Amanece un nuevo día y hoy toca cambio de localización y alojamiento. Ayer noche estuvimos hablando sobre qué hacer acerca de la nevera de la habitación y decidimos dejarla enchufada para tener fresquita la bebida. Por si acaso yo me calcé los tapones para los oídos, no me he enterado de nada y al levantarme he visto un charcazo en el suelo al lado del refrigerador. Mi acompañante me informa que, como a las 03:00 de la madrugada aquello se ha puesto a zumbar como un descosido, se ha levantado y lo ha desenchufado. Conclusión: ruido eliminado pero el hielo que pudiera haber se ha derretido y se ha extendido por la habitación….. Nada que unas buenas toallas de ducha no puedan recoger de aquella manera…. Volvemos a enchufar el aparato y silbamos al vacío….
Dado que hay que coger fuerzas para lo que nos depara el día bajamos al bufé a desayunar. En la ingesta de ayer ya hicimos la prospección necesaria para hoy ir a tiro hecho y seleccionar los mejores manjares y allá que vamos, plato en ristre. Puesto que hoy embarcamos en el crucero nos parece buena idea darle fuerte a las spanokopita para seguir los consejos de Popeye el Marino:
POPEYE EL MARINO SOY
POPEYE EL MARINO SOY
GOLPEO CUAL ESTACA PUES COMO ESPINACAS
POPEYE EL MARINO SOY
Para más abundamiento:
Dejamos tiritando algún recipiente y damos buena cuenta de lo seleccionado. La verdad es que está todo muy rico y costando 7 euros el desayuno no me parece nada caro para todo lo que ofrece, comparado con lo que se ofrece normalmente en un buffet de desayuno medio.
[align=center]SPANAKOPITAS EN EL BUFÉ DE DESAYUNO DEL HOTEL ATTALOS
Dado que hay que coger fuerzas para lo que nos depara el día bajamos al bufé a desayunar. En la ingesta de ayer ya hicimos la prospección necesaria para hoy ir a tiro hecho y seleccionar los mejores manjares y allá que vamos, plato en ristre. Puesto que hoy embarcamos en el crucero nos parece buena idea darle fuerte a las spanokopita para seguir los consejos de Popeye el Marino:
POPEYE EL MARINO SOY
POPEYE EL MARINO SOY
GOLPEO CUAL ESTACA PUES COMO ESPINACAS
POPEYE EL MARINO SOY
Para más abundamiento:
Dejamos tiritando algún recipiente y damos buena cuenta de lo seleccionado. La verdad es que está todo muy rico y costando 7 euros el desayuno no me parece nada caro para todo lo que ofrece, comparado con lo que se ofrece normalmente en un buffet de desayuno medio.

Tras el desayuno toca dejar el hotel y poner rumbo al puerto del Pireo para hacer el embarque. Recogemos las maletas y habiendo dado otro repaso toallero al suelo de la habitación procedemos a pasar por recepción para pagar la estancia. (Téngase en cuenta que la tasa turística ateniense es de 1,50 euros/noche/persona a añadir al precio del hotel). Quitando el tema de la nevera, volvería a alojarme aquí sin dudarlo si vuelvo por estos lares. Nos despedimos y tiramos del equipaje para coger el bus que nos llevará al puerto.
Cuando estuve buscando hotel en su momento, uno de los factores a tener en cuenta también fue el desplazamiento hasta el embarque. A 5 minutos del hotel Attalos hay una parada del bus urbano n° 49, Afethria, que va al Pireo durando el trayecto unos 50 minutos, por lo que venía ni que pintado para no tener que ir cargados con las maletas demasiado tiempo. Además el día anterior compramos en el metro de Monastiraki billetes sencillos de 90 minutos a 1,20 euros y como entran en vigor al validarlos ya no teníamos que estar buscando el comprarlos esta mañana.
Para más información de los transportes en Atenas dejo la web correspondiente: www.oasa.gr/en/
Esperamos en la parada a que venga el autobús y, matando la espera, observamos la vida cotidiana de una mañana cualquiera de Lunes en Atenas. Por de pronto un camión se ha puesto delante de la parada y un lugareño, con total parsimonia, se pone a bajar y subir cajas. Además, detrás hay un Banco y allí, a ambos lados de la calzada, van parando automóviles de mejor o peor forma, se bajan los usuarios con toda la calma del mundo y acceden al establecimiento, hacen sus cosas y se van. En un momento dado hay doble fila en ambos sentidos, y la parada ocupada por lo que, como llegue el bus, vamos a tener que subir de aquella manera. Afortunadamente aparece un coche patrulla de la policía ateniense y vemos el cielo abierto. Nuestro gozo en un pozo…. Lejos de hacer algo al respecto los agentes también dejan el coche de cualquier manera y se van tan panchos a la entidad financiera. Ver para creer.
Pasan unos minutos y como por arte de magia todo se descongestiona, se queda libre la parada y aparece el bus 49. Subimos, por la puerta de en medio, validamos el billete, colocamos una maleta en un pequeño portaequipajes que tiene el autobús y la otra nos la quedamos junto al asiento. Pese a ser la 2° parada de la línea hay bastantes pasajeros y más que se subirán a lo largo del recorrido teniendo en cuenta que nos tenemos que bajar en la penúltima parada de la línea.
El bus tiene un panel informativo que va marcando las paradas tanto en alfabeto griego como en “occidental” y muestra además un pequeño mapa de la zona por la que va transitando. Nosotros llevábamos el itinerario en las 2 grafías y, aparte, mi acompañante va con el Google Maps por lo que íbamos viendo por dónde íbamos y cuántas paradas faltaban.

Después de recorrer todo el extrarradio de Atenas y parte del Pireo por fin llegamos a nuestra parada casi a pie de puerto: Zoodoxos Phgh (calle Marias Chatzikiriakou). Nosotros vamos a la terminal B Temistocles o Kanelos y ésta se encuentra muy próxima. De hecho no sé si llegó a 10 minutos desde que bajamos del bus hasta que llegamos a la zona de recogida de maletas.... En perspectiva, coger este bus ha sido buena idea porque hemos ido de puerta a puerta prácticamente y el precio ha sido muy económico. Si te puedes manejar mínimamente con unas maletas, te alojas entre Monastiraki y Omonia y vas con tiempo de sobra es totalmente recomendable.
Pues ya estamos en el Pireo, el puerto al que rinde homenaje la canción de Melina Mercouri que popularizó Nana Mouskouri.
Este es mi puerto en un rincón del mundo
en donde en un segundo me siento ya feliz.
Y en este puerto, puerto de mis amores
los niños del Pireo hoy cantan para mí.
Para más abundamiento:
Comienza la 2° parte del viaje y lo primero que hacemos es aproximarnos a la zona de entrega de maletas que subirán con posterioridad a la puerta del camarote. Llevamos en la mano la etiqueta descargada de la documentación enviada por la naviera para que la fijen en la maleta pero no hacen ni caso, cogen otras etiquetas, las rellenan con los datos del camarote y nos invitan a acceder a la terminal para ya hacer el trámite del embarque.
Puesto que tenemos hora reservada de 11:00 a 11:30 y son como las 10:50 accedemos a la terminal B, Kanelos, esperando no hacer el ídem y que ya nos permitan subir al barco. A partir de aquí todo es fluido y llevando ya todo hecho en la aplicación de Royal sólo es que te verifiquen los datos y te dan paso al muelle, pasar los arcos de seguridad correspondientes y caminar para subir a ras del barco. ¡Objetivo cumplido también!, habiendo tardado unos 10 minutos para todo.

Subimos por una de las cubiertas inferiores directamente, cierro la quijada de mi acompañante que lo está flipando en colores desde que hemos llegado a pie de barco y nos disponemos a coger los ascensores para ir subiendo por las cubiertas e ir viendo qué hacemos hasta que podamos entrar al camarote.
Inciso: ¡Cómo son de diferentes las perspectivas según las vivencias de cada uno…! Para mí el procedimiento de embarque y acceso al barco ya ha pasado a ser un trámite burocrático sin más. Para mi acompañante, nuevo en estas lides, todo está resultando una experiencia: el trato en la terminal, el paseo por el muelle junto al barco levantando la cabeza hasta donde no llega la vista admirando sus cubiertas, el cruzar la pasarela para entrar el crucero, el hall para coger el ascensor…. Su mirada se pierde, lo quiere abarcar todo y empaparse de la experiencia y esto no ha hecho nada más que empezar. Supongo que en mayor o menor medida ésa fue nuestra reacción la primera vez que nos subimos a un barco de crucero y verlo en otra persona te hace retrotraerte de manera indirecta a aquellos momentos lejanos y puede que más felices. Todavía recuerdo subir al MSC Orchestra, mi primer crucero, acceder al corazón del barco por el Centrum, pasar por una hilera de tripulantes dándote la bienvenida y que uno de ellos tomara nota de tu camarote y te acompañara personalmente al mismo incluso llevándote el equipaje que portaras…. Te sentías la persona más especial del mundo por estar teniendo la oportunidad de vivir ese momento y en un entorno que no habías experimentado en la vida ni perspectivas de hacerlo….

En estos primeros días tengo pensado hacer de cicerone de mi acompañante para que a lo largo de la semana se suelte y luego ya viva el resto del viaje según su propia experiencia. Por ello le propongo el siguiente curso de acontecimientos para las próximas horas:
- Cubierta 5 – Royal Promenade (bautizada a partir de ahora como “La Gromenauer”) : centro neurálgico del barco donde están las tiendas, se hacen los espectáculos temáticos, donde está el Café Promenade…. Para una primera toma de contacto de zonas comunes, decoración, etc.

- Cubierta 7 – donde tenemos el camarote. Para ubicarnos cuando podamos entrar al mismo.
- Cubierta 11 – piscinas y jacuzzis. Aprovechando que el barco está medio vacío es una buena oportunidad de disfrutar casi solos de estas instalaciones ya que a lo largo de la semana por climatología y o afluencia de pasajeros puede que no lo vayamos a catar a gusto.
Efectivamente, vamos a la Gromenauer y nos paseamos por la misma, subimos a la cubierta 7 y el acceso lo tienen cerrado hasta las 13:30, hora de entrada estimada a los camarotes (buena idea para que los moscones no andemos por los pasillos molestando a los cabinistas) y, por último, subimos al Solarium de la cubierta 11, cogemos unas tumbonas cómodas y hacemos propósito de relax y molicie.

Me voy a por unas toallas pero, ¡ups!, aún no tenemos las tarjetas… No hay problema porque la tripulante del stand de toallas, argentina de nacionalidad, me dice que simplemente anota el número de camarote y ya está. Posesionados de toallas y hamacas pasamos por un baño de esa cubierta y nos ponemos los bañadores y las chanclas de piscina que sabiamente hemos subido en las mochilas de mano para poder ahora disfrutar del tema acuático. A continuación, y con la piscina y jacuzzi para nosotros solos, echamos un largo rato tranquilo de nado, charla y relajación saboreando el momento ya que, desgraciada y presumiblemente, no lo vamos a vivir en estas condiciones en lo que queda de semana. Palabras premonitorias….
Aquí finaliza la etapa en pleno abandono de los sentidos. Lo que sucedió a continuación se contará en la siguiente.
[/align]