El día se ha ido nublando poco a poco y las primeras gotas de lluvia hacen irrupción en el aire boloñés. Como estamos al lado de la Basílica de San Petronio apuramos el paso y entramos en su interior.
La basílica de San Petronio fue la última gran construcción gótico tardía de Italia y ha sido testigo de grandes eventos históricos. Dos de los más importantes: la coronación del emperador Carlos V, Carlos I de España, por parte del Papa y la celebración de dos de las sesiones del famoso Concilio de Trento. Es una de las cinco iglesias más grandes de Italia y de las quince más grandes del mundo a día de hoy. La fachada inacabada, como el resto del proyecto, se debe a la falta de materiales y recursos. La obra de arte más famosa de la basílica de San Petronio es el ciclo de frescos de la capilla de los Reyes Magos, del siglo XV, con escenas del viaje de los Reyes Magos, de la vida de San Petronio, del Paraíso y del Infierno. En estos últimos está representado Mahoma ardiendo en las llamas del fuego eterno. Por ello, ante la posibilidad de atentados terroristas, hay militares en la entrada al recinto.
Otro aspecto destacable es la meridiana que hay en el suelo y que mide 62,27 metros. La realizó el astrónomo Gian Domenico Cassini en 1655 y es la más larga del mundo. La meridiana es un instrumento que consta de un agujero situado en el techo o en la pared de un edificio por donde entra la luz del Sol y una línea marcada en el suelo y orientada en dirección N-S donde se puede medir la altura del Sol al mediodía local, lo que permite determinar la época del año. A ambos lados de esta línea, varias losas de mármol llevan dos series de números, correspondientes a dos sistemas diferentes de medición del tiempo, el zodíaco y los solsticios y equinoccios. Como detalle, cuando el escritor británico Charles Dickens visitó Bolonia dejó escrito que lo único que le gustó de la ciudad fue la gran meridiana en el suelo de la iglesia de San Petronio.
La basílica de San Petronio abre todos los días de 8:30 a 13:30 y de 15:00 a 18:30. La entrada es gratuita, pero si quieres hacer fotos tienes que pagar 2 €. La visita a la capilla de los Reyes Magos cuesta 5 € y abre todos los días de 10:00 a 13:00 y de 15:00 a 18:00. Más información: www.basilicadisanpetronio.org

Entramos en San Petronio y ciertamente nos abruma por sus grandes dimensiones. Recorremos capillas y ábside y buscamos la meridiana. Hay relativamente poca gente y se está cómodo. La visita es satisfactoria y nos lleva un rato razonable.
Al salir de San Petronio nos pilla al lado uno de los secretos de Bolonia: el arco de los susurros.
El arco de los susurros o Voltone se encuentra en los pórticos del Palazzo del Podestà y hay que buscar, bajo la Torre dell'Arengo, las estatuas de San Doménico y de San Petronio, patrón de la ciudad. Si se habla de cara a la pared bajo la figura de uno de los dos santos, el techo abovedado hace que la voz se oiga perfectamente junto al otro, a pesar de encontrarse en esquinas opuestas. De esta forma los curas de la época podían confesar a los leprosos a metros de distancia sin temor a contagiarse.

Hacemos la prueba y la verdad es que se oye bastante bien al interlocutor del otro lado. Cosas de la física y la acústica.
A continuación nos vamos acercando a las 2 torres (due torri) que se adivinan a lo lejos.
Bolonia llegó a tener muchísimas torres en la época medieval ya que era la manera que tenían las familias adineradas de demostrar su poder. La gran mayoría fueron demolidas para construir la ciudad que conocemos hoy día, pero hay dos supervivientes que aún se mantienen: la torre Garisenda y la torre Asinelli, edificadas entre 1109 y 1119, que llevan el nombre de las familias que las construyeron. La primera es la más inclinada y mide casi 50 metros, mientras que la segunda llega a medir casi 100 metros. Como último dato, según la leyenda, si se sube a las torres siendo estudiante, uno nunca se graduará.

La altura de las torres impresiona y es complicado pillar la perspectiva para fotografiarlas en su totalidad. Es un elemento que le aporta al panorama urbano otro aliciente más. Están valladas porque la torre Garisenda está cerrada al público desde finales del año pasado por riesgo de derrumbe y se aprecia que está apuntalada y reforzada en su base. De haber tenido más tiempo me hubiera gustado detenerme algo más en ver más de cerca estos trabajos pero es lo que hay…
Ya va siendo hora de pensar en comer y así aprovechamos también para hacer tiempo hasta que vuelva a abrir la Iglesia de San Stefano, siguiente punto de interés del recorrido. Para ello tenía una selección de sitios de la zona donde presumiblemente estaríamos a esta hora. A saber:
. Ostería Del Podestà - Via degli Orefici, 21a
. Restaurante Pizzeria Scalinatella - Via Caduti di Cefalonia, 5
. Ca’ Peletti - Via Altabella, 15 C
. Bottega Portici - Piazza di Porta Ravegnana, 2
Nos pasamos por la Ostería pero está a tope de gente por lo que nos acercamos a Ca’ Peletti y aquí sí encontramos sitio.

Subimos a la primera planta y nos traen la carta aunque lo tenemos claro: probar pasta al ragú.
El ragú es la salsa tradicional italiana por excelencia y fue en Bolonia donde se le dio fama, haciéndola la más emblemática en el país. La salsa original es una mezcla de estofado de carne preparada con una salsa de base de tomate concentrado. Es una salsa de larga preparación que era tradicionalmente comida de domingo o de festivos, y que se solía servir con tallarines frescos (tagliatelle alla bolognese). Ésta era una salsa conocida entre la nobleza, pero en la Edad Media, con el creciente tránsito de profesores y estudiantes por Europa que visitaban la universidad de Bolonia, se fue expandiendo al resto de Europa y de familias de distintas clases, haciéndose especialmente conocida como salsa boloñesa, cuando realmente estamos hablando de salsa ragú. A pesar de que en Europa sea una salsa conocida especialmente por acompañar a los spaghetti, en Italia se usa más en otros productos como, por ejemplo, la pizza, la lasaña, gnocchi o canelones. Los ingredientes principales son la carne para guisar (suele ser tradicionalmente de buey), tomates, verduras (generalmente zanahoria, apio y cebolla), vino blanco, pimienta negra y nuez moscada.

Pedimos cappelletti (nótese el juego de palabras con el nombre del restaurante) y tagliatelle al ragú como platos principales y de postre tiramisú con helado y otra variedad de dulce de mascarpone distinta a la de ayer en Rávena. La cantidad de pasta tampoco es que sea muy abundante pero entre la misma y el postre nos vale y tampoco conviene abusar porque por la tarde tenemos vuelo de regreso y no es plan de ir con el estómago demasiado lleno. Todo está muy apetitoso y parece que hemos acertado en la elección de lugar y platos. “Piatto ricco, mi ci ficco”, que dicen por aquí. La cuenta nos sale por 41,50 euros, incluyendo botella de agua de litro, pan y cubierto.
Como el siguiente punto de interés es la Iglesia de Santo Stefano y la misma abre por la tarde a partir de las 14:30 horas para allá que nos vamos con el fin de estar por las inmediaciones llegada a esa hora. Llegamos a la Plaza Santo Stefano y allí se encuentra otro de los 7 misterios de Bolonia: La cara del diablo.
Se dice que en la Piazza Santo Stefano vivía una de las familias más poderosas de la ciudad, cuyos miembros no es que se llevaran muy bien entre ellos. Sucede que el padre de esta familia mandó esculpir la cara de todos ellos en la fachada del palacete y el arquitecto encargado de cincelar los rostros intercaló entre ellos la cara del diablo. No se sabe si trataba de señalar a algún miembro en concreto o simplemente era una forma de mostrar que el Mal habitaba en aquella familia.

La verdad es que te tienes que fijar muy mucho en el frontón para identificar la faz del averno esculpida pero una vez identificada da sentido a la anécdota sobre el particular. Detalle curioso que si se pasa por allí no está de más descubrir.
Inciso: junto a este “misterio” hay otros 6 más que se pueden descubrir en la visita a la ciudad. Según donde leas incluso el "Voltone", ya descrito, se incluye o no en el listado. A nosotros ya no nos dio tiempo a ver nada más por lo que se queda en barbecho hasta una futura e indeterminada vuelta a esta ciudad. Para más abundamiento, nada como introducir en cualquier buscador de la red “misterios de Bolonia” y allí aparecerá toda la información.
De lo que resta de visitar de la ciudad de Bolonia se dará buena cuenta en la siguiente etapa.