la generalidad de los hoteles de esta ciudad. El alojamiento está situado en la rue Sainte-Ursule, dentro del recinto amurallado, en pleno casco histórico de Québec. La calle en cuestión es bonita, toda flanqueada por pequeños edificios de tres plantas muy al estilo francés, la mayoría de ellos pequeños hotelitos de gestión familiar, como el nuestro. Esta foto la hice al atardecer, pero viene más al pelo ahora: El precio del alojamiento nos incluye la estancia para el coche en un parking público muy cercano. Desembarcamos maletas en el hotel y llevamos el Jeep a que descanse en el aparcamiento hasta mañana. El hotelito no es nada del otro mundo; más bien es un poco cutre, al estilo de lo que aquí llamaríamos hostal o pensión, pero para dormir es suficiente. Además está limpio y se ve que los dueños lo cuidan. Tenemos dos habitaciones dobles, de las cuales una es bastante grande y la otra no tanto, y ambas tienen nevera, plancha, televisión y aire acondicionado. En la habitación grande hay hasta un cuartito anexo que es un tocador, y aparte del mobiliario normal hay una mecedora con reposapiés increíblemente confortable. Dada la hora que es, lo primero que hacemos es buscar un sitio para comer. Aquí no traemos nada reservado, así que callejeamos por la zona y al final entramos en Le Petit Coin Latin, que tiene un patio interior al aire libre que nos resulta bastante seductor. El sitio no está mal. Cuatro platos principales, tres postres, una pinta y un café nos cuestan 105 CAD (unos 70 €) ya con impuestos y propina incluidos. Como viene siendo habitual en todos los sitios donde hemos comido hasta ahora en Canadá, nos ponen agua gratis sin siquiera pedirla, lo cual es un alivio considerable para el monedero. Con el estómago satisfecho vamos hacia el centro. No es que estemos fuera del centro; estamos en pleno centro, pero vamos al centro del centro. Como estamos en la Haute Ville, vamos a pasear un poco primero por ésta y luego bajaremos a la Basse Ville. Nuestros pasos nos llevan en primer lugar hasta el Hôtel de Ville, el Ayuntamiento. Enfrente del Ayuntamiento destaca una elegante torre de inspiración entre renacentista y art-decó, que sin duda es la edificación más alta de todo el viejo Québec, y va a tomar protagonismo en el horizonte desde muchos puntos de la ciudad. Se trata del Edificio Price, que cuando se construyó a principios del siglo XX era todo un rascacielos con sus 18 pisos de altura. Por aquí todavía están las calles algo tranquilas pero, en cuanto que nos adentramos por la siguiente manzana de la rue Sainte-Anne, aquello empieza a parecerse a un domingo en el Rastro. ¡Qué cantidad de gente! Y es que ya estamos en pleno meollo de Québec. Este tramo de la rue Sainte-Ane es muy animado, lleno de hoteles, tiendas, restaurantes y puestos callejeros. El callejón du Trésor es un auténtico hervidero de pintores: El callejón du Trésor desemboca frente a la Basílica Notre Dame. Esta iglesia tiene mucha historia de destrucciones y reconstrucciones. La primera que se construyó en ese emplazamiento fue en 1633 y su estructura era de madera. El estado actual data de una reconstrucción de 1922, tras un incendio, y parece que les falta todavía rematar una de las torres: Volvemos hacia la Place d’Armes. Aquí descubrimos la imponente presencia del Château Frontenac: El Château Frontenac es otro de los hoteles construidos por la Canadian Pacific Railway para fomentar el turismo de lujo en sus trenes, como ya comenté en la etapa de Toronto. Éste sí que tiene la apariencia de un auténtico “château” francés. Es verdaderamente bonito y dicen que es el hotel más fotografiado del mundo. Con más de 600 habitaciones, su tamaño resulta casi fuera de escala dentro del chiquitito centro de Québec, y su cuerpo principal verse casi desde cualquier punto. El gran patio interior del Château Frontenac se puede visitar libremente. Se accede a través de los arcos que fueron las antiguas entradas para coches de caballos. Hemos entrado por el arco que da a la rue Saint Louis y salimos por el opuesto, directamente a la Terrasse Dufferin. Este gran paseo de suelo entarimado es un precioso balcón corrido que hace de mirador sobre el río San Lorenzo. Actualmente se están realizando excavaciones bajo esta zona para descubrir restos de fortalezas y otros edificios de principios del siglo XVII, que se pueden ver a través de lucernarios de cristal en el suelo. Desde la Terrasse Dufferin se tiene la mejor vista del Château Frontenac... ...y del río San Lorenzo: En la Terrasse Dufferin hay una oficina de turismo, kioskos de música, y hasta un tobogán para deslizarse en trineo que sólo abre en invierno, cuando está todo nevado. Paseamos de un extremo a otro de la Terrasse Dufferin y a continuación bajamos a la Basse Ville. Desde la Terrasse hay un funicular, pero nosotros tenemos un par de piernas cada uno, así que bajamos por una calle sinuosa y de gran pendiente llamada Côte de la Montagne hasta llegar a la Escalier Casse Cou, la “escalera rompecuellos” que te deja perfectamente instalado en la parte baja de la ciudad, concretamente en la intersección de la rue Sous le Fort con Petit Champlain. "Escalera Rompecuellos"… sin duda el nombre le viene de los fantásticos números de patinaje artístico que se celebran aquí cada invierno cuando los peldaños están congelados. La Basse Ville es para callejear y respirar el ambiente, que hoy es tremendamente bullicioso. Paseamos por las calles Sous le Fort, Petit Champlain, Boulevard Champlain… La sensación es la de haber dado un salto al Medievo francés, y es que estas calles son de las más antiguas de toda Norteamérica. Al final de la rue du Petit Champlain hay un mural precioso en la medianera de un edificio. Su estructura recuerda un poco a la de 13 Rue Percebe del Tebeo, pero más serio y con menos guasa. Muestra escenas de la vida cotidiana de los quebequenses y acontecimientos que fueron importantes para la historia de la ciudad, como los terribles bombardeos de 1759 por parte de la armada británica, a raíz de los cuales los franceses perdieron Québec. Por cierto, el nombre de Champlain se repite tanto en las calles de por aquí porque Samuel de Champlain fue el navegante y explorador francés que fundó la ciudad de Québec en 1608. Antes que él, en 1534, otro navegante francés llamado Jacques Cartier había sido el primer occidental en recalar por allí con el encargo de la corona francesa de encontrar una nueva ruta hacia los prósperos mercados asiáticos. Al adentrarse por el río San Lorenzo desde el Atlántico, Jacques Cartier descubrió estas tierras, que por entonces estaban habitadas por indígenas como los iroqueses, los algonquinos y los hurones. Jacques Cartier realizó varios viajes a lo largo del río San Lorenzo y por el Fiordo de Saguenay en busca de oro y piedras preciosas (que nunca encontró). Comerció con los aborígenes y confeccionó importantes mapas de la zona, pero nunca llegó a establecerse en esas tierras ni fundó población alguna. Fue Samuel de Champlain quien, 75 años después, estableció una pequeña colonia francesa en lo que hoy es Québec, durante una de las expediciones que se le encomendó para comerciar con pieles de castor, que por entonces era un negocio floreciente que estaba proporcionando grandes riquezas a Francia. Toda esta pequeña historia explica también por qué esta zona de Canadá es francófona. Bueno, a lo que iba… Estábamos en la Basse Ville. Vamos ahora hacia la Place Royale, el lugar más importante de la historia de Québec porque aquí precisamente fue donde Samuel de Champlain instaló el primer asentamiento e incluso su propia casa, que era una especie de choza de madera circular (actualmente hay un círculo de piedra negra en el suelo de la plaza que marca dónde estuvo esta construcción). Tras varios incendios sufridos en la ciudad, Champlain promulgó una ley por la que todas las casas se construirían de piedra y además tendrían escaleras de emergencia en los tejados (aún hoy pueden verse algunas). El nombre de la Place Royale viene de cuando en 1686 se colocó en su centro un busto de Luis XIV. Este rey francés envió desde Francia a Québec dos naves con mujeres, huérfanas y prostitutas, para que los soldados las eligieran como esposas y así fuera creciendo la población del asentamiento. La Place Royale es hoy una coqueta placita adoquinada conformada por las residencias que se fueron construyendo los comerciantes ricos de principios del siglo XVIII. En esta plaza también está la Èglise Notre Dame des Victoires, la iglesia más antigua de Norteamérica, aunque la actual es una reconstrucción tras quedar la original destruida durante los bombardeos de 1759. Al lado mismo de la Place Royale encontramos otro fantástico mural trampantojo, La Fresque des Québecois. Fue realizado en 1990 y representa el pasado y el presente de la ciudad de Québec, de modo que en él no podían faltar los famosos Jacques Cartier y Samuel de Champlain que antes citaba. Los personajes están a tamaño natural y es tan realista que no se sabe muy bien dónde acaba la calle y dónde empieza el mural, por lo que no queda más remedio que hacerse la pertinente foto delante de él. Una vez vista, más o menos, toda la parte baja del casco antiguo, volvemos a subir hacia la Haute Ville por la empinada Côte de la Montagne. Por cierto, en la puerta de un establecimiento de esta calle estaban ofreciendo para probar palomitas recubiertas de sirope de arce… ¡qué ricas estaban! El sirope de arce es el dulce nacional, y en una próxima etapa hablaré más sobre él. En la Haute Ville nos hemos dejado sin ver (entre muchas otras cosas) la Ciudadela porque, al ser un recinto militar, la visita es exclusivamente guiada y hubiéramos invertido demasiado tiempo, y la verdad es que tampoco nos entusiasman demasiado estos temas. Para quien le pueda interesar, creo que en verano todas las mañanas a las 10 hacen ahí el cambio de guardia de los soldados, con sus casacas rojas y sus gorros de piel de oso. Salimos de la muralla por la Porte Saint-Louis, la misma por la que hemos entrado esta mañana en coche, para dirigirnos hacia el Parlamento, que está allí enfrente. Lamentablemente, toda la zona está vallada porque parece que están de obras, así que sólo podemos acceder a parte de los jardines. Justo antes de salir por la Porte Saint-Louis hay dos bustos. Se trata de Winston Churchill y de Roosevelt, y están ahí para conmemorar la reunión que tuvieron durante la Segunda Guera Mundial en el Château Frontenac para planear estrategias de liberación de Europa, entre ellas las del día D, con el desembarco de tropas en las playas de Normandía. En la Porte Saint-Louis también hay una escalerilla para subir a lo alto de la muralla. Subimos, pero los petos de arriba son tan altos que no dejan ver nada. No nos queremos quedar con las ganas de ver Québec desde lo alto de la muralla, así que vamos a la siguiente puerta, la Porte Kent, donde también se puede subir arriba. Desde aquí sí que hay vistas. Esta foto es la parte de arriba de la propia muralla: Y la siguiente es una vista hacia el casco antiguo de Québec. Asomando al fondo, a la derecha, vemos la cubierta del cuerpo principal del Château Frontenac. Pero aún más destaca, a su izquierda, la figura del Edificio Price con sus 18 pisos de altura. Aquí se aprecia su cubierta de gran pendiente con pequeñas buhardillas, emulando el estilo de los “châteaus” franceses como el Frontenac. Son las 19:45 y vamos al hotel a hacer una cena ligera con lo que hemos comprado esta tarde al pasar por un pequeño supermercado de la rue des Jardins (dos bandejitas de pasta precocinada, cuatro minibocadillos, un paquete de pan de molde y un sobre de salami, 21 CAD). Después cogemos ropa de abrigo y volvemos a salir porque a las 22:00 empieza Les Grands Feux Loto-Québec, el espectáculo de fuegos artificiales sobre el río San Lorenzo del que hablé al comienzo de este diario, y queremos coger sitio en la Terrasse Dufferin. Ya es casi de noche y empiezan a iluminar algunos edificios. ¡La ciudad está preciosa y hay un ambiente increíble! De nuevo el Edificio Price imponiendo su presencia en la ciudad: Les Grands Feux Loto-Québec se celebra cada año en agosto en Québec. Este año ha sido los jueves y sábados. Colocan una plataforma en mitad del río San Lorenzo desde la que lanzan un gran festival de fuegos artificiales. El espectáculo dura unos 20 minutos y es realmente bonito porque las luces de colores se reflejan en las aguas tranquilas del San Lorenzo. Si os interesa, podéis consultar las fechas exactas aquí: lesgrandsfeux.com/ No tardamos ni diez minutos en llegar a la Terrasse Dufferin desde el hotel. Aún falta más de una hora para que empiecen los fuegos y ya hay algo de gente por allí, sentada en los bancos que miran hacia el río o apoyados en la barandilla. Nos apostamos en un espacio libre que queda en la baranda, a la altura del Château Frontenac, y ¡a esperar! Al cabo de un rato descubrimos que hemos elegido un buen sitio porque, a través de la negrura de la noche, se percibe una barca instalándose en mitad del río justo enfrente de nuestra posición. El Château Frontenac iluminado en la noche: Menos mal que nos hemos abrigado bien, porque, aunque durante el día ha hecho buena temperatura, ahora en la noche y a la orilla del río hace verdadero fresquito. A las 22:00 empieza el espectáculo… ¡Oooohhh! ¡Qué bonitooo! Me parece una idea preciosa la de lanzar fuegos artificiales desde el río. El espectáculo pirotécnico dura 20 minutos, después de los cuales volvemos hacia el hotel. Las calles siguen estando igual de animadas que durante el día, pues muchos de los que están hoy en Québec han salido a ver los fuegos. El ambiente a estas horas sigue siendo muy alegre. En la siguiente foto, la casita de tejado rojo que actualmente alberga un famoso restaurante llamado Aux Ancient Canadiens, fue construida en 1676 y es la más antigua que se conserva en la ciudad. Es la Maison Jacquet y se encuentra situada en la esquina de Rue Saint Louis con Rue des Jardins. Québec nos ha gustado mucho. Quizá había demasiada gente, pero nosotros mismos somos tan culpables de ello como todos los demás turistas que estaban allí. ¡Qué puede esperarse de un sábado de agosto tan soleado en una ciudad tan bonita! Para los canadienses, el centro histórico de Québec es su “pequeño trocito de Europa”, y es que verdaderamente tiene más similitudes con el casco antiguo de muchas ciudades europeas que con el resto de las ciudades norteamericanas. Creo que el tiempo que hemos estado en Québec ha sido suficiente para hacernos una idea. No viajamos para hacer un doctorado sobre los lugares que visitamos; nos conformamos con paladearlos. Índice del Diario: DOS SEMANAS EN EL ESTE DE CANADÁ (ONTARIO Y QUÉBEC)
01: Preparación del viaje
02: Documentación necesaria
03: Llegada a Toronto
04: Todo el día en Toronto (I)
05: Mil Islas y Brockville
06: Montréal
07: Québec
08: Montmorency, Basílica Sainte-Anne de Beaupré, Cañón Sainte-Anne y Tadoussac
09: Avistamiento de ballenas, Fiordo de Saguenay y Desbiens
10: La Tuque: Parc Chutes Petite Rivière Bostonnais
Total comentarios: 15 Visualizar todos los comentarios
📊 Estadísticas de Etapa ⭐ 0 (0 Votos)
Últimos comentarios al diario: DOS SEMANAS EN EL ESTE DE CANADÁ (ONTARIO Y QUÉBEC)
Total comentarios: 15 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN LA ETAPA
Diarios relacionados Canadá este: ¿agua o sirope de arce?
Un paseo por la costa este del segundo país más extenso del mundo. Mucha agua dulce...
⭐ Puntos 4.33 (6 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 490
Canadá Este al completo, a tu aire, por libre. Diário guía.
Nuestra ruta por canada Este. Ciudades, naturaleza y animales.
⭐ Puntos 4.82 (28 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 345
LAS ROCOSAS DE CANADA. YELLOWSTONE Y GRAND TETON.
Viaje de diez días por los Parques Nacionales de Banff, Yoho y Jasper enlazado...
⭐ Puntos 4.86 (28 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 318
CANADA ESTE POR LIBRE (ABRIL 2018)
Toronto, Niágara, Kingston, Mil Islas, Montreal, Quebec, Ottawa, Algonquin Park y vuelta a...
⭐ Puntos 5.00 (1 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 297
CANADA COSTA ESTE A TU AIRE + BALLENAS 15 NOCHES
Ruta de 15 dias por la Costa Este de Canada, visitando las principales...
⭐ Puntos 4.23 (13 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 289
Galería de Fotos
|