Segundo día en Wroclaw.
Por la mañana nos levantamos muy temprano y, después de desayunar en el bufet del hotel, fuimos a hacer una visita con un guía local, un joven majísimo, que nos explicó un montón de cosas y nos llevó a muchos sitios. Sin duda, uno de los mejores guías que tuvimos en Polonia. Era festivo en Polonia, así que había muy poca gente en las calles a esas horas tempranas, pese a que lucía el sol y la temperatura era estupenda. Menuda diferencia con el gentío de la tarde anterior.

Isla de la Catedral.
Aunque la ruta fue toda a pie, primero nos trasladamos en autobús hasta el distrito de Ostrów Tumski (Isla de la Catedral), una isla rodeada por el río Oder y conectada con el casco viejo mediante una serie de puentes. Esta zona está considerada la más antigua de la ciudad, donde comenzó su historia en el siglo X. Una curiosidad es que aquí se sigue empleando iluminación de gas, así que todas las noches un empleado va enciendo cada farola.



Empezamos viendo el Jardín Botánico de la Universidad, que se encuentra muy cerca de la Catedral, hacia donde nos dirigimos después, pasando por el Museo Diocesano y la Iglesia de San Gil.


Esta parte de la ciudad es muy tranquila y bonita, muy bien restaurada, con suelo adoquinado y fachadas impecables. La plaza de la Catedral y los edificios de colores que la rodean dan para unas fotos resultonas.


La Catedral de San Juan Bautista es de estilo gótico báltico de ladrillo con añadidos neogóticos, ya que fue reconstruida tras quedar gravemente dañada durante la II Guerra Mundial, aunque buena parte de los objetos que estaban en el interior se salvaron y están expuestos actualmente en el Museo Nacional de Varsovia.

Se trata del cuarto templo edificado en este lugar, remontándose el origen del primero al siglo XIII. Fue declarada Basílica en 1902. Cuenta con el mayor órgano de tubos de Polonia, realizado en 1902. Tiene tres naves y varias capillas de estilos gótico y barroco. Sus dos torres, incluidas las agujas, alcanzan los 98 metros de altura. He leído que se puede subir andando o en ascensor, pero el acceso estaba cerrado.
El día que la visitamos era Corpus Cristi, una celebración muy importante en un país tan religioso como Polonia. Iba a oficiarse misa con la presencia del obispo y nos dijeron que teníamos que darnos prisa si queríamos visitarla antes de que se cerrase para hacer los preparativos. Nos dio tiempo de verla bien. Estábamos solos dentro.

Continuamos caminando por la calle de la Catedral con edificios religiosos y docentes alrededor y varias esculturas de gran tamaño, como la de San Juan Neponuceno, que debía librar a la ciudad de inundaciones. Ignoro qué tal ha realizado su cometido
.

Más adelante, llegamos al Puente Tumski, que conecta la Isla de la Catedral con la Isla Arena. Además de monumento histórico, es uno de los puentes más famosos de la ciudad. Se le conoce también como el puente de los enamorados, con lo cual tampoco le faltan los inefables candados; incluso el gnomo situado allí acarrea los suyos. Fue construido en 1889 con un diseño muy avanzado para su época y utilizando armadura de acero, que le proporcionó más resistencia y longevidad. Todo un símbolo para los lugareños y un imprescindible para los visitantes.


Cruzando el puente, está la escultura dedicada a San Juan Bautista. Y, enfrente, la Iglesia de Santa María de la Arena. Por la orilla del río, hay un paseo muy agradable, desde el cual se pueden tomar bonitas perspectivas de la Isla de la Catedral, aunque la posición del sol no ayudaba mucho a esa hora. Mejor venir aquí por la tarde. También hay un embarcadero con botes de recreo para los turistas.


Caminando tranquilamente, llegamos hasta el Puente Piaskowy (Puente de Arena), pintado en un llamativo color rojo al igual que sus estilosas farolas. Construido en 1851, es la construcción de acero más antigua de la ciudad y está situado en el lugar donde en la Edad Media existían pasarelas de madera para comunicar el casco antiguo con la isla de la Catedral.

Después, pasamos junto al Mercado de Wroclaw, conocido como Hala Targowa, construido con ladrillo rojo en 1908. Al ser festivo, estaba cerrado. Superamos la Catedral de San Vicente y Santiago y llegamos hasta lo que se conoce como el Sendero Histórico de Wroclaw, mediante el cual se van repasando las diferentes etapas de la ciudad y sus acontecimientos históricos más interesantes a través de unas placas metálicas instaladas en el suelo.


Continuamos hacia el Instituto Nacional Ossolineum, un imponente conjunto de edificios de colores rojo y blanco que alberga una de las mayores y más antiguas bibliotecas de investigación de Polonia. Atravesamos sus jardines y salimos a la zona de la Universidad, fundada en 1702 por Leopoldo I.

Sus calles, flanqueadas por imponentes edificios barrocos, merecen dedicarles un rato. Nosotros no pudimos por estar cerrado, pero si cuadra es muy interesante visitar la Sala Leopoldina, del siglo XVIII. Estos edificios resultaron muy dañados tras la II Guerra Mundial, aunque ahora están completamente restaurados.




Seguimos caminando en dirección a la Plaza del Mercado. Por el camino, nos detuvimos en la antigua cárcel, que estaba en el número 6 de la calle Wiezienna o calle italiana. Y también en la calle Jatki (calle de los Carniceros), hoy en día repleta de tiendas y galerías de arte, pero donde antaño se vendían las carnes procedentes del Matadero Municipal. Son curiosas las esculturas de los animales que se sacrificaban.



Con muy poca gente en comparación con la tarde anterior, la Plaza del Mercado estaba radiante a plena luz del sol. Así que volvimos a disfrutar de sus fachadas con unos colores todavía más brillantes.



También nos acercamos a la Plaza de la Sal, donde antaño se vendía la sal, aunque ahora está dedicada casi en exclusiva a la venta de flores en sus numerosos puestos, aunque a esa hora temprana todavía no había muchos instalados.


Sin duda, hay muchas cosas más que ver en Wroclaw o Breslavia, como el auditorio Centro Centenario, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2006, o la pintura “Panorama de Raclawice", una pintura panorámica que representa la batalla de 1794 por la independencia. Pero ya no disponíamos de más tiempo. Aun así, nos dimos por satisfechas porque lo que vimos nos gustó y mucho. Además, nos llevamos una buena cosecha fotográfica de gnomos. ¿Tendremos la suerte que se promete a quien los coleccione?

