Ubicado en lo que era una editorial soviética (no he llegado a saber si era la misma que estaba en lo que hoy es el hotel Stamba) y con un aire fabril en el que abunda el ladrillo encontramos el hotel Rooms. Es muy popular entre la gente guapa de Tbilisi para ir a comer o a beber algo. Y eso que no es en absoluto barato.
No tiene una cafetería propiamente dicha sino que puedes sentarte en la pequeña terraza o en las diversas salas (con sofás más cómodos que otros). Tiene otra terraza interior mucho más grande.
Los pasteles son caros pero excepcionales. También lo es la limonada casera. Dos vasos grandes de limonada, un cheesecake y un pastel de chocolate vegano costaron 61laris.
Siguiendo con la gastronomía, muy cerca de la Avenida Rustaveli, junto a uno de los restaurantes Pasanauri, encontramos en pequeño Thai curry. La persona que coge los pedidos, georgiana, es simplemente correcta. El resto de señoras son todas mayores, tailandesas y amabilísimas. Javi pidió un plato de gambas con ajo y yo un pad thai con pollo. Con una botella de agua costó 49,50 laris.

Mucha comida georgiana por todas partes pero una de mis cocinas favoritas es la italiana. Es por ello que repetimos en la Vera italiana, muy cerca de nuestro apartamento (no sé si dije que estamos en un bonito apartamento con amplio salón con cocina y una enorme habitación perteneciente al Hotel Urban Boutique y pegadito a este), en la misma calle. En nuestra segunda visita Javi pidió sopa minestrone y compartimos porchetta tonatta, pasta safranatta alla genovese (con azafrán y un ragú), lava cake con helado de vainilla y un increíble strudel de manzana. Con sendas limonadas caseras de fresa y un cocktail Bellini costó 123,90 laris. Uno de los dueños, italiano vero, se acercó a saludar. Muy amable.