DÍA 2: BIKANER Y TRASLADO A JAISALMER ✏️ Travel Journeys of India

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La llegada a Bikaner estaba estimada a las 7:20 y llegamos sobre las 8:00, la verdad que para lo que habíamos leído sobre la puntualidad de los trenes en India, nosotros hemos tenido bastante suerte durante todo el viaje. La primera experiencia en un tren nocturno no ha sido mala, aunque con el cúmulo de sensaciones y toda la ilusión por lo que nos viene por delante no hemos podido descansar todo lo que quisiéramos.

Bajamos del tren, el calor de par de mañana era sofocante. Fuimos a buscar unas consignas para dejar las mochilas y pasar el día más ligeros. IMPORTANTE: En las taquillas hay que poner tu propio candado pero entran las dos mochilas en una sola taquilla, y cuesta 40 rps. Después compramos los billetes de tren para ir a Desnok (60 rps los 2 en 2nd sitting) y ver el templo de las ratas . Como teníamos tiempo, buscamos un bar para desayunar cerca de la estación de tren. Aquí probamos nuestros primeros lassis, una especie de yogurt a la que nos acabaríamos enganchando completamente.


Cuando llegó el tren, buscamos un vagón de 2nd sitting. El tren no para mucho rato en las estaciones y se forman grandes montones de gente para entrar en los vagones de las clases más baratas, así que hay que andar prácticamente a empujones para poder entrar. Como no había ningún asiento libre al final nos subimos al portamaletas, imitando a los locales. Toda una experiencia, la gente nos miraba, se reía y nos hacía fotos. Y nosotros a ellos.


Llegamos a Desnok y fuimos andando al templo de las ratas. El pueblo es muy pequeño y vive de sus famosas ratas. Para entrar al templo hay que descalzarse, hay un sitio donde puedes dejar los zapatos por 10rps y te dan unos patucos (ellos van descalzos) para no pisar las mierdas sagradas de las ratas.
El templo en sí es pequeño, y si no fuese por las ratas no llamaría nada la atención, pero éstas hacen que sea muy curioso, y ver la veneración que la gente siente por ellas más aún. A D le gustó, pero mí me pareció algo bastante asqueroso, muchas de las ratas estaban muertas Les ponen cuencos con agua y con leche para que beban.



Nos chocó bastante que éramos los únicos turistas, o mejor dicho blancos en el templo (y en el pueblo) al final terminamos sacándonos fotos con ellos, cual famosos (al final acabaríamos acostumbrándonos a esto de ser famosos)
La vuelta también la queríamos hacer en tren. El siguiente tren salía a las 14:00 y los billetes no los ponían a la venta hasta las 13:30. Así que nos quedamos haciendo tiempo en el pueblo, callejeando un poco y tomándonos un lassi en un bar local. ¡Nos trataron como reyes en el bar!


Cuando llegó a hora fuimos a la estación a comprar los billetes, nos costaron 20 rupias los 2 porque no era expres. Mientras esperábamos al tren unas niñas vinieron sacarse fotos conmigo, ¡Hasta me acompañaron a que comprase el agua!



Con apenas retraso llegó nuestro tren


De nuevo el viaje lo tuvimos que hacer en el portamaletas, siendo la sensación del compartimento y de nuevo con sesión de fotos incluida.

La tarde la pasamos callejeando por Bikaner, es una ciudad bastante caótica y sucia. Eso sí, no hay nada de turismo. Fue una pena que no pudiéramos ver los Templos Jainistas, porque tienen un horario muy reducido. El templo es muy peculiar porque está hecho con mantequilla. En Bikaner son muy típicas las tiendas de especias y las havelis son espectaculares, por lo que decidimos dar un paseo para verlas mientras íbamos observando la vida de la ciudad y la gente se ofrecía para que les sacásemos fotografías.




Cuando nos estábamos adentrando en Old Bikaner, paramos a mirar un segundo el mapa y paró un chico con una moto y hablando en español, ya no me acuerdo que milonga nos contó de una novia de Bilbao y que quería practicar español… Nos preguntó por nuestra ruta y cuando le dijimos que nuestra próxima parada sería Jaisalmer, resultó que é tenía un hotel en allí. (qué casualidad!!) Nos enseñó fotos, comentarios en booking y tripadvisor, y tras dudarlo un poco aceptamos su oferta porque la habitación parecía que estaba bien, valía 300 rps y nos venían a buscar a la estación que llegando a las 05:00 de la mañana nos venía muy bien, también nos dijo que si no nos gustaba podíamos decir que no y no pasaría nada (habría que verlo). Nos ofreció dar una vuelta en su moto por Bikaner y como D no sabe decir que no allá que fuimos los tres en una moto. Nos vino bien porque nos enseñó las havelis, el mercado de las especias, etc.



Cuando ya nos valía con la ruta, nos despedimos de él, le dimos nuestros nombres y nos dijo que en la estación nos esperaría uno de sus empleados con un cartel que llevaría nuestros nombres.
Seguimos andando hasta el fuerte, como estaba a punto de cerrar no pudimos ver más que los patios, tampoco nos apetecía mucho más, empezábamos a estar cansados.




Cuando volvíamos del fuerte andando hacia la estación cenamos en un sitio que tenía muy buena pinta, estaba en el primer piso, y era más elegante, queríamos cenar bien después de comer solo jamón y pan en la estación. Cenamos una pizza de queso y champiñones un lassi y helado de vainilla por 284 rps. La verdad que podíamos haber cenado algo más, pero no queríamos estar muy empachados para la noche en tren, que hasta la mañana siguiente no íbamos a ver un baño…
Al llegar a la estación de tren estaba llena de familias enteras esparcidas por el suelo, por lo que hicimos lo mismo mientras esperábamos la llegada de nuestro tren.



Aquí empezó uno de los momentos embarazosos del viaje. Estábamos esperando tranquilamente en la zona donde se suponía que paraba nuestro vagón, el S1 (Sleeper class). Cuando llegó el tren, frenó más tarde y todo el mundo se puso a correr de un lado para otro, nosotros no sabíamos ni donde nos teníamos que subir porque los vagones no tenían carteles. Al final preguntamos un guardia y nos indicó la puerta, había como 20 personas empujando intentando entrar y el tren salía en breves. Veíamos a gente entrando por la ventana, no dábamos crédito de la situación. Al final nosotros también hicimos lo mismo, nos pusimos en la puerta y a empujar y a guardar nuestro sitio. Cuando el tren empezó a moverse yo estaba en el último escalón, menos mal, pensábamos que nos quedábamos en tierra. Una vez ya dentro aquello era una locura, todo el mundo gritando, un niño llorando.. nos pusimos a intentar buscar nuestras camas, era imposible avanzar por el vagón con tanta gente . Al final apareció un revisor y tras revisar la lista nos dejaron pasar hasta nuestras literas, que estaban ocupadas por unas 6 personas. El revisor los desalojó a todos para que pudiéramos entrar. Los que se bajaron de nuestra litera se tumbaron en el suelo. Nos tumbamos en nuestras camas flipando con lo que había pasado, no esperábamos semejante locura.

Los vagones en la clase Sleeper Class van numerados, cada billete lleva asignada una litera. Pero por lo que pudimos ver en este y en algún otro viaje, es que la gente compra billetes en 2nd sitting (que es la clase más barata) y luego sube al vagón de sleeper class. Como hay trayectos en el que alguna litera va vacía se tumban a dormir, y cuando sube la persona que ha pagado por esa litera se bajan y se quedan de pie o se tumban en el suelo

La diferencia con los vagones de 2nd class es que en vez de 4 literas por compartimento aquí hay 6 más 3 en el pasillo, las camas no son tan acolchadas y no hay cortinas ni nada que dé privacidad.

Contra todo pronóstico conseguimos dormir un ratillo.

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