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Solo pudimos ver algo de esta ciudad a la que dedicamos solamente el día de vuelta que no era completo. Por la anulación del vuelo a Chachapoyas pudimos añadirle unas tres horas más, pero el tiempo total fue insuficiente.
La ciudad de Lima, por sí misma, no nos gustó nada. Un tráfico caótico, una ciudad enorme en la que los desplazamientos te consumen horas.. Y su eterna atmósfera y cielo gris. Pero sí que tiene un Centro Histórico merecedor de una visita. Como alguna que otra atracción que nos dejamos en el tintero por falta de tiempo.
El Museo Larco, por ejemplo, me hubiera gustado hacerle una visita.
Un primer traslado en taxi desde Callao al centro de la ciudad, en horario de máximo tráfico, nos dejaría la impresión expuesta.
Ya estábamos desesperando de ver edificios anodinos y grises, hasta que llegamos a la Plaza de San Martin. Aquello ya era otra cosa.
PLAZA DE SAN MARTIN.
Es la segunda plaza más importante de la capital. Es como un ícono vital de su Centro Histórico. En ella tienen lugar muchos eventos y también es utilizada por los ciudadanos para sus protestas y manifestaciones. Nosotros tuvimos oportunidad de ver una en la primera tarde que la visitamos.
Fue fundada en 1921 conmemorando el primer centenario de la independencia de Perú. En el centro se alza el monumento al proclamador de esta independencia, José de San Martín.
Está rodeada por edificios emblemáticos e históricos como el Teatro Colón, el Gran Hotel Bolívar, el edificio Giacoletti, el Club Nacional
Nos quedamos con las ganas de entrar al Gran Hotel Bolívar a probar el, que dicen que es, mejor pisco sour. Aquí dicen que se sirvió el primero de ellos. Podríamos imaginarnos como eran aquellas habitaciones con Hemingway, Ava Gardner o John Wayne. Será para la próxima.
Desde la Plaza San Martin sale la calle peatonal más famosa de Lima, que nos llevaría a la Plaza de Armas.
JIRON DE LA UNION
Durante muchos años fue la calle más importante de la ciudad. Era dónde se reunía la alta sociedad y se paseaban para dejarse ver. Incluso había un verbo para esa actividad: “jironear”. En la calle se concentraban comercios de lujo, boticas, tiendas de espaderos, las iglesias de la Merced y San Juan de Dios. Con el deterioro del centro histórico en años posteriores fue perdiendo su carácter aristocrático y cuando se fue recuperando quedó en el carácter comercial que aún hoy tiene.
La calle formaba parte del trazado que Pizarro hizo para el centro de Lima, el llamado Damero de Pizarro. Aunque el nombre actual no lo obtuvo hasta la era republicana. Con anterioridad cada cuadra tenía un nombre distinto.
Se extiende desde el Puente Rimac hasta la Plaza San Martin.
Aún hoy se pueden ver algunos de los nombres de las antiguas calles. Como el de la calle Merced, por la iglesia del mismo nombre, la calle Mercaderes, por la acumulación de comercios….
La calle ha sido objeto de sucesivas modernizaciones que han motivado la pérdida de su principal arquitectura colonial.
La iglesia de la Merced sí que permanece, aunque con menor tamaño. Tiene una portada muy original, de estilo churrigueresco limeño. Tallada en tres cuerpos, se utilizaron piedras grises y rosadas creando una combinación única. En la portada aparece la Virgen de la Merced, titular del templo.
En el interior también hay otra imagen de la Virgen datada de 1615 que tenía el título de protectora de la ciudad. Más tarde fue recibiendo el título de Patrona de los Campos de Lima y en la República fue nombrada Patrona de las Armas del Perú.
En un altar se conserva una imagen del Santo Cristo del Auxilio atribuida al imaginero español Juan Martínez Montañés.
De la época de la Belle Epoque queda algún testimonio en el bonito Palais Concert (Casa Barragan), en Art Nouveau. También en la fachada del estudio fotográfico Courret. Ambos son unos preciosos edificios.
PLAZA DE ARMAS
O Plaza Mayor como también fue conocida en origen. Es el principal atractivo del Centro Histórico de Lima y su principal espacio público
Es el lugar fundacional de la ciudad de Lima, donde en 1535 Pizarro comenzó el trazado de su “damero”. Y también el lugar dónde años más tarde se proclamó la república. La historia de Lima ha ido pareja a la de esta plaza.
En todo su perímetro la rodean edificios de gran importancia como el Palacio de Gobierno, Palacio Municipal, Palacio Arzobispal, Catedral de Lima, Iglesia del Sagrario, Club de la Unión.
Palacio de Gobierno
Es la sede principal del Poder ejecutivo del país y la residencia oficial del presidente del Perú.
En el mismo lugar han existido diferentes edificios que tenían la misma función. Desde que fuera ocupado en 1535 por Francisco Pizarro. Y puede que anteriormente estuviera ocupado por el gobernante Inca.
Fue la residencia de los virreyes del Perú, luego los libertadores José de San Martín y Simón Bolivar y los sucesivos presidentes del país.
Pero su apariencia no es la misma. La actual corresponde a la reformas de principios del siglo XX que le dieron el aspecto neobarroco que podemos ver. Tiene rasgos afrancesados porque el arquitecto era francés.
Todos los días, unos minutos antes de las 12:00 tiene lugar el cambio de guardia llevado a cabo por el Regimiento de Caballería de Guardias Dragones. Tuvimos la ocasión de verlo.
En el interior una entrada monumental con escalinata flanqueada por los bustos y figuras en bronce de los libertadores Simón Bolivar y José de San Martin.
El Salón Tupac Amaru, el Salón Sevillano, Salón de la Paz, Salón Cáceres…..
No es que yo entrara en su interior. Desconozco si ello es posible. Pero en su página hay una visita virtual con la que se puede hacer una idea.
www.presidencia.gob.pe/ ...nicio.html
En la Plaza Mayor de Lima destacan un conjunto de edificios civiles de color amarillo, blanco y con sus preciosos balcones de madera.
Estos balcones, que los hay de varios tipos, abiertos, de cajón, cerrados con vidrio o celosías.., son uno de los motivos por los que la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad el centro histórico de Lima.
El Palacio Municipal forma parte del conjunto arquitectónico que rodea la plaza y tiene las características antes descritas.
Se alza frente a la Catedral, en la calle Portal de Escribanos, en la cuadra tres de Jirón de la Unión, uno de los laterales de la Plaza de Armas.
En el interior hay varios salones destacables pero es visitable solo en ocasiones especiales.
Separados por el Pasaje Santa Rosa, otro edificio de similar arquitectura completa este lateral junto a la municipalidad, es el Club de la Unión. Son como una asociación civil que desarrolla varias actividades, algunas de ellas en este edificio. En el mismo se pueden celebrar diferentes eventos.
Edificios similares completan otro lateral de la plaza. Muchos negocios y restaurantes se han establecido en ellos.
Para completar el perímetro de la plaza ya solo queda el lateral más importante, el que contiene la Catedral de Lima, el Palacio Arzobispal y la Iglesia del Sagrario.
CATEDRAL DE LIMA
Su historia se inicia a la par que la de la Plaza y de la propia ciudad de Lima, en 1535, cuando Francisco Pizarro ordenó edificar un templo católico que ya en 1541 tenía el rango de catedral.
Muchas vicisitudes y reconstrucciones por causa de terremotos han ido cambiando su imagen. La que tiene actualmente es una perfecta mezcla de estilos.
Su fachada podría calificarse de renacentista con adornos platerescos, propios de sus años de inicio. Sus torres ya son neoclásicas.
La mezcolanza de estilos se hace más palpable en su interior. Desde el gótico tardío, renacentista, barroco, plateresco, neoclásico. Una síntesis de los estilos arquitectónicos que se desarrollaron en la ciudad desde sus orígenes.
Una gran planta de salón se encuentra cubierta por bóvedas góticas de crucería que asemejan un cielo estrellado, con una bonita apariencia.
Distribuida en tres naves y catorce capillas laterales.
En la nave central el Altar Mayor. Flanqueando el mismo una impresionante sillería con imágenes talladas en madera.
Un pulpito de madera, de estilo neoclásico.
La capilla más visitada es la que alberga el sepulcro de Francisco Pizarro. La primera de la nave derecha.
Está recubierta por mosaicos con temas de la conquista. Un sarcófago con sus restos y el relato de la azarosa historia de su muerte y sus restos.
-Algunas capillas en las que nos fijamos:
-Capilla de la Inmaculada Concepción o Nuestra Señora de la Evangelización. Es una de las pocas que conservan su altar barroco original, conservado precisamente por ser bonito. La imagen de la Virgen fue enviada por Carlos V, fue una de las primeras en llegar al Nuevo Mundo. En el retablo hay figuras de un Nacimiento que fue el primero de la ciudad de Lima, encargado por la hija de Pizarro.
-Capilla de Santa Ana actualmente conocida como Capilla de San Juan Evangelista.
-En la Capilla de San Juan Bautista un retablo dedicado al mismo, con escenas de su vida y tallado en Sevilla por el mismísimo Juan Martínez Montañés. En el centro un crucificado obra del mismo escultor.
Parroquia Iglesia del Sagrario
Se encuentra entre la catedral y el palacio Arzobispal, adosada a ellas.
Es una parroquia, dedicada al culto.
Un templo de una sola nave con una pequeña cúpula. Su portada era una copia de las portadas laterales de la Catedral si bien ha sufrido algunos retoques después de un terremoto de 1940.
Un gran Retablo Mayor del siglo XVIII.
En nuestra visita se estaban preparando para la celebración de una boda. Alguien nos dijo que es bastante requerida para ese fin.
Palacio Arzobispal.
En los primeros años del virreinato era la sede del cabildo de Lima. La residencia del arzobispo y en el mismo estaban las oficinas del arzobispado. Hoy día es un museo.
El edificio que hoy se ve no era aquel del virreinato, aunque tenga esa apariencia antigua. Es de 1924 y es considerado como el primer ejemplo arquitectónico neocolonial.
Su fachada es de una piedra que llaman reintegrada y en la misma sobresalen dos grandes y esplendorosos balcones tallados en madera de cedro con aires de estilo barroco.
Al interior no pudimos entrar porque en aquellos momentos nos estaban echando a todos fuera de los edificios y de la Plaza de Armas.
La policía, mucha de ella montada a caballo, había cerrado el acceso a la misma en los cuatro jirones que la rodean. Tan solo había un hueco en la calle junto al Palacio Arzobispal por la que nos apresuraban a salir.
En la plaza tan solo quedó la limusina de los novios que se estaban casando en la Parroquia del Sagrario. A ellos si los dejaron seguir con la boda.
La muchedumbre fue escoltada y guiada hacia otras calles traseras.
Al parecer se iba a celebrar una manifestación y la policía estaba impidiendo que la misma entrara en la Plaza de Armas, junto al Palacio del Gobierno.
Esto sucedió la primera tarde que pasamos un par de horas en la ciudad.
Como volvimos el último día de nuestro viaje, repetimos el itinerario hasta ahora descrito. Así que seguiremos desde este mismo punto.
En el Jirón Carabaya una parte es ocupada por el lateral del Palacio del Gobierno.
En la otra acera aparece primero el que se hace llamar el Museo del Cacao.
En realidad es también una cafetería y tienda de distintas clases de cacao y otras chuches.
Aquí nos refugiamos cuando la policía invitaba a la gente a abandonar la Plaza de Armas.
Y aquí nos volvimos a parar para unirnos a una visita guiada al Convento de San Francisco. A esperar a tres chicos portugueses que una guía espontánea ya había reclutado con anterioridad.
Al fondo de esta calle se encuentra la Casa de la Literatura Peruana.
El edificio corresponde a una antigua estación de ferrocarril, a la Estación de los Desamparados. Hoy en el mismo tienen lugar diversas actividades culturales y relacionadas con la literatura: biblioteca, préstamo de libros, presentaciones de libros, cursos de lectura…. Dependiente del Ministerio de Educación. En la planta baja, la Biblioteca Mario Vargas Llosa.
Pero esto no lo explicó la guía, ni siquiera nos detuvimos pues ella nos llevaba hasta el Convento de San Francisco cruzando por el interior de un afamado bar llamado el Cordano . Teníamos intención de verlo así que no nos molestó esta pasada por el interior. Es uno de los bares más antiguos y tradicionales de Lima. Lo visitaríamos más tarde.
Pero no pensaba yo que necesitara estas “visitas” con la fama que tiene.
Una de sus puertas abre al Jirón de Ancash por la que proseguimos hasta el convento. Esta calle también es muy bonita, con sus casas coloniales por toda ella.
CONJUNTO MONUMENTAL SAN FRANCISCO DE LIMA
El conjunto monumental San Francisco de Lima está formado por la Basílica, el convento, los santuarios de Nuestra Señora de la Soledad y de la Virgen del Milagro y las famosas catacumbas.
La plazoleta que está delante de la iglesia de San Francisco estaba en obras y las mismas salvadas de la vista y los peligros por unas enormes vallas metálicas con carteles que quitaban la vista de casi todo el frontal de la iglesia.
Una lástima, porque solo podíamos ver la parte media alta de sus dos torres campanario, con su típico almohadillado amarillo, y la parte superior de la portada.
Esta fachada con la portada barroca en piedra fue la más suntuosa de su época habida cuenta que ese material era el más caro y difícil de trabajar. También fue adelantada a las portadas barrocas de Cusco.
Con esta portada se inició la “moda” de llevar la imaginería del interior al exterior con el fin de mostrarlas a los que no podían ingresar en las iglesias.
La visita se inicia por el edificio anexo que es el convento. La visita es guiada. Pero aquí te pueden ofrecer guía, no que hubiera que traerlo ya para poder entrar, como la chica nos había hecho creer. Claro que la culpa es nuestra por no informarnos bien.
En la sala a la que se entra (y te asignan guía si no lo llevas) tiene unos zócalos de azulejos sevillanos. Es la antigua portería del convento.
Un amplio vestíbulo con una escalera. Mirando hacia arriba una cúpula de madera de estilo mudéjar. Pero solo son originales las pechinas. La propia cúpula se hundió en un terremoto y hubo que hacer una nueva.
Por la escalera se sube al piso de arriba que tiene unos corredores con vistas a un claustro, pero a los que no se puede pasar. Lo que se visita es la Biblioteca, pero solo echarle un vistazo desde la entrada, no se puede deambular por ella.
Una maravilla de biblioteca. Allí hay un letrero que indica que tiene unas 25.000 obras, incluidos algunos incunables, tomos del primer diccionario de la RAE, una biblia Regia editada en Amberes, un atlas completo del mundo en el siglo XVII, pergaminos, crónicas franciscanas….
Y también el Coro. La decoración de las paredes y techo del recinto guardan similitud con la que luego veríamos en la iglesia.
Hay una preciosa sillería coral barroca de unos 130 asientos, tallado en madera de cedro. En el centro el correspondiente facistol.
Unas luminosas vistas en altura del claustro.
Bajamos al piso bajo y recorremos un corredor de un luminoso claustro.
Las paredes están decoradas con un zócalo de azulejos sevillanos. También con pinturas de la vida de San Francisco de Asís pintadas por artistas limeños. Debajo de las pinturas se encontraron en una restauración restos de pinturas murales de la escuela italiana del siglo XVII. Los techos son de madera, de estilo mudéjar.
La primera visita desde este corredor es el REFECTORIO. La Ultima Cena y las 12 tribus de Jacob.
En esta sala es donde los frailes comían mientras uno de ellos leía pasajes de las sagradas escrituras.
Un gran cuadro representa una Ultima Cena de estilo andino atribuida en principio a Diego de la Puente. Pero en una restauración apareció una fecha posterior a su muerte en 35 años. Por lo que tuvo que ser de un discípulo suyo.
En las paredes laterales la serie pictórica de los quince cuadros que representan a los Doce Apóstoles, a San Pablo, la Virgen María y a Cristo Redentor. Su autoría no está probada pero el estilo es el característico de Francisco de Zurbarán, por lo que su autor tenía que ser un discípulo del mismo.
Todo ello está indicado en un gran cartel. No entiendo para que se necesita entonces un guía. Porque si explica bien pues te ahorras estar leyendo. Pero no era nuestro caso. Ni siquiera hizo alusión a los cuadros de la escuela de Zurbarán, solamente al cuadro de la Santa Cena.
De camino a la Antesacristía y la Sacristía vimos unos pasillos pintados en color rojo que me recordaron, tanto por el color como en la forma, a lo visto en el convento de Santa Catalina en Arequipa.
En la Antesacristía se puede ver un lienzo de gran tamaño, que cubre toda la pared, que representa el árbol genealógico de la orden Franciscana pintado en 1734.
Sacristía.- Indumentaria y Serie de Apostolado.
Aparte de los muebles cajoneros tallados en madera de cedro donde se guardarían los ropajes, en las paredes de esta sala cuelgan las tres series de Apóstoles que posee el convento. Trece óleos de gran formato atribuidos al taller de Zurbarán, una serie de tamaño medio que son copia del apostolado de Rubens que se encuentra en el Museo del Prado y otra serie del pintos español Jose Joaquin del Pozo.
Sala Capitular . Donde se reunían los monjes para celebrar sus capítulos. En esta sala el clero regular firmó el Acta de la Independencia. (en la Catedral lo hizo el clero secular)
Dos hileras de asientos con espaldar elevado.
Museo o Sala de Profundis. Pasión de Cristo.
Hay expuestos once lienzos de gran formato que representan la Pasión de Cristo, pertenecientes al taller de Rubens, bastante atractivos de ver.
También se exhibe un balcón de celosía de estilo morisco que vienen a llamar el “balcón de Pizarro” porque en su día estuvo instalado en el Palacio de Gobierno.
Y algunas obras más.
Bueno, pues este museo la guía se lo había saltado de forma arbitraria. Ya habíamos recorrido todos los laterales del claustro y tomado camino hacia las Catacumbas. Único destino que ella consideraba atractivo y digno de ver.
Yo llevaba anotados esos cuadros de Rubens y le comuniqué que nos habíamos saltado una sala. Con cara de pocos amigos retrocedimos. Pero ya no me lo perdonó en lo que quedaba de visita. Tengo el convencimiento de que no tenía ni idea de lo que el convento puede ofrecer y menos explicar lo que se ve. Solamente estaba enterada de las Catacumbas.
Lo cierto es que la gente, mayoritariamente, acude a este convento atraído por el morbo de la visita a las catacumbas. Es su principal reclamo y lo que atrae a tanto visitante del mismo.
Y precisamente este apartado de la visita es el que menos me atraía. Me parece una cosa macabra y no le veo la gracia a ver montones de huesos. Así que no presté ninguna atención y estaba deseando que finalizara.
Hubo enterramientos en las bóvedas subterráneas debajo de la Iglesia hasta principios del siglo XIX.
Caminos laberínticos recorren varias criptas con techos abovedados en las que se han colocado los huesos de forma armoniosa, incluso formando algunas figuras.
Constituyen el mayor cementerio de todo el Virreinato.
Cuando la visita finalizó había muchísima gente congregada en la puerta de la Iglesia y el pequeño pasadizo habilitado al lado de las vallas protectoras de las obras de la plaza, estaba atascado de gente.
Nos colamos como pudimos en la Iglesia para ver lo que estaba sucediendo. Por lo visto era alguna festividad o celebración respecto a la figura de San Judas Tadeo, cuya imagen se encuentra instalada en una capilla casi al inicio del templo.
Pudimos echarle un somero vistazo a la iglesia. Bueno, realmente tiene categoría de Basílica.
La guía ya se había ido, hacía rato, con los portugueses a una tienda de recuerdos que nosotros dijimos que no estábamos interesados. Yo creo que hasta se alegró.
Que desastre de guías en Perú. Por norma íbamos evitando tener guías en los lugares que visitábamos porque de antemano sabemos que se enrollan en lo que a ellos les interesa. Tan solo aceptamos sus servicios en el templo de Koricancha en Cusco y esta del Convento de San Francisco. Con ninguna tuvimos suerte.
Habíamos quedado con un matrimonio peruano, que conocimos en Chachapoyas, para comer. Ellos vivían en Lima.
Echamos un rato agradable intercambiando ideas de ambos países y en lo poco que nos quedaba de la tarde decidimos visitar la Casa Aliaga que había visto anunciada en algún lugar. Ellos tampoco la conocían.
Esta casa arrastra una historia única. La familia Aliaga ha habitado esta misma casa durante 16 generaciones, desde la fundación de Lima hasta la actualidad.
Pero el interés de visitarla es su arquitectura, virreinal y republicana y la colección de arte y muebles que decoran sus habitaciones.
Pero para visitarla hay que programarlo con tiempo. Se necesita hacer una reserva previa y llevar un guía oficial de turismo para la visita.
Le pudimos echar un vistazo a su patio porticado y realmente nos hubiera encantado hacer la visita.
Se encuentra en Jirón de la Unión, muy cerca ya del río y Puente de Piedra y frente al lateral del Palacio de Gobierno.
Muy cerca, en Jirón Camaná, se encuentra otra de las grandes iglesias que fue fundada en la época virreinal, en este caso por los dominicos:
La Basílica y Convento de Santo Domingo
Este convento también fue fundado en 1535. Más tarde fue tomando notoriedad porque en su sala capitular comenzó a funcionar en el siglo XVI la Universidad de San Marcos, la primera universidad peruana y la más antigua de América.
También es importante porque alberga los restos de dos santos peruanos muy conocidos, Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres.
Actualmente también se visita como un museo con guía autorizado. Un recorrido por 16 ambientes de sus distintas dependencias y las criptas de los santos mencionados.
También se puede subir a la torre del campanario, 46 metros, para obtener una gran panorámica de la ciudad de Lima.
La visita completa requería un tiempo que no teníamos. Así que nos tuvimos que conformar con echarle un vistazo a la iglesia.
Por la calle Jirón Camaná fuimos volviendo a la Plaza de Armas. Un vistazo último.
Y por Jirón de la Unión llegamos a Plaza San Martín.
Unos últimos vistazos a los edificios emblemáticos de esta plaza, envueltos en la neblina gris de la ciudad.
Nos despedimos de nuestros recientes amigos y con el taxi que nos había llevado en la mañana, regresamos al hotel. Recoger nuestras maletas y con el taxi de Jesús al aeropuerto para el vuelo de vuelta a Madrid.
Jesús y su esposa se ocupan del traslado que el Wasi Aeropuerto oferta hacia/desde el aeropuerto de Lima. Era la octava vez que nos desplazábamos con ellos. Ya casi amigos. Muy buena gente.
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