![]() ![]() Por el sur del mundo. CHILE ✏️ Blogs de Chile
Mis 2 viajes por Patagonia, Tierra del Fuego y Región de los Lagos. naturaleza intacta y desbordante: glaciares, lagos, montañas, ríos, bosques.....El sur del mundo, bajo el poder del agua.
Añado mi último viaje: Norte, Araucanía, Región de los Ríos y ChiloéAutor: Meha Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (37 Votos) Índice del Diario: Por el sur del mundo. CHILE
01: Nos vamos al sur de Chile. Nov-2012
02: Llegada a Tierra del Fuego chilena
03: Parque Karukinka (Tierra del Fuego)
04: De Tierra del Fuego a Puerto Natales
05: El sur del Parque Nacional Bernardo O´Higgins
06: Torres del Paine (Lago Grey). Pata izquierda de W: de Lago Grey a Paine Grande
07: Torres del Paine: Valle del Francés (pata central W)
08: Torres del Paine: Mirador Las Torres (pata derecha de la W)
09: Del Paine a Puerto Natales
10: De El Chaltén a Villa O´Higgins y Glaciar O´Higgins
11: Villa O´Higgins: el fin de la Ruta Austral
12: Caleta Tortel: el pueblo de madera
13: Cochrane: siguiendo la Ruta Austral
14: De Cochrane a Puerto Guadal
15: Lago y glaciar Leones (Campo patagónico de Hielo Norte)
16: De Puerto Guadal a Chile Chico
17: Bordeando el lago General Carrera, de nuevo
18: El Valle Exploradores
19: De Puerto Tranquilo a Villa Cerro Castillo
20: Despedida patagónica. Dic-2012
21: Regreso a la Patagonia. El embrujo del calafate. Ene-2014
22: Lago de Todos los Santos, Peulla y el Volcán Osorno
23: Ruta Austral: De Puerto Varas a Hornopirén y Parque Nacional del Alerce Andino
24: Ruta Austral: De Hornopirén a Chaitén
25: Ruta Austral: De Chaitén a La Junta
26: Ruta Austral: De La Junta a Puerto Aysén
27: Laguna San Rafael. Donde el campo de hielo continental llega hasta el mar.
28: Ruta Austral: De Puerto Aysén a Puyuhuapi. Puerto Cisnes. Bosque encantado
29: Ruta Austral: Parque Nacional Queulat. Puyuhuapi
30: Ruta Austral: De Puyuhuapi a Futaulefú
31: Futaulefú y sus senderos
32: Despedida bordeando el lago Llanquihue (feb-2014)
33: Región de Arica y Parinacota: indescriptible altiplano andino (nov-2018)
34: Región de Tarapacá: entre volcanes y desierto
35: Araucanía I: Por los volcanes, lagos y araucarias de Malalcahuello, Conguillío y
36: Araucanía (II): Pucón, Lagos de Huerquehué, Volcán Villarrica, rafting
37: Las cascadas de Huilo-Huilo y el volcán Mocho Choshuenco, entre lagos y ríos
38: 4 días en Chiloé, entre verdes paisajes, leyendas y arquitectura en madera
39: Por la verde costa valdiviana y despedida en Santiago (dic-2018)
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Etapas 22 a 24, total 39
El desayuno de Casa Kalfú está delicioso. El cielo nublado genera suspense sobre la visibilidad que tendremos durante la navegación por uno de los lagos más hermosos de Chile.
En dirección a Ensenada, la carretera asfaltada bordea el lago Llanquihue, por un paisaje amable, que poco tiene que ver con los densos bosques que se encontraron los primeros colonos alemanes llegados a estas tierras a mediados del siglo XIX, tal como relata Carla Federico en su libro La Tierra del Fuego. Llanuras, antes boscosas, que se han transformado en tierras de cultivo, y en una zona dulce que ahora es destino vacacional de muchos chilenos. Gente corriendo y pedaleando en esta mañana dominical de enero. Los claros van ganando la batalla a las nubes, y la silueta fantasmagórica del cono del Osorno emerge entre tinieblas. En apenas media hora, el cielo se limpia casi por completo, y el Osorno presume de la perfección de su cono, de sus 2600 m y de su cumbre ocupada por glaciares. Pasando Ensenada, justo entrando en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, el más antiguo del país, el bosque nativo nos rodea, en un avance de lo que va a ser nuestra próxima aventura por la Ruta Austral. Tras casi hora y media con alguna parada corta, llegamos al embarcadero de Petrohué, a orillas del lago de Todos los Santos, donde nos espera el catamarán para navegar por este lago, también llamado Esmeralda. El brillante color verdoso de sus aguas resplandece como una joya. Los primeros hombres blancos que lo pudieron contemplar fueron unos jesuitas españoles, un 1 de noviembre, el día de Todos los Santos. Ellos no lo tuvieron tan fácil para recorrer estos parajes, en aquellos tiempos absolutamente salvajes. Hoy en día, aunque conservan su virginidad casi intacta en gran medida, son visitables cómodamente en este catamarán. ![]() Laderas cubiertas por bosque nativo, que caen sobre el lago, volcanes nevados: el Osorno y el Puntiagudo, algunas islas, pequeñas playitas que vamos descubriendo en sus orillas, ramas que bajan hasta rozar la superficie del lago……..y sus aguas que brillan como esmeraldas…………… ingredientes que se fusionan todos aquí y ahora, en el Lago Esmeralda. Sólo sobra el ruido del catamarán y las voces del tipo que, micrófono en mano, anuncia repetidamente las opciones de excursiones en Peulla. Yo soñaba con que el catamarán parase sus motores por unos instantes en medio del lago, y poder disfrutar del lugar y del momento en silencio y en quietud…………pero……….., mi sueño nunca se hizo realidad. Quizás por eso, porque los sueños sólo son sueños, y sólo se cumplió en mi imaginación cuando tapé los oídos y cerré los ojos. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Nada más llegar a Peulla, es fácil sentirse en un sitio especial. Una aldea remota y escondida entre montañas. Sus 120 habitantes viven por completo del turismo. Todos trabajan en el hotel del pueblo o en la agencia turística que organiza las excursiones del Cruce Andino, y que cada día llena la aldea de caras nuevas. Un pequeño puesto sanitario, una escuela con 4 niños, puesto fronterizo, e incluso una tienda no faltan en el pueblo. ![]() ![]() ![]() Varias actividades se pueden realizar, como canopy, cabalgata, recorrido en 4x4 o vuelo en helicóptero sobre los glaciares del volcán Tronador, la montaña más alta del área, y que pudimos contemplar durante unos instantes desde el catamarán. Creo que nuestra decisión fue acertada al elegir una excursión en 4x4, que nos ocupa hora y media de las 3 horas y media que permaneceremos en Peulla, durante la cual recorremos una parte de la ruta internacional que conduce a Argentina por el Cruce Andino de los lagos, visitamos una granja, vadeamos el río Peulla………un poco excitante………, y navegamos en balsa por el río Negro. Una experiencia de sensaciones de íntimo contacto con la naturaleza. Un río poco profundo, de aguas oscuras por la negritud de su fondo, y guarecido entre la vegetación de la selva valdiviana. Quietud sólo interrumpida por un par de docenas de tábanos gigantes que, de inmediato, se encapricharon de mí. ![]() ![]() ![]() ![]() Todavía nos queda tiempo para recorrer los pequeños senderos. Unas cascadas casi secas, los árboles majestuosos, fucsias y flores, helechos, aves cantoras, nos hacen disfrutar de la naturaleza de este Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, que desde 1926 se ha convertido en el más antiguo del país. ![]() ![]() ![]() Gentes de varios países del mundo coincidían con nosotros en esta experiencia. También chilenos, como una mujer de Copiapó que conocí, situación que aproveché para recabar información sobre el paso de San Francisco, que tantas ganas tengo de conocer. Tras comernos nuestras empanadas chilenas en medio de este entorno natural, me preguntaba cuán de templada estaría el agua del lago para darse un baño. Y no me lo pensé más, me dispuse a comprobarlo en primera persona, al menos hasta la rodilla, en la pequeña playita situada al lado del embarcadero. A las cuatro de la tarde es hora de regresar. Algunos que han llegado desde Argentina, otros que veníamos desde Puerto Varas, y unos pocos que han pasado aquí la noche, nos embarcamos de vuelta por el Lago de Todos los Santos, que vuelve a deleitarnos con sus cumbres nevadas, con sus laderas boscosas, sus aguas color esmeralda. Nos sentimos muy afortunados por poder conocer maravillas como ésta. Para los pobladores que viven a orillas del lago, este catamarán es su única vía de comunicación. A sus casas no llega ningún camino. Se acercan con su barquita cuando necesitan aprovisionarse o viajar a algún lugar. ![]() Esmeralda, turquesa, azul…………Diferentes tonalidades visten su superficie, en función de los reflejos de la luz. ![]() ![]() Llegar a los Saltos del Petrohué resulta muy fácil. A 7 km del embarcadero de Petrohué y un corto sendero, que nos asoma a unas cascadas donde río se abalanza entre paredes verticales cubiertas de vegetación, en presencia de la silueta del volcán Osorno. Los jet-boat que vemos desde las pasarelas, se acercan a las cascadas……….pero no parece excesivamente excitante. Demasiada gente y demasiada escasez de agua en este domingo estival. ![]() ![]() Las tardes son largas en verano, y aunque se ha ido nublando, no pensamos desaprovechar el tiempo que queda de luz. Así que, casi a última hora de la tarde, y tras desviarnos en el pueblo de Ensenada, estábamos emprendiendo la subida al volcán Osorno, por una estrecha y serpenteante carretera que salva en pocos km el desnivel desde el lago Llanquihue (casi a nivel del mar) hasta los 1800 m de la estación de esquí. Bosque valdiviano y coladas de lava negra, marrón, roja, se fusionan en el paisaje. Aunque la estación de esquí es un magnífico mirador sobre el lago Llanquihue, el valle del río Petrohué, y las montañas de los alrededores, yo quería acercarme más a la cumbre del volcán para apreciar mejor sus glaciares, y para observar estos colores volcánicos. Durante una caminata de una hora teníamos un mayor contacto con el entorno, subiendo hasta un cono volcánico. Observamos un panorama imponente, tanto a nuestro alrededor como allá abajo. El desnivel es brutal. Es un encuentro de hielo y volcanes. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() De regreso a puerto Varas, un atardecer asalmonado pone el broche perfecto a un día delicioso e intenso en el que hemos tenido de todo: lagos, ríos, bosques, cascadas, volcanes, e incluso glaciares colgantes. Para cenar: Cambalache, en Puerto Varas. Todo buenísimo, tanto carne como pescado, y el cordero asado al palo........aunque no conseguimos terminarlo. Noche estrellada. Etapas 22 a 24, total 39
Amanece nublado. Parece que la previsión de lluvia se va a cumplir.
Delicioso desayuno para despedirnos de Puerto Varas. En unos 20 minutos estábamos llegando a Puerto Montt desde Puerto Varas. Puerto Montt es una ciudad que, probablemente, tiene sus atractivos, pero nuestro único interés era pasar por la oficina de Naviera Austral, en la costanera, para comprar los pasajes del ferry de Hornopirén a Caleta Gonzalo para el día siguiente. Normalmente, el ferry no se llena y no es necesario reservar, pero siendo temporada alta, no queríamos correr un riesgo innecesario. Pasado Puerto Montt comienza la Carretera Austral. Justo pegada al mar, vamos recorriendo el Seno de Reloncaví. Pueblecitos de pescadores, casitas de madera salpicadas entre la vegetación y el mar, a cuyas puertas cada uno anuncia sus productos: pescado, centolla, pan amasado……………Iglesias de madera con tejuelas de alerce. Porque la madera de alerce es muuuuy resistente. Nos contaban que las láminas de madera o tejuelas duran 200 años por una cara, y al cabo de ese tiempo, les dan la vuelta, y dura otros 200 años; por eso se ha usado mucho para revestir fachadas. Pueblos pesqueros como Piedra Azul, donde las barcas de pescadores son parte de su paisaje costero. ![]() ![]() Una fina llovizna hace acto de presencia. De las varias opciones que había investigado para el día, la primera que queda descartada es la subida al Volcán Apagado. Con esta niebla, no veríamos nada desde arriba. En cambio, hace un buen día para internarnos en los bosques lluviosos…….La decisión ya estaba tomada!. Lenca es otro de esos pequeños pueblos que salpican la costa. Ahí no teníamos problema para encontrar las indicaciones de la desviación hacia el Parque Nacional del Alerce Andino. Por la estrecha pista ripiada, que en 7 Km nos lleva al punto de ingreso al parque, algunos carteles invitan a la reflexión. ![]() ![]() En la entrada al parque, bajo la fina lluvia, el guardaparques nos explica los senderos existentes. Tras pagar los 1500 CLP por persona, y con el objetivo de llegar a la laguna Chaiquenes, ya estamos dispuestos para adentrarnos en el bosque. Agradecemos la lluvia, que ha acabado con los tábanos, y podemos caminar en paz. ![]() ![]() Por un sendero muy fácil, nos vamos sumergiendo en el mundo de las hadas. Es científicamente conocido que en este bosque habita una gran diversidad de flora y fauna. Y, ciertamente, asombra durante la caminata. Tantos tipos de árboles y arbustos diferentes. Coigües, lengas, tineos, mañíos, canelos, ulmos, acompañan a los verdaderos protagonistas, los alerces, esos abuelos de los bosques chilenos, algunos milenarios, que, con su enorme porte, nos inspiran a mirar hacia arriba para descubrir sus copas que sobresalen sobre el resto de habitantes del bosque. También es obligado fijarse en sus troncos, gruesos y robustos. Por momentos, me detenía a escuchar el concierto de una orquesta de cánticos, que multitud de aves se esmeraban en ofrecernos. Y es que aquí viven carpinteros, cachuditos, torcazos, y muchas especies que se esconden tras las ramas infinitas de los árboles. Pumas, pudús, zorros, monitos del monte, completan el repertorio. Pero, lo que nunca cuentan es que uno se siente en un país de hadas………..seguro que aquí habitan seres misteriosos, no puede ser de otra forma, viendo, oyendo y sintiendo este lugar. “Quién no ha visto el bosque chileno, no conoce este planeta”. Pablo Neruda ![]() ![]() ![]() Tras casi 4 km llegamos a los Saltos del Río Chaicas, una hermosa y potente cascada que se abre paso entre la exuberancia de la selva. ![]() Sólo 100 metros más adelante, miramos hacia arriba para abarcar la envergadura de un gigante alerce milenario. Y es que los alerces pueden vivir hasta 4500 años. Símbolo de eternidad para los mapuches, que lo llamaban lahuán. Mantenían amistad con ellos y los protegían para superar la muerte. Actualmente, se encuentran en peligro de extinción. A partir de entonces, el sendero ya no es tan cómodo, aunque sin más dificultad que una cuantas piedras resbaladizas y un cruce de un pequeño río, donde la fuerza del agua se ha llevado el puente. Llegamos a la laguna Chaiquenes justo cuando la llovizna decide descansar y el sol asoma tímidamente. Un lugar de quietud, de sosiego, una laguna de aguas tranquilas envuelta entre la vegetación que puebla las laderas y llega hasta sus orillas. Un buen lugar donde descansar y reponer fuerzas. ![]() Al regreso, los rayos de sol hacían brillar las hojas mojadas, y miles de tonos de verde se iban descubriendo en las laderas y en los bordes del camino. Un paseíllo de 14 km. ![]() Descargable para GPS: es.wikiloc.com/ ...id=6194844 Retomando la Carretera Austral, llegamos a Caleta La Arena, un conjunto de casas de madera en diferentes colores, sobre el mar y al pie de verdes montañas que caen abruptamente sobre el mar, recordando paisajes de islas del Pacífico. Donde tenemos que esperar para embarcar en la barcaza que cruza, en media hora, el estuario de Reloncaví, para llevarnos a Caleta Puelche. La hora de salida de la siguiente barcaza no estaba clara. Como ya sabemos que en la Patagonia los tiempos son relativos, y hay que contrastar la información, preguntamos a varias personas. Según una, saldría dentro de hora y cuarto (un poco extraño, ya que las salidas son cada 45 minutos). Según otra, saldrá en 5 minutos………. O sea que, hicimos la media, y calculamos que estaríamos saliendo en media hora. Así, teníamos tiempo para tomarnos unos cafés. Nuestro cálculo no falló. ![]() ![]() ![]() ![]() Tras desembarcar en la rampa de Puelche, comenzamos nuestra andadura por la provincia de Palena, en el denominado Chiloé continental. Los primeros kilómetros son de un asfalto tan reciente que todavía no figura en los mapas. Una vez que termina el asfalto y empieza el ripio, nos sentimos de verdad hacia la Patagonia salvaje, hacia el inicio de una nueva aventura por la Ruta Austral. Al encontrarnos con los primeros ciclistas, me iba acordando de todos aquellos que conocimos el año pasado y que recorrieron la Ruta Austral en bici: Pepe e Isabel, los canadienses Caroline y su marido, los estadounidenses, la pandilla de jóvenes alemanes……….Todos los que nos cruzamos hoy van caminando bajo la lluvia, empujando la bici. Son unos valientes, pero se les ve sobrepasados. ¡Eso sí que es una aventura!. ![]() Poco antes de Hornopirén las vistas se despejan, dejándonos entrever un bonito paisaje de la costa. Hornopirén es nuestro destino final del día. Un pueblecito al borde del fiordo, sobre el que caen las montañas. En este lugar, las montañas se permiten el capricho de rozar el mar. Sus 2400 habitantes están íntimamente unidos al mar y al fiordo: pesca, cultivos de salmón, y actividades relacionadas con el turismo de embarque hacia la Ruta Austral. Ubicado en un enclave magnífico, en un pequeño puerto protegido por montañas, en el corazón del fiordo Leptetú, donde no falta de nada: farmacia, gasolinera, centro de salud, tiendas, alojamientos… Para dormir: Hotel Oecklers. Desde el principio me dio mala espina, y pensé que nos la iba a jugar. Aunque había reservado, la reserva no estaba anotada. De todas formas, tuvimos sitio porque otros clientes nunca llegaron. Etapas 22 a 24, total 39
Un relieve extremadamente abrupto impide la continuación por tierra desde Hornopirén hacia el sur. La Ruta Austral se interrumpe para dar paso a un tramo de navegación por el fiordo Leptetú.
En el embarcadero de Hornopirén hacíamos cola desde las 9:30 am, en un día completamente nublado y de lluvia intensa.Yo aprovechaba el tiempo de espera para comprar pan amasado recién hecho y empanadas de marisco. Las dos últimas semanas soleadas estaban preocupando a los habitantes del pueblo, que reciben la lluvia como una necesidad para sus árboles. ![]() ![]() ![]() Aunque la fila de coches para embarcar a la barcaza era larga, nos la saltamos y embarcamos al principio, gracias a que ayer reservamos y pagamos por adelantado. En el exterior diluvia, y la niebla oculta las montañas, que caen verticalmente al mar. Mientras navegábamos por el fiordo, la sensación era de estar en un mundo irreal. La cortina de lluvia sobre el fiordo, la niebla descolgándose por las montañas, fluyendo y jugueteando con ellas, las selvas impenetrables, lugares nunca pisados por el hombre. Entre islas y fiordos. Pasadas las islas de Los Ciervos y Llancahue, nos adentramos en el fiordo Leptetú, con pequeños criaderos salmoneros, sólo accesibles por barco. Una naturaleza no colonizada, que, desde la cubierta del ferry, sentía en plenitud, mientras la mayoría de pasajeros se entretenían con la estridente película que proyectaban en cabina. “Si la Patagonia te recibe con sol, disfrútalo. Si te recibe con lluvia, estarás conociendo la auténtica Patagonia.”………frase que varias veces me han dicho ya. Una fiesta de nubes, montañas y agua, donde sólo somos unos invitados pasajeros. ![]() ![]() ![]() ![]() La lluvia ha ido formando cascadas, que caen de cientos de metros de altura, por las paredes verticales, brillando entre la niebla. Paisaje de ensueño en un día de perros. Un chileno me comentaba que, por muchas veces que repite este trayecto, nunca deja de asombrase con este paisaje. Que con lluvia impresiona y con sol es increíble. ![]() Arribábamos en la rampa de Leptetú transcurridas 3 h y media de navegación. Un lugar espectacular, bajo una lluvia intensa. Las cascadas caen cada vez con más fuerza. Desembarcamos para recorrer en coche los 10 km de carretera aislada que conduce al embarcadero de Fiordo Largo, cruzando la península Huequi. Y con 14 ºC, ¡vaya veranito en el sur del mundo! Estamos entre el paralelo 42 y 43 º, igual que Galicia, pero en el cono sur. Aquí llueve muchísimo más, 6 m al año, frente a poco más de 1 m en Galicia. Un tiempo de espera durante el cual no queda más remedio que aplicar el dicho: “En la Patagonia, quién se apura, pierde el tiempo”. Porque la espera resultó ser de más de 2 h, durante la cual pasaron por el MP3 del coche canciones y más canciones. Y yo, aprovechando para redactar el diario. Había que esperar la pleamar para poder cruzar. El diluvio continuaba. ![]() Con 2 h de retraso llegamos a Caleta Gonzalo, puerta de entrada al Parque Pumalín, declarado Santuario de la Naturaleza en 2005. En Caleta Gonzalo, la oficina de información del parque, unas pocas cabañas y una cafetería son los únicos indicios de vida humana, en un lugar alucinante, envuelto en la selva, y con altas paredes verticales que caen hasta el mar, rebosantes de cascadas. ![]() De Caleta Gonzalo a Chaitén, en 60 km, la carretera atraviesa el Parque Pumalín, considerado uno de los bordes costeros más espectaculares del mundo. De propiedad privada, Douglas Tompkins (el fundador de North Face y Esprit), montañero amante de la Patagonia, ha puesto todo su empeño en proteger este lugar, comprando estas tierras para formar un parque natural. Enormes hojas de nalcas y de helechos a ambos lados de la carretera, un lugar donde la palabra exuberancia no conoce límites. Incontables cascadas cayendo por todas partes, ríos potentes, y las montañas de los Andes, que en esta zona han insistido en acercarse al mar. ![]() ![]() ![]() No queríamos que el Parque Pumalín pasara por nuestras vidas como un fantasma, conociéndolo sólo desde el coche. El diluvio no cesaba, pero…..¿para qué se ha inventado el goretex?. Aunque, tampoco pretendíamos que nos salieran escamas, por lo que elegimos el sendero más corto de todos los que ofrece el parque, el de los Alerces, de sólo 1 km de longitud, pero suficiente para empaparnos. Más que trekking, parecía que estábamos haciendo esquí acuático. Por el sendero cruzamos un río por un puente colgante de madera, conocimos varios alerces, algunos de hasta 3000 años, y tuvimos un contacto más directo con la brutal naturaleza de este privilegiado rincón del mundo. ![]() ![]() La carretera avanza entre la vegetación, los ríos bajan con una fuerza bestial, las cascadas se suceden una tras otra al borde de la carretera. Boquiabiertos de sentirnos en un paisaje tan brutal. ¡Alucinante! Y nosotros, aquí. Selvas costeras con miles de especies de plantas, que llegan hasta el océano, aunque hoy sólo divisamos las cumbres muy tenuemente. Emocionados ante semejante espectáculo de agua y vegetación. UN MUNDO SALVAJE. ![]() ![]() En los últimos kilómetros, nos acercamos al mar. Poco antes de Chaitén empezamos a apreciar los efectos del volcán, árboles devastados, suelos cubiertos de cenizas del volcán Chaitén, que arrasó el pueblo en 2008, y ahora resurge de sus cenizas. En Chaitén: Para dormir: Hotel Mi Casa Para comer: Restaurante Volcán. Aquí probé un pescado local que estaba muy rico, llamado Sierra. La estufa encendida en pleno verano. Ya echaba de menos este olor a leña patagónica. Como todas las noches, ojeaba libros sobre Chile, y me apunté 2 frases que me llamaron especialmente la atención: “Todo en este continente austral ha sido creado a gran escala”. Charles Darwin “Quizás La Patagonia sea el borde del mundo. Es el refugio poético de la tierra” Chris Moss Etapas 22 a 24, total 39
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