Ha llegado la hora de comer por lo que buscamos un sitio donde aposentarnos. En la plaza hay unos bancos muy majos justo al lado del edificio de la Prefectura de Ravena (lo que viene a ser nuestra Delegación del Gobierno en cada Comunidad de Autónoma, más o menos). Hoy la comida y la bebida va a ser cortesía de Royal Caribbean Internacional. Efectivamente, en el día de ayer nos aprovisionamos de víveres en el Café Promenade y con papel de aluminio y bolsas zip nos los hemos alojado en las mochilas para comer algo rápido y no muy copioso durante la visita a la ciudad.

Allí se está tan ricamente y damos buena cuenta de las viandas. En la puerta de la prefectura hay un señor de uniforme con muchas medallas en la solapa esperando a alguien. De vez en cuando nos echa miradas de reojo y no sabemos si son de envidia porque le estamos dando hambre o de reproche por estar usando un elemento público urbano para otros cometidos distintos a los inicialmente previstos. Bueno, nosotros a lo nuestro.
Finaliza el comedido yantar y decidimos regresar al hotel a tomar posesión de nuestra habitación. Desandamos camino y tomamos una ruta diferente a la de ida para contemplar otros rincones de la ciudad de Rávena. Sinceramente, esta urbe es un tanto fea, arquitectónicamente hablando, y si no fuera por los mosaicos y el tema de Dante se podría decir que es una ciudad del montón. Sin embargo, como ya he comentado, el allegarse aquí vale muy bien el esfuerzo por todo lo que ofrece referido a lo anteriormente citado, ab imo pectore.
Por el camino nos encontramos contínuas referencias a Dante y la Divina Comedia.

La Divina comedia es un poema escrito por Dante Alighieri y una de las obras fundamentales de la transición del pensamiento medieval (teocentrista) al renacentista (antropocentrista). Es considerada la obra maestra de la literatura italiana y una de las cumbres de la literatura universal.
Cada una de sus partes (Infierno, Purgatorio y Paraíso) está dividida en cantos, cada uno consta de treinta y tres cantos, y más el canto introductorio suman 100 cantos en total. Cada canto fue compuesto por tercetos entrelazados endecasílabos o terza rima que, se dice, él mismo inventó.
El poema cuenta con un personaje principal: Dante, que personifica a la humanidad, y representa la tentación del pecado. Luego cuenta con dos personajes secundarios: Beatriz, que personifica la Fe y lleva a Dante a cada una de las esferas del paraíso, hasta el Empíreo, espacio inmóvil, donde contempla la Rosa mística formada por Dios y sus elegidos; y Virgilio, que hace otro tanto con la razón. El Paraíso representa el saber y la ciencia divina. El Infierno representa al ser humano frente a sus pecados y sus funestas consecuencias. El Purgatorio, la lenta purificación de sus culpas hasta la liberación. En esta obra el autor narra con extraordinario realismo un viaje durante el que se encuentra con las almas de grandes y terribles personajes de la historia. Es un canto a la humanidad que sólo en la fe en Dios encuentra su felicidad.
Como muestra, un botón, de su influencia en el arte posterior:
Llegamos al hotel, nos dan las llaves y subimos a nuestra planta y habitación. Es sencilla pero para una noche nos vale. Hay detalles un tanto cutres, eso sí, como que las toallas de manos y pies no son tales sino sábanas recortadas. Otro aspecto a tener en cuenta es que estamos junto a la vías del tren y de cuando en cuando se oyen los silbidos de las locomotoras y el traquetear de los vagones que pasan por allí (por decirlo todo, ello no nos molestó en ningún momento para descansar).

Habida cuenta del madrugón y del trote que llevamos de todo el viaje decidimos por unanimidad pegarnos una señora siesta con pijama y orinal, como diría Don Camilo. Las 2 horas no nos las quita nadie y nos levantamos un tanto más descansados y reconfortados. Lo que queda de tarde lo vamos a dedicar a la compra alimentaria de recuerdos y a tal fin nos acercamos a un supermercado CONAD en Via Cesarea, esquina Via Serra, a 10 minutos andando del hotel.- www.conad.it/
El supermercado es grandecito y tiene bastante variedad de productos. Hago una buena compra y digo hago porque mi acompañante ya tiene la maleta a reventar de todos los recuerdos que ha ido adquiriendo a lo largo de todas las escalas y no le cabe ni un folio. Hay productos de toda la Península Itálica por lo que cojo un variadito para llevarlos de regalo a la familia junto con los ya adquiridos en Chania y Split. A día de hoy, de lo que cogí para mí, sólo me faltan por consumir unos Krumiri, especialidad de la zona de Casale Monferrato, que en el envase tienen muy buena pinta.
Salimos del supermercado y ha comenzado a llover por lo que volvemos al hotel, nos adecentamos, llamamos a la familia y nos disponemos a marcharnos a cenar adaptándonos al horario italiano. Para la cena de hoy y la comida de mañana la idea era tomar cosas típicas del país, en forma de pizza y pasta y ello que nos encomendaríamos.
El plato más característico de Rávena es la piadina. Es un disco de una masa a base de agua, harina, bicarbonato y grasa de cerdo que se cocina en una plancha de hierro y se rellena con muchos ingredientes diferentes salados, incluso con nutella. Es ideal para un mediodía o almuerzo ligero. En cuanto a las pastas, lo más típico en Ravena es acompañarlas con caldo (in brodo), algo que no es común en otras regiones. Las variedades de pasta más utilizadas son cappelletti, passatelli, strozzapreti y maltagliati.
Puesto que mañana en Bolonia la intención es probar la pasta al ragú hoy nos atreveremos con las pizzas. En la ardua prospección previa al viaje en cuanto a lugares para cenar y que no estuvieran cerrados al ser hoy lunes y estar mucha hostelería sin trabajar por descanso, encontré una pizzería – restaurante que podría ofrecernos una suculenta experiencia: Babaleus en la calle Vicolo Gabbiani, 7. Carta en este enlace: qr4.it/ ...amp;cols=2.
Pasamos por recepción y el empleado nos pregunta si salimos a cenar y qué queremos comer. Le respondemos que pizza y nos dice que nos recomienda el Babaleus. ¡Casualidades de la vida, de nuevo! Le respondemos que allí vamos precisamente y nos contesta que es una buena elección. Debe ser un sitio de referencia porque puestos a recomendar los hoteles señalan establecimientos cercanos a ellos y el Babaleus está a sus buenos 15 minutos andando. Las expectativas suben exponencialmente, por tanto.
Tras un paseo bajo una fina llovizna por calles un tanto tétricas e insuficientemente iluminadas llegamos al Babaleus. Allí nos acogen y nos dan mesa. Pese a ser un lunes cualquiera y además desapacible hay lugareños cenando por lo que el ambiente es acogedor. Pedimos sendas pizzas para compartir y aguardamos la comanda.
Mientras esperamos la televisión del local tiene puesta música de algún canal temático. En un momento dado me parece escuchar la voz de Antonella Ruggiero y me levanto instantáneamente a comprobarlo. Ciertamente no me he equivocado porque la vocalista del grupo Matia Bazar está cantando el “Ti sento” con todo su despliegue. Se me ponen los pelos como escarpias ante otra casualidad del destino porque esta canción, de reciente descubrimiento por mi parte, ha adquirido unas connotaciones especialmente emocionales en los últimos tiempos. Las Moiras siguen tejiendo los hilos invisibles de nuestro sino…
Llegan por fin las pizzas y las mismas tienen una pinta realmente apetitosa. Son de un tamaño generoso y vienen copiosamente llenas de ingredientes. Hacemos reparto y degustamos con deleite.

Tras las pizzas algo de postre tiene que caer. Mi acompañante se pide panna cotta para quitarse el mal sabor de boca del mismo plato servido hace unos días en el crucero y yo me pido mascarpone con chocolate. La panna cotta es "bocato di cardinale" y está a años luz de la del barco. El mascarpone es otra buena elección y supone un cierre gastronómico sin parangón a este día tan intenso.
Regresamos al hotel bajo la lluvia por otra ruta para ver otras calles diferentes a la vuelta pero el panorama es muy similar. Eso sí, el recuerdo de Dante sigue apareciendo en cualquier rincón.

Mañana dejaremos Rávena, marcharemos para Bolonia y ,por desgracia, se acaba el viaje y las vacaciones. Buenas noches.
Conclusiones que nos deja el día:
. A la hora de desembarcar y si se tiene un horario para coger transporte siempre hay que prever más tiempo de antelación para bajar a la terminal en tierra porque coger un ascensor es misión de titanes. Los elevadores tienen la capacidad que tienen y en el momento en que entran 4 personas y sus maletas ya va a capacidad casi total por lo que las esperas son casi eternas.
. Puestos a elegir orden para visitar los recintos de mosaicos aconsejaría finalizar por el mausoleo de Galla Placidia y la Basílica de San Vitale, puesto que son los más espectaculares. Si empiezas por ellos ya el resto te va a parecer más corriente y más de lo mismo y ello sería injusto dado que todos tienen su punto destacable.
. Rávena está circundada por vías de tren con pasos a nivel con barrera, sobre todo en la parte al sur de la estación de ferrocarril ya que hay mucho movimiento de mercancías. Nos pilló un par de veces y aunque sólo fueron unos minutos tuvimos que estar esperando bajo la lluvia a que pasara el convoy correspondiente.
. Tenía yo la idea de que el turismo de la ciudad iría enfocado principalmente al tema de los mosaicos bizantinos pero realmente la figura más publicitada es la de Dante. Hay por doquier referencias tanto en cartelería como en señalética y muchas actividades van dirigidas a glosar su figura.

. Hay que tener en cuenta los horarios y aperturas de la restauración cuando se viaja fuera. Menos mal que llevaba buscados sitios para comer y cenar porque, al coincidir estar allí en día lunes nos dimos cuenta de que infinidad de restaurantes y otros sitios de condumio estaban cerrados por descanso de los trabajadores.