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El paseo por las murallas está siendo más tranquilo que a nivel del mar. Empezamos a encontrarnos a muchos, muchos gatos que hacen su vida pasando olímpicamente de los que por allí deambulamos. Llegamos al extremo y ya descendemos a la altura de la Colegiata de Santa María.
La Colegiata de Santa María fue construida a principios del siglo XIII en estilo románico. En un altar está la figura momificada de la beata Hosana guardada en un sarcófago de cristal. Las manos de la momia son visibles sobre el pecho y el resto del cuerpo está cubierto con un hábito de la monja y la cara con una máscara. Esta monja beata se da la circunstancia de que es patrona de Kotor.
Para variar la iglesia está cerrada y no ponía días y horas de apertura por lo que nos quedamos sin ver su interior. Lo que sí hicimos es parar en la plaza aledaña y beber agua de la fuente que hay allí instalada. Estaba fresquita y nos vino bien para pasar un poco la calor que estaba apretando en esa hora.
Encaminamos nuestros pasos a la Plaza de San Lucas y pasamos por delante de la calle que da acceso a los escalones que permiten subir a la parte alta de la ciudad, concretamente al castillo de San Juan desde se obtiene una vista panorámica de la ciudad, el puerto y el fiordo.
Nosotros en su momento descartamos subir los más de 1.300 escalones que componen la subida por el esfuerzo que ello iba a suponer y teniendo en cuenta nuestra condición física y el manifiestamente mejorable estado de conservación de aquéllos. Esto queda también para una futura e indeterminada vuelta a Kotor. Hay que tener en cuenta también que aquí se sigue el lema de la mítica serie “Fama”: “Tenéis muchos sueños, buscáis la fama. Pero la fama cuesta. Pues aquí es donde vais a empezar a pagar, con sudor”. Y no sólo con sudor porque el acceso a los escalones ya tiene un coste en 2024 de 15 euros.
Continuando el paseo y según nos volvemos a adentrar en el casco histórico el gentío vuelve a ser importante. Llegamos a la Plaza de San Lucas donde se encuentran la Iglesia de San Nicolás y la Iglesia de San Lucas.
La Iglesia de San Nicolás, construida en 1909 en estilo neobizantino, destaca por ondear una bandera de la iglesia ortodoxa serbia en la fachada, por su bello iconostasio neoclásico en su interior y por los 2 campanarios con cúpulas negras y cruces doradas. La entrada es gratuita.
Pese a ser una iglesia ortodoxa como las que hemos visto los días atrás en Grecia, ésta parece como más sobria, más fría. Me ha gustado más el ambiente en las griegas, la verdad.
Nada más salir de esta iglesia te encuentras la Iglesia de San Lucas.
La iglesia de San Lucas, edificada a finales del siglo XII, es románica en el exterior, mientras que el interior es de estilo bizantino con la curiosidad de tener dos altares, uno ortodoxo y otro católico. Originariamente esta iglesia fue el principal templo católico de la ciudad, pero la llegada masiva de refugiados montenegrinos huyendo de los turcos a mediados del s. XVII llevó a que se instalara un altar ortodoxo en la iglesia y de ahí esta peculiaridad. Es el único edificio histórico que no ha sufrido grandes daños durante los terremotos que destruyeron la ciudad en el pasado milenio. El acceso es gratuito.
La iglesia es pequeña y la vemos rápido porque también es bastante sencilla en su decoración.
Desde allí nos dirigimos al siguiente punto de interés, el Museo Marítimo de Kotor.
El Museo Marítimo, situado en un antiguo palacio veneciano, recoge todo lo relacionado entre el mar y la ciudad de Kotor con una extensa colección de objectos navales como mapas, maquetas de barcos, armas, escudos nobiliarios o trajes típicos de la zona.
Entramos al museo y ya empezamos con las novedades. Según su propia página web la entrada al museo cuesta 4 euros e incluye una audioguía con 4 idiomas disponibles (incluido el español). Pues no, este año la entrada ha subido a 6 euros y la audioguía sólo está en inglés. Bueno, pasamos por el aro y para adentro que subimos pues el acceso es en la planta baja pero el museo en sí ocupa la 1ª y la 2ª.
El museo es bastante interesante porque toca bastantes palos: recreación de estancias de mercaderes locales adinerados, maquetas de barcos de varias épocas, cartas de navegación, cuadros, armería, condecoraciones e insignias, material marinero o vestimentas de gala. No es muy grande y se recorre en poco tiempo. Merece la pena la visita , sin duda.
Tras el museo nos acercamos a la Catedral de San Trifón.
La Catedral de San Trifón, construida en el siglo XII, es una de las más antiguas de los Balcanes y una de las dos únicas catedrales católicas de Montenegro. Conjuga el estilo románico de su arquitectura con añadidos del barroco. Está consagrada a San Trifón que fue mártir en el siglo III defendiendo la fe y un santo muy venerado por la iglesia ortodoxa. Sus reliquias están en una urna de mármol que sostienen dos ángeles y el sarcófago de plata contiene las reliquias del cuerpo y la urna dorada la cabeza del santo.
La inflación continúa haciendo de las suyas. Se supone que la entrada cuesta 3 euros pero en el 2024 ha subido a 4 euros. Pagamos la entrada y accedemos al recinto catedralicio. Es amplio y diáfano y destaca el altar así como su cimborrio.
Subimos a la parte superior de la catedral donde está el museo y en el que se exhiben diferentes objetos, esculturas y pinturas. La entrada también permite salir a la balaustrada entre torres desde donde se divisa la plaza, llena de turistas y restaurantes. A destacar también y recomendable de visitar.
Dado que hoy no tenemos internet y no tenemos acceso al Google Maps vamos a la vieja usanza con planos en papel y medio nos orientamos para ir al último punto de interés de la jornada. La nomenclatura de las calles, si existe, es complicada de seguir y el plano tampoco es muy específico porque sólo marca las calles principales y las plazas por lo que tiramos de instinto, seguimos la riada de gente y llegamos a la Puerta Sur (Gurdic Gate).
En este punto se puede salir de la ciudad amurallada por esta puerta para ver los altos muros fortificados, la torre de defensa Gurdic y un puente levadizo rodeado de un foso lleno de agua. También se pueden subir unas escaleras y acceder a la muralla para ver desde arriba el foso y el puerto.
Finalizamos la visita a lo que teníamos marcado y desandamos camino para volver a la puerta del mar y enfilar hasta la zona de embarque en los tenders para regresar al crucero. A lo tonto, se ha pasado la mañana en un periquete.
De lo que resta de día, porque todavía hay mucho y bueno que disfrutar, se dará cuenta en la siguiente etapa.
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