Y llegó el día de volver a Madrid. Siempre que tengo que volver de un viaje, me da pena porque me gustaría quedarme más tiempo para seguir conociendo cosas pero por otro deseando de volver para ver a la familia, para seguir con tu día a día y tus costumbres, que muchas veces también se echan de menos. Nos levantamos sin madrugar, nos duchamos y nos despedimos de nuestros maravillosos anfitriones y nos vamos a desayunar a la calle y poner rumbo al aeropuerto. Como ya nos habíamos animado a esto de andar, pues eso que hicimos, irnos al aeropuerto andando


La ciudad también la puedes conocer en bus turístico, como en la mayoría de las ciudades importantes.

En la Plaza de los Restauradores se encuentra este obelisco. Conmemora la liberación del país del dominio español en 1640. Las figuras de bronce y oro del pedestal representan la Victoria, con una palma y una corona, y la Libertad. Los nombres y fechas que están grabados a los lados del obelisco son los de las batallas de la Guerra de Restauración.

Subimos toda la Avenida da Liberdade hasta la rotonda donde se encuentra la Plaza del Marqués de Pombal y enfrente el Parque Eduardo VII. El Monumento a Marqués de Pombal fue inaugurado en 1934. La Plaza del Marqués de Pombal da comienzo a la nueva Lisboa y su nombre es un homenaje al que fuera el gobernador de Lisboa entre los años 1750 y 1777, junto con un león, el símbolo clásico del poder.

Continuamos caminata y pasamos por delante de la preciosa Plaza de Toros de Campo Pequeño. En un principio sólo se utilizaba para corridas de toros, pero a partir de la década de los 90, se convirtió además en uno de los espacios comerciales más grandes de Lisboa. El edificio es de estilo neomorisco, con cúpulas y torres inspiradas en la arquitectura de medio oriente, tiene más de 80 metros diámetro y más de 5000 metros cuadrados en total. La parte alta de la plaza es de estilo bizantino y la inferior de estilo árabe. Actualmente, después de las modificaciones que se le realizaron a finales del siglo XX, consta con un espacio de espectáculos con butacas para 10 mil personas y, en un nivel subterráneo, una galería comercial con 60 negocios de marca, restaurantes, bares, un supermercado, ocho salas de cine y un estacionamiento acondicionado para 1300 vehículos. Las corridas de toros se realizan entre mayo y septiembre. El resto del año, el espacio se utiliza para todo tipo de actividades culturales; cuenta con un techo móvil que le permite acondicionar la temperatura y aprovecharlo incluso en épocas invernales y días de lluvia. Como curiosidad, en esta plaza nunca se mata al toro



Y ya seguimos hasta el aeropuerto donde esperamos nuestro avión de regreso. Aquí acaba nuestro corto viaje pero intenso donde nos lo pasamos muy bien y disfrutamos mucho. Ya llevamos varios años con querer volver, a ver si este año se tercia y vemos muchas cosas que nos quedaron pendientes, porque Lisboa bien merece otro paseo viajeros
