Hemos dormido con buena banda sonora. Durante toda la noche se han oído los hipopótamos bastante cerca nuestra, es como si estuvieran 20 personas tirándose eructos cada dos por tres. Al final te acostumbras pero sobre las 5 de la mañana ha empezado a cantar una especie de ave que era literalmente como una sirena. Yo a las 5 me he desvelado pero como nos acostamos prontísimo aun he dormido casi 7 horas.
Ya con el alba hemos salido de la tienda con más frio que otra cosa y poco a poco hemos ido recogiendo las cosas. Con todo recogido hemos desayunado tranquilamente al lado del rio. Mavunje como parada intermedia en el Caprivi es un acierto.
A las 8, tras despedirnos de Dan, hemos cogido el coche hacia Botswana. El trayecto han sido 3 horas pero entre echar gasolina y la frontera se han ido a 4 horas. Aquí en Namibia tienen un problema con las gasolineras. Yo no sé qué tecnología es la que tenemos en Europa y que aquí no ha llegado porque es incomprensible. Echan la gasolina súper despacio. Hemos echado 40 litros y han tardado sin exagerar 15 minutos de reloj el hombre echando con la manguera. En parte yo creo que es culpa del doble depósito, el segundo depósito hace cámara de aire y escupe la gasolina por lo que van echando muy poco a poco. De todos modos me he fijado y en los coches normales también echan la gasolina a la misma velocidad. Llenan el depósito hasta que desborda a chorritos muy pequeños. No lo termino de entender, y es que nos ha pasado en todas las gasolineras.
La frontera con Botswana ha sido fácil. Hemos tenido que hacer un poco el paripé del coronavirus: desinfectarnos, ponernos mascarilla y mil chorradas que en cuanto sales de la frontera desaparecen. A las 12 hemos llegado a Kasane. Se nota un pueblo turístico y es que es la puerta de entrada tanto para el Chobe como para las cataratas Victoria. Nos hemos quedado en el alojamiento Water Lily lodge. Es relativamente económico para los precios que hay por aquí. Y dentro de lo que cabe da el pego, además el dueño es uruguayo y facilita entenderse para hacer la reserva por mail.
Después de explicarnos mil cosas y cerrar el tour para mañana a las cataratas. Hemos quedado a las 15 para hacer el safari en barco por el Chobe. Como teníamos un par de horas nos hemos pedido unas cervezas en el bar y un par de hamburguesas.
A las 15 nos hemos juntado con un grupo de 6 alemanes y nos hemos montado en el barco que hace el safari. Yo me creía que sería algo parecido a lo de ayer en Mavunje pero para nada.

El safari por el Chobe es un ESPECTÁCULO, de momento puede que sea de las cosas que más me han gustado del viaje. Es turístico y se ven varios botes por el rio, pero nada que de sensación de saturación, quizá porque es junio y aun no es temporada alta, no sé si cambiar mucho el asunto en época alta. Hay tanta vida que en ningún momento hay acumulación de barcos. Se ve vida mires por donde mires. El rio Chobe es anchísimo y tiene como unas islas en medio con canales. Muchísimas aves. Hemos pasado por una zona de anidamiento de martines pescadores, hacen agujeros en termiteros y en el suelo y van entrando y saliendo mientras hacen picadas al rio. Águilas pescadoras anidando y con presa. Carracas, garzas, cigüeñas... una locura de pájaros vamos. De reptiles otros tantos cocodrilos y un especie de lagarto que llaman monitor que recuerda mucho al dragón de Komodo, es de en tamaño considerable, tanto que al principio creía que era un cocodrilo. Tanto aves como reptiles son ya de por si suficientes pero lo que hace que sea épico son tanto los elefantes como los hipopótamos. Los hipopótamos los ves cerquísima y comiendo, se meten todos los juncos que pueden en la boca y se los van tragando a bocados. Los elefantes están por todas partes.



El Chobe lo llaman la tierra de gigantes porque es el parque de África con mayor concentración de elefantes. Lo bonito es que los ves cruzando el rio, nadando y bebiendo en la orilla. El tour además lo tiene todo pensado y cuando queda poco para el atardecer te dicen que llega el momento del "epic sunset". Aceleran la barca y buscan un grupo de elefantes para cuadrarlo con el sol detrás. Epiquísimo. Es una escena memorable. Los elefantes en medio del rio entre juncos, bebiendo agua y el sol detrás poniéndose. La verdad que estas escenas son las que justifican penurias como el camping o las horas de coche.

Tras ponerse el sol y con cara de tontos hemos vuelto para el alojamiento, no sin antes comernos mil mosquitos mientras la barca llegaba al muelle. Nos hemos duchado tranquilamente y hemos ido a una pizzería a comer pizza. No ha sido la mejor pizza de la historia pero nos ha sabido a gloria.
Mañana madrugamos para ir a Zimbabwe a ver las cataratas victoria.
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